Narra Alicia.
Sí, agh, al fin se lo he dicho.
Necesitaba sacarlo, decírselo. Aunque se lo susurré, espero que no lo haya escuchado. El día en que le diga te quiero, quiero hacerlo 100% segura de mi misma, y no dudando en lo que en realidad siento o no.
Al separarnos del beso, nos sonreímos y sé que me he puesto colorada.
-Venga, vamos a estudiar.-dije frotándome las manos una contra otra.
Narrador en tercera persona.
Esa tarde, por desgracia para Daniel, estuvieron estudiando las asignaturas que le quedaron a Alicia. Él quería una tarde llena de besos, no de inglés y matemáticas...
Cuando se dieron el beso, y Daniel escuchó ese tímido te quiero, que salía con tranquilidad por su boca, el corazón se le desbocó. Pensó que le iba a dar algo en ese mismo instante. Pensó que se iba a morir de amor. Era la primera vez que alguien que no era de su familia, le decía eso. Para él, era más que suficiente para amarla durante toda su vida.
Aparte de pasar gran parte de la tarde estudiando en la cocina de la casa de Alicia, de vez en cuando, ella le robaba un beso. Y Daniel encantado, se los daba.
-Y punto y final.-exclamó Alicia cerrando el libro de matemáticas de golpe.
-¿Pero de verdad que te has enterado como se hace? No me importa explicártelo.-dijo Daniel. Quería quedarse más tiempo en casa de Alicia, pero sabía que sus padres iban a volver en cualquier momento.
-En serio, no te preocupes. Me he enterado. Muchas gracias.-Alicia se le acerca poco a poco, y le rodea con sus brazos el cuello de Daniel. Se muerde el labio, y Daniel se pone bastante tenso.
-Bueno, pues me tengo que ir ya, fea. Tus padres están al llegar, y no quiero que me pillen aquí.-dice Dani retirándose del agarre de Alicia, dejándola con las ganas del beso.
Alicia se le queda mirando, y frunce el ceño.
-¿Que acaba de pasar?-pensó ella.
Daniel abrió la puerta para marcharse de su casa, se giró para verla por última vez, le guiñó un ojo, y se fue.
Sí. Dejando a Alicia con ganas de ese beso.
Pero para que mentir, él quería darle ese beso. Pero le gustaba mucho picarla y chincharla. Lo que más le gustaba de Alicia era eso. La dificultad que conllevaba hacerla sonreír, y que dejara de estar enfuruñada.
Daniel llegó a su casa. No estaba nadie. Ni sus padres, ni el servicio, y su hermano Jesús aún no había llegado.
Se metió en la ducha, su cuerpo se ponía tenso cada vez que recordaba ese te quiero. Necesitaba relajarse, y pensar en la próxima aventura que quería vivir junto a Alicia.
ESTÁS LEYENDO
Enemigos Perfectos
أدب الهواة¿Tienes miedo a enamorarte de la persona equivocada? Siempre han dicho que las apariencias engañan. Te aseguro, que ésta novela, no te dejará indiferente. Lee y vive en primera persona los primeros síntomas de una chica que se enamora de alguien...