EL DÉCIMO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro3

CAPÍTULO XXVII

Contrario de lo que ha pasado en los capítulos anteriores éste no fue tan complicado de hacer, me tomó dos sentadas, de manera que se los pongo antes porque han sido pacientes con mi demora.

Lo acabo de terminar así que está fresquito.

La canción me encanta y me parece que describe a la perfección lo que Rebecca representa.

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Rebecca miraba por la ventana, tenía la cabeza apoyada en el vidrio del auto, aunque no era una posición cómoda, ella no pensaba en eso, estaba totalmente abstraída. François conducía y Marianne iba en el puesto de atrás, todos estaban en silencio, pero aunque ellos estuvieran hablando ella no lo haría, así se había pasado la mayor parte del tiempo.

Ni siquiera había discutido con François por el hecho de que a pesar de su lesión de rodilla él insistiera en manejar, no le dijo nada, era un hombre adulto que tendría que decidir cómo cuidar de sí mismo, la verdad ella no se sentía con fuerzas de reñir con nadie, hablar implicaba mucho para ella.

En la radio sonaba Stitches de Shawn Mendes, eso la hizo dejar de mirar la ventana y poner su vista fija en el reproductor del lujoso automóvil que François había rentado, cada letra se sentía como una puñalada, porque ella se sentía de una manera similar, pero no producto del desamor o quizás si, por el desamor a sí misma, por esa suerte de tristeza que no tenía un asidero, al menos había sido valiente como para moverse y salir de la casa de sus padres.

Como bien lo decía esa canción "got a feeling that I'm going under but I know that I'll make it out alive" [Tengo la sensación de que estoy yéndome a pique, pero sé que conseguiré salir con vida] Debía hacerlo, no tenía de otra, la vida no se paraba aunque ella estuviera parada, todo el mundo se seguía moviendo, lamentablemente no podía abandonar ese barco en el que se había subido meses atrás, no podía porque ya estaba demasiado untada, demasiado involucrada, habían momentos sin retornos y ella estaba en uno, así que por mucho que no lo deseara tenía que seguir, seguir con todo.

En ese instante metió la mano en su bolsillo y le entregó la USB a François, él la miró con asombro frunciendo el ceño, como si no entendiera por qué se la devolvía.

-Ya estás aquí- contestó a la pregunta no formulada- yo sólo te la estaba cuidando mientras tú regresabas y continuabas con tu propia investigación.

Entonces la miró con ternura y le dijo que ese era un regalo, el regalo más extraño que le habían hecho, teniendo en cuenta que con eso podía acabar con todo lo que su familia había construido por años y no sólo se trataba de las pérdidas económicas sino el centenar de investigaciones que se les vendrían a todos los miembros que sobrevivieron a Jacques LeBlanc, ella sabía cómo funcionaban esas cosas, cada uno sería mirado con lupa, desconfiarían de su desconocimiento, serían acusados por complicidad y encubrimiento, además de uso de dineros ilícitos.

-François ¿tú estás seguro?- Lo miró asustada- Esto podría destruirte la vida, la tuya, la de tu madre y tus hermanos.

-Lo sé, sé que esto cambiara por completo el apellido LeBlanc, pero mientras buscaba esta información, era precisamente lo que quería: encontrar a los responsables de tu secuestro y no sentirme asqueado de mi apellido. Sé que por años viví en un mundo que no entendía pero ahora que sé en dónde estaba inmerso, no puedo dejar las cosas tal y como están. No he podido protegerte como es debido, pero tal y como te lo dije antes esto es tuyo, estemos o no juntos es algo enteramente tuyo.

Rebecca asintió y volvió a guardar la USB, él volvía a repetirle eso de no estar juntos, ya era una constante que le hablara de eso, debido a ello suspiró y miró por la ventana de nuevo, no quería a hablar con Marianne en el auto, no porque no confiara en ella, sino que la pondría en una posición incómoda si se ponía a discutir con François de la actitud con la que venía, siempre alimentándole la idea de que efectivamente eran un naufragio.