Veintisiete

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Narra Alicia.

Me he llevado la regañina de mi vida por parte de mis padres. Y lo veo lo más normal del mundo.
Les he dicho que no puedo ir a Roma, y claro la verdad no la puedo contar, y me he tenido que inventar una excusa para que lo entendiese. Les he dicho, que le iba a echar mucho de menos, y que no sabría comunicarme con aquellas personas, y ya luego he hechado un par de lágrimas de cocodrilo, y, por fin estoy en mi casita.

Y os preguntaréis, ¿qué tal el beso?

¿Qué que tal? Madre de mi vida. ¡Ha sido lo puto mejor que he sentido en mi vida! Me ha besado la persona a la que quiero, y encima mi primer beso. Y a sido súper bonito, y muy dulce, y hoy hemos quedado y estoy que me muero de los nervios, pero de momento, eso de decírselo a Sandra, tendrá que esperar.
Y sí, estoy cien por cien enamorada de Dani. No estoy muy segura de si es amor, o si sólo me gusta, así que primero vamos a ir poco a poco, como simples amigos, como ahora, aunque él me haya dicho que está enamorado de mí. Y bueno... ay, es que estoy muy nerviosa.

Son las seis de la mañana, porque mientras veníamos del aeropuerto a casa, hemos parado a desayunar, y mi madre y yo, hemos parado en un par de tiendas. No hemos podido resistirnos a la tentación.

Subo la maleta a mi cama, y abro mi ventana para que se airee, ya que hace un poco de calor. Y ya de camino, por si Dani se asoma.
Deshago la maleta y pongo la blusas en las perchas, y los vaqueros pitillos los doblo y los guardo en el segundo cajón de la cómoda, derrepente, un ruido seco, cerca de la ventana. Me giro y era Dani. Me quedo mirándolo.

-Hola.-logró decir. Estaba tan nerviosa, que tenía miedo a que me saliera un gallo.

-Hola.-me sonríe y se acerca a mí-.Que guapa estás.-me coge de la mano y hace que de una vuelta sobre mí misma.

-¿Te gusta? Es diseño mío.-digo toqueteándome el vestido.

-Me encanta.-me susurra al oído, mis caderas son arropadas por sus cálidas manos, me pega a él, y roza mi nariz contra la suya.

Me separo de él, y cierro la puerta de mi habitación con el pestillo. No penséis mal, no voy a hacer nada con él, es sólo para que mis padres o Camila no entren y se asusten.

-¿Me ayudas a guardar la ropa?-le pregunto.

-Claro.

Le voy indicando dónde va cada prenda, y él aunque está un poco perdido, lo hace.

-Madre mía, menudo armario. Yo lo pongo todo doblado en el mismo sitio.

-Soy muy ordenada para éstas cosas.

Cuando terminamos, cojo el pijama del último cajón de la cómoda.

-Ahora vengo, voy a ponerme el pijama.-él por respuesta, asiente-. Puedes sentarte o algo, dudo mucho que vayas a crecer más.-una vez dicho eso, Dani se queda callado, y me meto en mi baño.

Me devisto, me quito e vestido, me hago una castaña, y me pongo el pijama.

Cuando entro en mi cuarto, veo a Dani metido dentro de mi cama, metido entre las sábanas. Está súper rico.

-Oye culo gordo.- le doy unas palmadas en el culo, para que me hiciese hueco.

-Últimamente estás obsesionada con mi culo, eh. No paras de tocármelo.

-Puede ser, sí...¿algún problema?-digo con aires superiores.

-Ningúno, puedes tocarme el culo cuando quieras.

-Muchas gracias Daniel Oviedo, lo tendré en cuenta.-le guiño un ojo, me tapo y me doy la vuelta, dándole la espalda.

Pasan sólo diez segundos, y me está dándo golpecitos en el brazo.

-¿Qué pasa?-me giro.

-No me dejes solo...-y saca el labio inferior, poniéndome la carita de pena.

-No te voy a dejar solo, tonto.-ruedo los ojos.

-Pues ven, y abrázame.

Le hago caso. Es más, no me lo pienso dos veces.
Apoyo mi cabeza en su pecho, y él me rodea la cintura con sus brazos.
Me deja un suave beso en la cabeza.

-Te quiero.-me susurra.

Lo miro, y le sonrío.

Intento darle un beso el la cara, pero él, que a sido más rápido que yo, me da otro beso en los labios.
Después del beso, le miro y sin querer, me muerdo el labio.

Me muero por decirle te quiero.

-¿Vamos a seguir yéndonos de aventuras?-le pregunto.

-Sí, y ya lo tengo todo preparado.

-¿Sí? ¿Adónde vamos?

-A la playa.-me susurra en el oído.

-¡Sí, me encanta la playa!

-Pero aún no, tendremos que esperar...

-¿Esperar a qué? Quiero irme ya.

-Tendremos que esperar a que te enamores de mí.

Le miro a los ojos, y le sonrío. Levanta la cabeza de la almohada, y me da otro beso.
Me separo de él, y me pongo derecha en la cama. Él hace lo mismo.
Pone sus pulgares en mi barbilla, haciendo que mi mandíbula se entreabra, y su lengua, roza la mía.

-Espera Dani.

-¿Qué pasa?-se retira para verme mejor.

-Yo nunca he besado a nadie así.-le hago entender.

Me sonríe, se muerde el labio inferior, y se vuelve acercar a mí.

-No pasa nada. Si te sientes incómoda, dímelo.-yo asiento con la cabeza.

Vuelve a poner los pulgares en mi barbilla, haciendo lo mismo que antes.
Me empiezo a poner bastante nerviosa, y cierro los ojos.
Entre sus labios, atrapa los míos, y consigue entreabrir mis labios.
Me pongo nerviosa, porque sé lo que ca a pasar.
Me coge de la nuca, e introduce su lengua en mi boca.
Entra suave, muy tímida. Cómo si tuviera miedo a hacerme daño.
Hago llegar mi lengua a la suya, y nos declarámos la guerra.
Nos separamos por falta de aire, y Dani me sonríe.

-Te amo.-después de ese te amo, me lleva la boca de pequeños besos.

Pues va a ser que sí. Con un beso, Dani me ha convencido, de que estoy enamorada de él.

Enemigos Perfectos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora