Veintitrés

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Narra Alicia.

Ya he quedado un par de veces con él, y siempre estoy súper emocionada.
Hemos quedado ésta tarde a las cinco en el Starbucks, para que me cuente que es lo que realmente siente, sobre la relación entre Jesús y Sandra.

A mí sinceramente, ni me agrada, y ni me desagrada.
A ver, estoy en un término medio. Porque a ver, Sandra, empezó a decirle cosas a Dani. Que si era un mindundi, que si era un matón, cosas así. Y ahora, va, y sale con Jesús. ¡Hermano gemelo de Dani! O sea, eso me descolocó bastante. Si piensa eso de Dani, supongo yo, que pensó lo mismo con Jesús al verle, ¿no?

La cosa es, que si a Sandra Jesús, le hace feliz, pues estoy yo también estoy feliz. Lo he dicho muchas veces, que yo, a diferencia de Sandra, no juzgo a nadie por el que dirán. Yo prefiero conocer a la persona, antes de hablar mal o bien de él.

Acabo de ducharme, y me pongo de ropa interior el conjunto rosa palo, que me lo compré hace poco, y aún no lo he estrenado.
Me echo mi crema hidratante, que huele a vainilla, que me encanta.
Me quito los tirones del pelo, y me seco el pelo.

Antes de hacerme las planchas, empiezo a buscar algo adecuado para ponerme. Algo que sea fresquito, porque hace bastante calor en la calle. Decido en ponerme unos vaqueros cortos, con una camiseta normal y corriente.

Cuando me visto, enchufo la planchas me  las hago a la velocidad de la luz, ya que estoy más que acostumbrada a hacermelas

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Cuando me visto, enchufo la planchas me  las hago a la velocidad de la luz, ya que estoy más que acostumbrada a hacermelas.
Cuando termino, me maquillo.
Me echo la base, el maquillaje, me echo un poco de colorete, y me pongo rímel.

Es algo bastante natural.

-¡Alicia!-grita mi madre desde el salón.

What the fuck? ¿Qué es lo que pasa?

Bajo al salón, y mi madre está muy sonriente. Bastante sonriente.

-¿Qué ocurre, mamá?

-Ven, siéntate. Tenemos que hablar.-me coge de la mano, y nos sentamos las dos a la vez en el sofá.

Me estoy poniendo bastante nerviosa. ¿De qué va esto?

-Acaba de llegar una cosa para tí.-me da un sobre, y veo el sello de la escuela.

No, no puede ser cierto.

Abro el sobre, y sí es lo que yo durante tantos meses he estado esperando.
Abro el sobre, y creo que voy a llorar.
¡Me han aceptado en el instituto de moda europea Falconieri, en Roma!

Mi sueño desde hace muchos años, es ser modista. Hace poco eché una solicitud para estudiar en la Falconieri, es un instituto de moda europea, que cómo antes he dicho, está en Roma. Allí, podré comenzar y acabar con mis estudios, porque aquí, en Madrid, no veía ningún futuro.

Enemigos Perfectos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora