CAPÍTULO XXIV

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No lograba parpadear, vivía todo eso como en cámara lenta, cada palabra era más difícil de digerir que la anterior, afortunadamente la mayor parte del tiempo era su padre quien hablaba o si no le quedaba de otra ella lo hacía, pero todo con el aval de él, lo que la tenía tan atónita en ese instante es lo que le habían preguntado.

Tal y como lo pensó la cuestionaban por la noche en la cual Jacob había desaparecido, para el detective Miller era curioso que ella hubiese ido a un hospital pidiendo atención por violencia de género, tenían incluso una declaración del médico que la atendió, quien había asegurado que su comportamiento y el de su novio había sido sumamente extraño.

En ese momento sintió la mirada inclemente de su padre, ella no le había contado nada de eso, hacía parte de sus mentiras, en eso por tanto él se abstuvo de aconsejarle callar o hablar y el detective era insistente en que le relatase ese incidente, no tuvo otra opción que hacerlo con más mentiras, las mismas que le había contado al dichoso médico de pacotilla.

-Esa noche iba camino a mi casa y un hombre me abordó para asaltarme y tratar de propasarse conmigo, afortunadamente mi novio estaba cerca y pudo evitarlo.

-¿Por qué no denunciaron el hecho?-Le recriminó el detective Miller incrédulo.

-Lo primero que mi novio pensó fue brindarme una atención médica, estaba preocupado por mí.

-Eso no fue lo que le pregunté- señaló el detective, Rebecca evitó mirar al techo, si lo hacía sería tomado como una vacilación, ella era periodista, el lenguaje corporal era parte de la comunicación y por ende había sido parte de su adiestramiento, así que aunque quería hacerlo, se mantuvo calma.

-No fuimos porque en el hospital lo acusaron a él de violentarme, creímos infructuoso llevar a cabo una denuncia cuando él sería el sospechoso y no mi verdadero atacante, así que después de salir de la clínica él me llevó a la casa y estuvo conmigo toda la noche.

-No entiendo qué tiene que ver ese incidente aislado con su caso- Intervino Juan Alberto dirigiéndose al detective, éste último lo miró.

-Verá hace dos días le llegó una mano del candidato Clifford a su esposa y otra a su padre, estaban muy bien conservadas, pero los estudios forenses indican que fueron retiradas del cuerpo del candidato esa noche. Es curioso que su hija haya tenido un incidente como ese, no haya querido denunciarlo y el candidato haya desaparecido, otro hecho curioso que no mencionó la señorita Bracho es que el candidato sabía que ella no era Julieta de Aragón- Rebecca en ese instante abrió mucho los ojos fingiéndose sorprendida.

-Será porque lo desconocía- habló ella calma.

-Eso no me queda muy claro, porque según allegados al candidato, él estaba muy molesto por conocer esta información, bien pudo haber sido él su atacante- Rebecca se mantuvo impávida, le costó años de manejo ante cámaras para mantener esa expresión serena, porque ese hombre le estaba diciendo lo que precisamente había ocurrido.

-Ya le dije que si quiere me puedo someter al polígrafo, no veo a Jacob desde el mes de diciembre- Planteó ella tranquila, pero insistente, el detective Miller en cambio la miró entrecerrando sus ojos en un gesto claro de desconfianza.

-Mi clienta siempre ha estado muy dispuesta en colaborar con la justicia, en cuanto usted le llamó no le importó arriesgar su vida en medio de la noche para irme a buscar, así que guárdese sus acusaciones.- Expresó Juan Alberto con su pose de abogado, ella lo miró de alguna manera sorprendida, todo ese tiempo ni le había hablado, pero su padre creía en ella o al menos era lo que le quería mostrar al detective.

-Eso lo sabemos abogado, pero no deja de ser sospechoso todo su proceder de esa noche, de todas maneras ya citamos al portero de su unidad de apartamentos, solicitamos los vídeos de grabación y también citamos a su novio, así que cualquier cosa nos estaremos viendo de nuevo señorita Bracho.- Rebecca lo miró altiva.

EL DÉCIMO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora