Once

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Narra Alicia.

A la mañana siguente, me despierto con un entusiasmo que no es propio de mí.
Estoy un poco nerviosa la verdad, será porque tal vez quede con un chico a solas por primera vez en mi vida.

Le echo un ojo al móvil, no hay nada nuevo.

Me levanto, hago la cama, y abro la ventana para que se ventile la habitación.

¿Volverá a asomarse a la ventana?

Ojalá que no, por Dios.

Bajo las escaleras, y voy a la cocina. Camila ya me tiene preparado el desayuno, como todas las mañanas.

—Señorita, su madre me recordó, que tiene dinero encima de su mesa del despacho, para que pueda usted comprarse algo, y salga a la calle. —me dice Camila.

—Vale, muchas gracias.

Termino de desayunar, voy hacia el despacho, y cojo los 100€ que mi madre ha dejado para mí.
Como ella no está, me pongo unos vaqueros azul claro, con una blusa blanca, con rayas en vertical negras.
Me arreglo el pelo, y me maquillo un poco.

Aviso a Sandra, por si quiere venir conmigo.

Churri, ¿estás despierta?

—Sí amor, ¿qué pasa?

—Me voy de compras, ¿te vienes y hablamos sobre lo de esta tarde?

—Sí, voy contigo. Te tengo que dar un oar de consejos sobre Daniel. No es de fiar, ¡te lo dije ayer, Alicia!

—No me calientes la cabeza por aquí otra vez. Quedamos en tu puerta en quince minutos. Nos vemos amor.

—Adiós churri.

Yo a Sandra la amo con locura. Es mi mejor amiga, y la conozco desde que nací, y sé que todavía me tiene que hablar sobre con que tipo de gente me debo de juntar, para que mi vida social, no se vaya a la mierda.

Aviso a Roger, para que se prepare.

Coge las llaves del coche, y salimos de casa. En nada estamos en su puerta. Vivimos las dos en la misma urbanización, pero ella, un par de casas más lejos que Daniel.

—Hola amor. —le digo cuando la ventana ya está del todo abierta.

—Hola mi vida. —me sonríe, y viene hacia mí. Rodea el coche, abre la puerta, se sienta a mi lado, y se pone el cinturón. —Bien, ¿sabes lo que te vas a poner para hoy? Nada de escotes. —me advierte.

—Que sí, que nada de escotes. Y por favor, no hablemos del tema aquí. —le señalo con los ojos a Roger. Ella lo pilla, y asiente.

El trayecto se nos hace prácticamente cortísimo.
Roger nos deja en la misma puerta del centro comercial.

—¿A qué hora debo de estar aquí? —dice Roger.

—Vaya con calma, yo le avisaré. Gracias por traerme.

—No hay que darlas señorita. Es mi deber. —se despide con la mano, y yo hago el mismo gesto.

Entramos en el centro comercial, y nos metemos en Tommy Hilfiger. Es una de mis tiendas favoritas.
Mientras que miramos las distintas prendas, veo que Sandra está muy inquieta.

—Venga, va. Suéltalo ya. —le digo.

—No puedes quedar con ese matón Alicia. No es tu tipo de chico. Te va a utilizar, y te hará daño. Es un irresponsable.

—¿Y tú que sabrás? No lo conoces de nada. Sólo de la gente que juzga. ¿Tú también lo vas a juzgar antes de conocerlo? ¿Te vas a dejar llevar por el que dirán? Me estás decepcionando mucho Sandra...

—¿Qué yo te estoy decepcionando? ¡tendrás cara! Tú eres la que me estás decepcionando. Te mereces a alguien mejor que ese mimdundi.

Y ya hará  de todo. Lo defiendo.

—Él, es lo que me merezco.

Tanto Sandra como yo, nos quedamos sin habla. ¿Por qué he dicho eso?

¿De verdad él es lo que me merezco? ¿Y si me utiliza? No sé que pensar, ¿de verdad estoy decepcionando a Sandra?

Ea jdomsogni aquí tienes capítulo nuevo para que te hinches de petar.

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