La Propuesta

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Mientras manejo hacia el hotel me siento muy distinta. Como nunca estoy dudando si me veo apropiada para la ocasión, si mi cabello está bien arreglado, si mi maquillaje es muy simple. Jamás me ha importado la opinión de los demás acerca de mí­, pero no sé por qué, siento un nerviosismo que hasta mis piernas me tiemblan. El estacionamiento está repleto, así­ que me estaciono en un lugar un poco lejos de la entrada. Como mi auto es un Mini Cooper, cabe sin ningún problema en un lugar angosto. Me miro en el espejo y salgo de mi auto.

Al entrar me dirigen al área del restaurante, hay muchísimas personas. Me dan deseos de darme la vuelta e irme, pero escucho esa voz varonil llamando mi nombre. Al voltearme, me encuentro con su mirada y una sonrisa hechizante haciéndome sentir nuevamente esa agradable sensación en mi pecho. - Pensé que no ibas a venir - dice estrechando su suave mano. - Disculpe, se me olvidé llamarle - digo apenada. - No importa, me gustan las sorpresas -dice sonriendo. - ¿Deseas algo de tomar o comer? - pregunta. - Por el momento estoy bien, gracias - respondo. - ¡Miranda! ¿Tú aquí­? - pregunta Alanis al verme, mirándome de arriba abajo. - La he invitado para hablar de negocios - dice Jonathan. ¿De negocios? pienso confundida. - Tú y tus locas ideas - ella dice negando con la cabeza. ¡Idea de locos negocios! pienso alarmada, los nervios juegan con mi cabeza. - Podemos disfrutar de la fiesta por favor, hay muchos invitados - ella dice con tono fuerte. - En un momento regreso contigo - dice Jonathan cerca de mi oído poniéndome mucho más ansiosa. Asiento con la cabeza y cuando se marchan voy directo a la barra para pedirme una bebida. ¿Qué rayos me pasa? no entiendo el descontrol que tengo, ¿será que estoy vulnerable por la fecha de ayer? El bartender interrumpe mis pensamientos al entregarme mi bebida, le agradezco y salgo al área de la piscina a tomar aire fresco. Al estar lejos de mi entorno, comienzo a pensar en mi relación con Jack. A veces nos tratamos como pareja, pero otras, como si fuéramos mejores amigos. Nos queremos muchí­simo pero no estoy segura si es cariño o amor. Íntimamente nos compaginábamos bien, lamentablemente la llama se ha apagado un poco, tal vez por lo mucho que nos respetamos. Nos conocemos desde niños y hemos vivido muchos momentos juntos. Desde que mis padres fallecieron en un terrible accidente automovilístico hace 3 años nos unimos como pareja. Él ha sido mi soporte, mi confidente, en fin, mi mejor amigo. - Hola joven - se acerca una señora mayor vestida muy elegante. - Buenas noches - respondo sonriendo. - ¿Qué hace aquí­ tan solita? - pregunta. - Vine a tomar un poco de aire, vine como invitada a la fiesta, pero no conozco a nadie, bueno, solo a dos personas - le explico. - Ya entiendo. La noche está muy bonita - comenta mirando hacia el cielo. - Sí­, muy hermosa. ¿Desea sentarse aquí­ conmigo? - le pregunto señalando la silla que está a mi lado. Ella asienta y nos quedamos conversando un rato de diferentes cosas hasta que comienza a bostezar. - Como que ya tengo sueño, me voy a dormir. - Un gusto haberla conocido, es una excelente chica - dice con dulzura. - Muchas gracias por su compañía, disfruté mucho conversar con usted - respondo tomando su mano. Ella sonríe y se marcha.

Miro el reloj y ya han pasado casi dos horas así que me levanto para marcharme. - Sophia - escucho a Jonathan quien viene corriendo. - Gracias por la invitación, ya me marcho - digo tomando mi bolso. - Pero si todavía no le he dicho lo que le quería comentar - dice tomando mi mano. - Usted está muy ocupado, mejor lo dejamos para otra ocasión - digo temblorosamente. - Le va a beneficiar mi propuesta - dice sin soltar mi mano. - Vamos a un lugar más privado, ¿está bien? - pregunta. Siento que me falta el aire, asíque respiro profundo y asiento con la cabeza. - Te ves muy hermosa - dice mientras caminamos. - Muchas gracias - digo un poco tímida. - ¿Y su prometida? - pregunto. - Está ya muy tomada, se ha quedado con sus amigas - responde mientras presiona el botón del elevador. Cuando entramos noto que selecciona el cuarto piso, que yo sepa, los cuartos de reuniones no quedan en el cuarto piso así­ que aclaro mi garganta. - Vamos a mi habitación, allí­ podremos hablar sin interrupciones - me indica. Siento los latidos de mi corazón tan fuerte que hasta los puedo escuchar, mi respiración es más fuerte con cada segundo que pasa. En ese momento llegamos, peleo conmigo misma pues no sé si salir del elevador o regresar por donde vinimos, pero algo muy fuerte dentro de mí­ me impulsa a salir del elevador.

Trago fuerte cuando él abre la puerta de su habitación. - Adelante - dice con su varonil voz. Estoy muy nerviosa, siento temblar mi cuerpo entero. - Puedes tomar asiento en donde desees, ya regreso - dice entrando al baño. Sophia Miranda, tranquila solo escucha la propuesta de negocio y te largas, me dice mi subconsciente mientras me siento en el mueble que hay en la pequeña sala. - Miro todo el cuarto detalladamente, es muy bonito. Al él salir del baño mi corazón vuelve a palpitar fuertemente. Lo sigo con la mirada, toma un portafolios y saca una carpeta. Luego camina hacia mí y se sienta a mi lado. - Pensé que ibas a venir acompañada - dice mientras abre la carpeta. - Mi amiga está muy enferma y no pudo venir y mi novio, le salió un asunto de último momento - miento. - Si yo fuera tu novio, fuera contigo a todos lados - dice mirándome fijamente. - Sí, como a su prometida que la ha dejado sola y ebria - digo sin poder dejar de mirarlo. Él baja su mirada y aclara su garganta. - Esa historia es larga y muy aburrida. ¿Qué tal tu nuevo celular? - dice desviando el tema. - Creo que se lo voy a devolver - digo haciéndolo reír. - Por favor Sophia - dice tomando mi mano haciéndome vibrar. ¡Contrólate! me grito a mí­ misma. - Bueno vamos al grano, ¿cuál es la famosa propuesta que me tiene que hacer? - pregunto moviendo mi mano. - Soy asesor financiero y te quiero aconsejar. Tu brownie ha sido el mejor brownie que jamás haya probado - dice haciéndome reí­r. - ¿De qué te rí­es? - pregunta sonriendo. - Tanto misterio para hablarme de los brownies - digo entre risas. - Es que mientras lo comía pensaba, ¿cómo esta hermosa chica puede estar desperdiciando su talento trabajando aquí­? Y se me ocurrió una idea muy beneficiosa para ti - me explica. Yo lo escucho atenta mientras me enseña un plan de negocios para que abra mi propia reposterí­a comenzando con una inversión muy pequeña la cual recuperaré casi enseguida y las ganancias serían muy fructí­feras.

- ¡Wow! Me has dejado muy impresionada - digo con emoción al terminar toda su presentación - ¿Qué te parece? - pregunta levantando sus cejas. - Definitivamente lo voy a pensar - digo sonriendo. - Perfecto, dame tu dirección de email para enviarte todo el plan y así­ lo puedas presentar al banco cuando quieras dar el gran paso - dice dándome el bolígrafo y un papel. - ¿Seguro que es solo eso y no para estar en contacto conmigo? - digo sin pensar mientras escribo la información y al subir la mirada, él está mirándome muy sensualmente. - Muchas gracias por todo, pero ya es tarde y mañana trabajo - digo levantándome del mueble. - Ha sido todo un placer - dice tomando mi mano y nos quedamos mirándonos. Puedo ver que su respiración es muy rápida, tanto como lo es la mí­a. - Buenas noches - digo sintiendo un impulso para besarle la mejilla, pero cuando me acerco perdemos el control. Sus labios besan mis labios, mi lengua busca su lengua, sabe delicioso. Siento cada movimiento de su legua en mi boca por todo mi cuerpo, estoy muy excitada y no puedo dejar de besarlo. - Sophia - susurra pegado a mis labios. Me levanta para llevarme a la cama y me acuesta. Sus suaves manos recorren mis piernas mientras besa mi cuello. Mi piel está toda erizada, mi sexo quiere explotar de excitación. - Jonathan no - digo casi sin aliento. Él me ignora por completo y continúa besándome. Me quiero dejar llevar por el momento, pero mi conciencia me alerta. - Jonathan, no por favor - digo un poco más fuerte y se detiene. - No podemos hacer esto - digo mirando sus deliciosos labios. Él se aparta y se sienta - Lo siento - dice un poco apenado. Me siento también y tomo su mano. - No es que no quiera continuar, pero no es justo lo que estamos haciendo - le digo acariciando su mano. - Tienes toda la razón, es que desde que te vi despertaste algo en mí que es inexplicable - dice acariciando mi rostro haciéndome dudar de mi decisión. - Mejor me voy - digo suspirando. - Creo que es lo mejor, ¿te acompaño? - pregunta. - Está bien - respondo asintiendo con la cabeza.

Cuando llegamos a mi auto toma mis manos y me las besa. - Si tienes cualquier pregunta referente al plan por favor no dudes en dejarme saber -. - Muy bien, gracias nuevamente y buenas noches - digo para despedirme, él se acerca y me da un tierno, pero muy poderoso beso en los labios. - Adiós hermosa - se despide. Enciendo mi auto, me despido con la mano y me marcho.

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