CAPÍTULO XXII

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Metió la llave en la cerradura y la movió con cuidado de no hacer ruido, sabía que Edna no era particularmente madrugadora, pero lo era menos después de una noche por fuera, apenas logró abrir la puerta se quitó los tacones suavemente y caminó de puntillas, aunque el piso era de madera y rechinaba.

Miró la escena en silencio con una sonrisa en sus labios, Marco Aurelio estaba acostado en la almohada del lado derecho a Edna y Fabriccio lo hacía en sus pies, era increíble que Edna hubiera conseguido lo que ella y François no habían logrado en días: lograr que sus dos gatos estuvieran en el mismo espacio sin que Fabriccio intentara matar a Marco Aurelio.

Se quitó el vestido y caminó en topless hasta su maleta extrayendo nueva ropa, tomó la primera falda y blusa que aparecieron, la falda era blanca con un fondo de lirios y la blusa era una básica de color rosa pálido, nuevamente se dirigió hasta el baño con la ropa en sus manos, tenía el tiempo preciso para arreglarse e ir a esa cita con Matthew, de manera que no se demoró mucho en la ducha, se metió en sus prendas y corrió en puntillas nuevamente hasta su maleta extrayendo su cosmetiquera necesitaba cubrir sus ojeras.

Era poco lo que había dormido esa noche y no precisamente porque hubiese tenido una nueva sesión de sexo, sino que al contrario se había visto a sí misma constantemente evitando las riñas entre Thomas y François, ambos estaban con una actitud displicente hacia el otro que iba desde la sátira hasta los reproches, esa tensión entre ellos dos había estado mil veces peor que la que existía entre Thomas y Jullian, empezaba a preguntarse si quien generaba esos cambios tan abruptos de personalidad en las personas era Thomas, porque era el común denominador entre ambas situaciones.

Realmente había desconocido a François él a menudo era tan tranquilo y pasivo, pero allí con Thomas había asumido una postura que rayaba entre lo pasivo agresivo. Junto sus labios para emparejar el labial rosa que acababa de aplicarse y volvió a pensar por qué a ella Thomas no le parecía para nada antipático, si, era un tío oscuro, evidentemente o no hubiera desaparecido a Jacob, no obstante con ella incluso era tierno, pero realmente esa noche por poco y le dice tarado a François, así que también le había asombrado un poco esto.

Tampoco comprendía por qué ninguno de los dos le había dicho que se conocían, bueno era evidente que se conocían realmente eso no era lo que la aterraba, sino que estuvieran trabajando juntos en la misma investigación que llevaban a cabo Thomas, Jullian y ella, aunque realmente si se lo preguntaban Thomas y François no lograban hacer un trabajo en equipo, sólo estaban ahí en una guerra de meadas a ver cuál sabía más que el otro.

Negó con su cabeza, sobreanalizar sus conductas no iba a ayudarlos en nada, por ahora necesitaba organizar las fichas de ese rompecabezas, revisar de qué iba cada cosa y ver si era posible encajar algunos datos con los otros, a la fecha sabía que Jacques LeBlanc estaba involucrado en ilícitos de lavado de dinero, pues aunque en los últimos documentos que habían salido a la luz no había revelado nada, François sí lo había insinuado la noche anterior, en el momento que aseveró la procedencia ilegal de la fortuna de su familia, hecho que guardaba relación con su lejanía de todo y con la persecución que se gestaba a su alrededor, al parecer buscaban presionarlo a como diera lugar para seguir en esas actividades delictivas.

Sin embargo si dichas actividades tenían o no que ver con lo que ella suponía, aún no lo sabían, había tan pocas claridades, su instinto le decía que el padre de François había estado vinculado con los traficantes de armas Rusos, no obstante por mucho que había escarbado no había encontrado el eslabón perdido que conectara una cosa con la otra.

Para Rebecca era fácil asumirlo porque los acosos que le habían brindado los últimos meses seguían un patrón muy similar a la manera como los sanguinarios que la secuestraron actuaban y sin duda con las fotografías de Rabah desmembrado le habían dejado claro que el asunto en los campos de concentración era la razón por la que la secuestraron y no simplemente por el descuido de Manuel de llevar su pase de prensa, era como si los hubiesen estado buscando.

EL DÉCIMO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora