Treinta y uno

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Narra Dani.

La muy capulla, pone el pie en el monopatín, y me da impulso. Haciendo así, que vaya solo por la acera del parque. Intento no moverne mucho, porque si hago un paso en falso, me caigo de boca, y me quedo sin dientes.
Giro la cabeza para atrás, y veo a Jesús partiendose el culo, junto con Alicia. Los maldigo en silencio. Sandra, estaba con cara de asustada, y le dice algo a Alicia, la cual se pone seria.
Pongo la cabeza hacia delante, y estiro los brazos para tener mucho más equilibrio.

-¿Qué tal va el viaje?-suena una voz a mi izquierda. Era Alicia, y en ese momento no quería verla. Estaba molesto con ella.

Pensaréis que soy un inmaduro por estar molesto con ella por ésta tontería, pero no me gusta que hagan ese tipo de cosas, y mucho menos, ser el hazmereír de la gente.

-¿Te crees muy graciosa?-le digo en tono borde. Quiero que note que a mí no me ha gustado nada lo que ha hecho. Poco a poco el monopatín va parando, y salto hacia el suelo, bajandome de él.

-Era sólo una broma, Dani.-me explicó.

-No sé si sabrás, que las bromas es para que las dos personas se rían, no para una sola.

-Lo siento.-dijo, y se volvió para el banco donde estaban mi hermano y Sandra sentados.

Ahora me siento un poco mal por hablarle así. Pero no me ha gustado para nada.

-Me voy.-digo cuando estoy cerca del banco. Mi mirada se fue directa a Alicia, que estaba con la mirada clavada al suelo. En ese momento, quería levantarle la barbabilla, y besarle lo labios. Pero me contuve.

-Dani venga, no te vayas. Ha sido sólo una broma. Nada más.-dijo mi hermano.

-Me la suda que sea una broma. Me piro.

-No, espera.-noto con alguien me tiraba del brazo. Era Sandra. La que faltaba...-. Dani ven conmigo.

La miré, miré a Alicia, y luego a mi hermano. Éste último asintió con la cabeza así que fuí con Sandra a un banco que estaba un poco alejado de Jesús y Alicia.

-Dani, no te mosquees. Lo ha hecho sólo para hacer la gracia.-me dijo Sandra.

-No la defiendas porque sea tu mejor amiga. Lo he pasado fatal.-dije.

-Tenía razón Alicia... eres un chico bastante difícil.-yo fruncí el ceño-. Sí, no te hagas el tonto Dani... -suspiró, y siguió hablando-. No hemos empezado con buen pie, y quiero que tengamos una buena relación. Prácticamente somos familia, no quiero llevarme mal contigo.

-Fuiste tú quien empezó a decir cosas sobre mí.

-Eran cosas que escuchaba.

-Pues no deberías de fiarte del que dirán. -dije.

-Con esto quiero decirte, que Alicia, está enamoradísima de tí. Habla de tí con un amor, y una pasión, que ojalá Jesús hablase de mí así. Alicia también tiene lo suyo, eh...-pone los ojos en blanco, y suelta una pequeña risita-. En fin, no te mosquees por ésta jugarreta.-me da un golpecito en el hombro, y se va al banco con Jesús y Alicia.

Me quedé unos segundos pensando, y quería intentar olvidar lo que acaba de pasar. Pero por otra parte, no quiero que piense que pueda hacerme cualquier broma.

-Me voy, me ha encantado conocerte, Jesús.-dice Alicia, que le da dos besos a Jesús en las mejillas, y luego se despide de Sandra. A mí me mira, y baja la mirada.

No puedo dejar que se vaya sintiéndose culpable. A lo mejor debería de ser yo un poquito más flexible.

Espero varios segundos al ver que Alicia está un poco más alejada de nosotros.
Me levanto del banco, y ando a paso ligero hacia ella.

-Alicia.-dije en voz baja, pero lo suficiente alta para que me escuche.

Para, se gira, se cruza de brazos y me mira.

-Dani, si sigues mosqueado por la tontería de antes, y me lo quieres echar en cara, hazlo ya, tengo que estudiar.-rodó los ojos, y soltó aire por la nariz.

-Quería pedirte perdón por mi comportamiento. Era una broma, y debía de entenderlo.-me toco la nuca nervioso por su respuesta.

-Bien Dani, me alegro que hayas razonado. Sólo a sido una broma. Y ahora, me tengo que marchar, tengo que estudiar.-se da la vuelta y se marcha.

¿Pero qué actitud  a sido esa? Nunca se ha puesto así conmigo. Nunca me ha hablado borde ni nada parecido, así que, decido pincharle un poco.

-Anda, pero si la pija tiene que estudiar... ya veo que te han quedado.-dije con tono vacilante-. Doña Perfecta no estudia. Muy mal Alicia, muy mal.

Espero uno, dos, tres... se da la vuelta, corre hacia mí, y me empuja. Consigue tirarme al césped que había detrás mía, como acto reflejo, me agarro a ella, y cae sobre mi pecho.

-Mira, paso de tí enserio Dani. Claro que estudio.-se levanta de encima mía, y se quita un par de hojas que tenía en la camiseta-. Sólo es que me cuesta mucho, y no logro aprobarlas. Me voy.-dice seria.

Entonces, me levanto rápido, y le paso un brazo por sus hombros.

-Venga no te enfades.-le doy un beso en la sien, y sonríe, pero se esconde-. Yo debería de estar enfadado contigo guapa.

-Pero no tienes motivo. En realidad te lo has pasado bien. Se te veía cagado, pero disfrutando.

-¿Qué no tengo motivos? Bueno, vamos a dejar el tema. No quiero seguir hablando más de esto.-entra en la conversación un silencio-. ¿Necesitas ayuda para estudiar?

Se para, se quita mi brazo de sus hombros, y me mira.

-La verdad es que sí, ¿se te dan bien el inglés y las matemáticas?

Mierda, se me da mejor otras asignaturas, pero bueno. Se intentará.

-Sí, se me da más o menos bien.

-Pues vente a mi casa.-me coge de la mano, y me lleva hacia su casa.

El camino se pasa muy entretenido. El ambiente está más relajado, y lo agradezco mucho.

-¿Están tus padres en casa?-pregunté acordándome de ese pequeño detalle.

-No, no te preocupes. Tampoco está el servicio. Le han dado la tarde libre. Estaremos solos.

Me relajo. No quiero aún conocer a los padres de Alicia.

Llegamos a su casa. Es muy grande, y con un gusto muy bonito. Es agradable, moderna y muy, muy acogedora.

-Siéntate en la cocina. Mientras estudiamos comemos algo.-mientras sube las escaleras, me acomodo en uno de los taburetes de la isla de la cocina-. Bueno.-dice desde las escaleras-. ¿Por dónde quieres que empecemos?

Al verla, me entraron ganas de besarla. Hacia horas que mis labios no entraban en contacto con los suyos, y ya la echaba de menos.

Cuando se va acercando a mi, y suelta los libros, se sienta en el taburete de al lado.
Me levanto, le cojo con mis manos la cara, y me quedo mirándola. Es tan bonita.
Pego su frente con la mia, y la beso. La beso suave, con dulzura. Con miedo a romperla, luego es ella la que se desmelena en el beso, entreabriendo mis labios, para que su lengua dulce, toque la mia.
Tras unos segundos besándonos, nos separamos.

-Te quiero.-me susurra Alicia.

Enemigos Perfectos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora