Todas las imágenes que les comparto en este capítulo son ilustraciones de Benjamín Lacombe y salen directamente de mi propio libro.
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Bostezo por enésima vez esa mañana, tenía mucho sueño, la moraleja del cuento es que no debía trasnocharse en días de semana, sin embargo bien que había valido la pena se sonrió cenicienta, hasta que su molesto jefe dejó caer un serró de papeles en su escritorio, ella lo miró desde arriba entrecerrando sus ojos sin poder ocultar su molestia, ese tío era como una hostia en el culo, así se sentía.
Evitó torcer los ojos y tomó los papeles, maldito hijo de la gran perra, le chocaba ese sujeto, era de esas personas que se les subía un puesto a la cabeza, soltó el aire repitiéndose que al menos estaba en Madrid y eso era mejor que la emisora en Washington, se mordió el labio al pensar en esa ciudad, no habían vuelto a llamarla en torno a la investigación sobre el asesinato de Jacob, eso aún la descomponía, el saber de lo que ella era capaz, el doctor Abad estaba equivocado, no es como si ella se disociara o pretendiera hacerlo, pero realmente había una parte muy oscura que la habitaba y sentía miedo de ella misma.
Dejó de lado el mamotreto de papeles que había puesto Agustí y decidió hacer una búsqueda diferente, miró qué decían los diarios de la muerte de Jacob efectivamente lo habían vinculado con el asesino caníbal y se especulaba que era un atentado más centrado en la figura del congreso que en Jacob en sí mismo, ella torció la boca, al leer se podía sentir casi que de inmediato como su colega intentaba manipular la opinión, así que no era un artículo fidedigno, el problema es que dudaba que alguien tuviera los cojones de decir la verdad.
Jacob era un político corrupto, pero era uno de tantos, ahora su figura se usaba como simbolismo de sacrificio y hasta heroísmo, porque intentaban que el pueblo creyese que había muerto por perseguir sus ideales, que era sólo una víctima de lo mal que funcionaba la humanidad, pero ella sabía que por personas como él era que la humanidad funcionaba mal, Jacob había sido una escoria en vida y lo era también muerto, le parecía enfermo que usaran su imagen como símbolo de una campaña de su partido para ganar votos.
Eso hizo que sintiera su estómago revuelto, Rebecca no era mejor, pero no andaba por ahí usando su rostro para evocar a la justicia, hoy en día al menos se reconocía a sí misma que lo único que buscaba con todo eso era fines egoístas, no sentía que ni su secuestro, ni la forma en como su vida se había destruido posterior a eso debiera quedarse en vano, si bien ella hablaría también por las víctimas también hablaba por ella, deseaba que la dejaran en paz, poder pasar una noche sin pesadillas, ir por la calle sin sentir miedo, eso deseaba.
Pensó nuevamente en el asesino caníbal y la teoría de Thomas de su inexistencia, no comprendía si eso era o no una verdad, con Thomas ya no sabía nada, pero si acaso era cierto le surgían muchos interrogantes ¿quién estaba jugando a ser una asesino en serie y cuál era el objetivo? También se cuestionó por qué actuar como dos personas distintas, uno pre mortem y otro post mortem y por qué sólo el post mortem parecía estar vinculado con los ilícitos, porque el otro lo hacía más como pseudo ritual religioso cuyas escogencias demarcaban otro tipo de motivación.
Movió sus piernas de manera estereotipada por la ansiedad que le generaba todo eso, no era bueno para una persona con un trastorno de ansiedad someterse a tanto estrés eso se lo había advertido el psiquiatra, el mismo doctor Castilla que se había prestado para formularla sin siquiera evaluarla en años, pero Rebecca sabía que en eso no mentía porque al tiempo se comía las uñas pensando en qué se le estaba escapando.
¿Cómo encajaba la familia Keller en eso? Al pensar en ello nuevamente desconfió de Thomas, quizás le había dicho que los asesinos caníbales no existían sólo por desviar su atención de Marie, ella se rascó la cabeza inquieta, ¿sería muy desalmada no tener piedad de nadie? Tal y como estaban las cosas lo único que buscaba es que quien fuera el responsable pagara o al menos se detuvieran, estaban destruyendo tantas vidas y sospechaba que sólo era por dinero y poder.
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EL DÉCIMO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro3
RomanceEste es el tercer libro de una saga, el primero se llama "El Sexto Mandamiento", el segundo "El Octavo Mandamiento" y el cuarto "El Quinto Mandamiento". Rebecca sabe que no tiene nada: no tiene empleo, está a punto de perder su apartamento y el hom...