CAPÍTULO XI

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FEBRERO

Lo que tenía en esas carpetas era una carnicería, en una había un perfil criminológico, en realidad dos porque Thomas tenía la seria sospecha que no se trataba del mismo sujeto: las conductas en apariencia eran similares, la forma como quedaba el cadáver en la escena del crimen, la falta siempre de alguna parte del cuerpo, también el hecho de que los crímenes no parecía que estuviesen motivados por aspiraciones sexuales en ambos casos.

Sin embargo las diferencias empezaban a saltar cuando se iba al más allá del detalle en primer lugar algunos cuerpos no habían evidencias de reacción vital de los organismos ante los cortes realizados, lo que significaba que estos últimos no se efectúa mientras las víctimas estaban vivas, en otros las lecciones eran pre mortem, lo cual indicaba todo lo contrario.

En algunos casos el perfil criminológico se inclinaba por un sujeto con una racionalidad operativa, cuyo fondo era un fin muy egoísta, se podía ver que tenía plena consciencia de su actuar, pero carecía por completo de empatía, no habían signos de consciencia moral, aunque sabía que lo que hacía era malo, era un sociópata tal cual como Thomas le había sugerido.

El otro en cambio parecía operar en unas lógicas distintas, si había moralidad en el acto, todo estaba servido como una suerte de escena que sirviera para moralizar al espectador, pretendía ser una especie de justiciero basado en su propia concepción del bien y el mal. Este sujeto hacía los cortes pre mortem, además se presumía tenía cierta posición social y un grado de cultura alto pues las escenificaciones estaban meticulosamente estudiadas.

Tenía 19 expedientes cada uno contenía fotografías de la escena del crimen, información de la víctima y detalles del modus operandi del posible agresor, los había dividido, 10 de esos tenían un modo de proceder congruente con el caníbal que retiraba los órganos pre mortem y los otros 9 eran post mortem, curiosamente las víctimas que a Rebecca le interesaban estaban en esa segunda clasificación, incluyendo al heredero de empresas Schütz, Gerhard, no habían encontrado el cuerpo sólo la cabeza que había sido decapitada post mortem, ésta fue hallada en una casa abandonada en la ciudad de Nueva York, a pesar que él había desaparecido en la ciudad de Londres ocho meses atrás.

En ese mundo las cabezas atravesaban un océano y terminaban en las manos de Marie Keller, ella arqueó sus cejas, llevaba un rato sintiéndose profundamente asqueada con los detalles escabrosos que habían en esos expedientes, pero eso aumentó su dolor de estómago, se le revolvieron las entrañas, no entendía por qué todos los caminos conducían a Roma, es decir, a Marie Keller, esa mujer al parecer no sólo era una celosa resentida, sino que también parecía estar involucrada en cosas demasiado pesadas.

Dejo el expediente cuando el timbre sonó, se tocó el pecho sobresaltada y caminó hasta la puerta acariciando el botón del pánico en su pulsera. Cuando abrió notó que era su molesto vecino Logan con una refractaria en sus manos sosteniendola con unos guantes de cocina, ella se hizo a un lado dejándolo pasar, ya se había vuelto habitual que le llevara las cosas que preparaba, las dejaba en la encimera, le decía un par de palabras y se marchaba.

-No sé por qué insiste en traerme comida, ya le he dicho que no es necesario- Le dijo caminando tras él hasta la cocina, donde Logan dejó la refractaria y se giró.

-Yo no estoy tan seguro de eso Rebecca, si no te traigo comida te dejarías morir de hambre, ni siquiera vas a mercar- Rebecca torció los ojos.

-Realmente es enfermo que me espíe.

-No hace falta mujer, ya te dije que las paredes son delgadas y jamás vienes con bolsas, además tu refri mantiene vació.

Logan abrió el refrigerador sin previo aviso graficándole lo que acababa de decir, luego él abrió el contenido de la refractaria sirviéndole un poco, el olor a estofado le llegó a sus fosas nasales, haciendo que sus ganas de vomitar se intensificaran, de manera inevitable se acercó al fregadero y dejó rastros de comida no digerida en él, Logan la miró plano, sin hacer gestos de asco.

EL DÉCIMO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora