CAPÍTULO IV

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OCTUBRE

Jacob se había molestado con ella por haberlo dejado solo, tuvo que inventarle que lo que había comido le había caído tan mal que buscó quién la llevara a la civilización y terminó en un hospital, él no le había creído, la había mirado con escepticismo e incluso le había preguntado si tenía algún enamorado, hasta el momento él nunca había mostrado sus intenciones, siempre escondía su preocupación en caridad, pero había sido tal el malestar del pavo real que ella le hubiese hecho un desplante que no había ocultado su molestia.

Como pudo lo calmó, casi se le echó a llorar expresándole cuánto lo lamentaba, también le dijo que su amistad era muy importante porque era el único que le había tendido la mano, se le había acercado tanto que jugueteó con las solapas de su traje, lo vio tensarse y tragar saliva, ciertamente era el día que más cerca había estado de él, su boca incluso estaba a escasos centímetros del hombre, se mordió el labio y movió ligeramente sus pestañas.

Él la miraba fijamente como si estuviera hipnotizado, notó cómo se le acercaba y ella se movió juguetona poniendo nuevamente cierta distancia, pero siguió estando melosa, lo había recibido con un ligero short de franela, se estaba casi que congelando, pero lo hizo con la intención de que sus largas y torneadas piernas sirvieran como distractor.

Rebecca sabía que él se iba a molestar y no podía permitirse sacarlo de casillas, ser complaciente con él era algo que tenía que hacer, de lo contrario perdería lo poco que había ganado. Ella se sentó en el sofá frente a él y recogió sus piernas siendo consciente que en esa posición él podía ver el comienzo de su trasero, no le enseñaba nada que no se viera con un traje de baño, pero eso sin duda alguna lo tenía loco, su mirada lujuriosa y el atisbo de erección se lo confirmaban.

Toda la vida le habían dicho que era una bomba sexual, la sensualidad y la seducción le eran tan innatos que ni siquiera tenía que proponérselo para generar ese efecto, sin embargo con Jacob Clifford llevaba un tiempo haciendo esas cosas, que antes eran espontáneas e inconscientes, como actos conscientes servidos a su entera disposición, toda su vida había actuado bien, como una señorita bien educada, pero eso de nada le había servido.

No planeaba acostarse con ese hombre para obtener información, esos métodos le parecían viles, pero necesitaba hacerle creer que su cuerpo podría ser el premio si él se portaba bien, de manera que su berrinche de pavo real herido se fue por el caño ante sutiles muestras de poder caer en sus encantos en un futuro cercano y sin más le había solicitado compañía para uno de sus eventos, con la excusa de sacarla a ella de su miseria.

Ese día en particular la había invitado a una cena que para él era muy importante, una vez fue aceptado como el candidato del partido republicano para uno de los escandios en la cámara de representantes, debía conseguir los fondos para su campaña, esto era muy significativo porque de no obtenerlos perdería el apoyo del partido, en la política lo que más primaba era eso, no importaban las propuestas sino cuántos donativos para tu campaña podías conseguir.

El juego era en apariencia sencillo: los invitabas a cenas, hablabas con ellos, los convencías de por qué era una grandiosa idea financiarte y después ya verían cómo cobrarte la inversión, porque en política nada era un donativo, era una inversión, nadie perdía, todos ganaban. El líder político se convencía a sí mismo que adquiría poder, sin embargo para Rebecca no había tal cosa, eran simples monigotes de los grandes empresarios a los que les habían vendido el alma a cambio del financiamiento para sus costosas campañas.

Para Jacob Clifford como para cualquiera de los hombres que aspiraba a la política el dinero para las campañas era fundamental, una campaña electoral era demasiado costosa, se necesitaba costear muchos gastos que incluían la oficina de campaña en la que todos los monitos hacían malabares para dejar bien al candidato para el que trabajaban, desde luego esos monitos cobraban bastante por los favores.

EL DÉCIMO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora