No más "usted"

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Cuando salgo del baño, Jonathan está hablando por teléfono – Alanis por favor no jodas más con lo mismo, te llamo para hablar contigo y lo único que dices son quejas, ni siquiera me has preguntado cómo estoy, cómo me ha ido... ¿y qué culpa tengo yo de que tu asistente esté enferma? ¿No puedes resolver las cosas tu sola? – lo escucho que dice con tono de voz fuerte. – Alanis estoy en Texas con un cliente, no puedo ir en este momento, sabes como es mi trabajo... - dice él, me siento mal escuchando su conversación así que salgo de la habitación para que sepa que ya estoy lista. Me mira y sonríe. – Hablamos luego – dice y termina la llamada. – ¿Me puedo duchar? Te quise dar tu espacio, no te quise molestar mientras te duchabas – dice mirándome de arriba abajo. – Claro, yo espero. La próxima no me des espacio y así me ayudas – digo jugando con mis pechos para hacerle reír. – Mmm...perfecto – responde acercándose a mí para acariciar mis senos a la vez que me besa. – Si continuamos se me van a quitar los deseos de salir – digo agitada. – Es que eres irresistible – dice agarrando mis nalgas. – Usted también es irresistible y bastante – digo tocando su miembro por encima del pantalón. – Sophia, Sophia - dice y besa mi cabeza. – Ya regreso, me voy a duchar – dice y se marcha. No quiero pensar en nada, evito todo pensamiento que me haga confundir así que llamo a Beth. – Hola loca ¿cómo va tu misterioso viaje? – es lo primero que me pregunta. – Muy bien – respondo. – Pero dime a dónde te fuiste, ¿tanto te hizo enojar tu jefa que te fuiste así de la noche a la mañana? – pregunta riendo. – Ni me la menciones, creo que voy a poner mi renuncia – respondo. – Ya era hora, lo que pasa es que tú eres muy buena y tienes demasiada paciencia. Cuando sea grande quiero ser como tú – dice haciéndome reír. Luego me cuenta de una situación que ella tuvo en su trabajo, ella es representante de ventas de una compañía que distribuye productos de limpieza industrial. – Listo, ¿nos vamos? – pregunta Jonathan al salir de la habitación. - ¡Loca tu estas con tu bizcocho! – dice ella al reconocer su voz. – Adiós Beth – digo y termino la llamada. - ¿Por qué le terminaste así a tu amiga? – pregunta riendo. – Porque ya había terminado de hablar con ella – respondo. "Eres una sinvergüenza, me tienes que contar todo cuando regreses. ¡Disfruta!" me escribe en un mensaje de texto haciéndome reír. - ¿Lista? – pregunta Jonathan. Asiento con la cabeza y salimos de la casa agarrados de la mano.

Llegamos al restaurante, es brasileño, lo primero que Jonathan ordena es una copa de vino. – No sé mucho de vino, pero éste está delicioso – digo al probarlo. – Es mi favorito – él dice tomando un sorbo. – ¿Todo bien con Alanis? Disculpa no pude evitar escuchar tu conversación por teléfono – digo un tanto avergonzada. – No te preocupes. Ella está como siempre – responde encogiéndose de hombros. – ¿Texas? – pregunto. – Si sabe que estoy en California querrá venir – responde. El camarero viene a traernos nuestra comida interrumpiéndonos. Mientras comemos conversamos de mis talentos culinarios y de sus talentos como asesor financiero. Ha trabajado con gente muy importante impresionándome. Pasamos un tiempo muy ameno. Luego vamos al mercado y nos vamos para la casa.

Estamos en el suelo de la cocina ya que no aguantamos nuestro deseo mientras guardábamos las compras y tuvimos sexo en la cocina. – No sé qué usted tiene que lo siento tan delicioso – digo sin aire haciéndolo reír. – Me haces sentir bien cuando lo dices, y ya deja de hablarme de usted – dice sonriendo. – Está bien, trataré – digo jugando con su cabello ondulado. Nos levantamos del suelo y lo veo que se va a poner su pantalón. – Quedémonos desnudos – sugiero, otra vez sorprendiéndome ya que soy un poco tímida mostrando mi cuerpo. – Me parece perfecto, me fascina tu cuerpo – dice recogiendo mi ropa del suelo. - ¡Mi cuerpo! No me haga reír. No tiene comparación con el cuerpazo que tiene Alanis – digo riendo. – Por eso mismo – dice pellizcando mi nalga. Lo miro confundida – No lo entiendo, pero bueno, no tengo que entenderlo tampoco – digo negando con la cabeza. – ¿Qué te dije del usted? – pregunta pellizcando mi nalga una vez más haciéndome reír. - ¿Quieres ver una película? – pregunta. – Sí, una graciosa – digo abriendo mis ojos. – Muy bien busquemos a ver que encontramos – dice. Mientras él busca cuál película ver, yo vuelvo a la cocina para hacer popcorn.

A mitad de la película me siento en sus piernas, mi espalda está recostada de su pecho. Siento su ardiente y agitado aliento en mi cuello. Cierro mis ojos y me dejo ir, sus manos acarician mi abdomen, sus caricias son muy suaves erizándome toda la piel, luego sus manos bajan a mi sexo haciéndome gemir. Él comienza a besar mi cuello muy tiernamente, con una mano acaricia la parte exterior de mi sexo e introduce un dedo de su otra mano dentro de mí creando muy placenteras sensaciones dentro y fuera de mi sexo. – Jonathan – gimo haciéndolo besarme y tocarme más intensamente mientras llego. Su cuerpo está muy excitado así que aprovecho me muevo un poco para que su miembro entre en mí. – Sophia – dice cerca de mi oído. Apoyo mis manos de sus piernas y comienzo a mover mi cintura de tal manera que hace mover mi trasero rítmicamente hacia arriba y hacia abajo. Mis nalgas rozan su abdomen, logro mirar hacia atrás y lo veo que está disfrutando lo que está mirando, lo que está sintiendo, se ve tan sensual que tengo un orgasmo. Como nota que estoy sin fuerzas, me abraza para que me recueste de su pecho y comienza a mover sus caderas. – Jonathan, que bien te sientes – digo agitada mientras llego nuevamente haciéndolo perder el control dejándose ir.

- Ya me perdí, no sé ni que ha pasado en la película – digo riendo. Lo miro y me está mirando un tanto serio y pensativo. – ¿Todo bien Jonathan? – pregunto preocupada. – No me hagas caso, ¿quieres refrescarte? – pregunta. - ¿Qué tal si ambos nos metemos en esa inmensa bañera que tienes? – pregunto. – Perfecto – dice sonriendo. Así que mientras lleno la bañera de agua, él recoge todo y enciende la chimenea del cuarto. – Ah que relajante – digo entrando en el agua tibia y me quedo sin palabras al verlo como camina hacia mí. – Usted...digo tú eres muy guapo, ¿por qué me escogiste a mí para hacer los que estamos haciendo? – pregunto mientras entra a la bañera. – Desde que te vi que llegaste a la terraza a almorzar aquel día me deslumbraste, tienes un aura muy hermoso, luego hablabas por teléfono con tanta honestidad, con tu voz suave... – dice y lo interrumpo porque me recuerdo de lo que estaba hablando. - ¿Escuchaste todo lo que dije? – pregunto. – Sí escuché que le tuviste que comprar ropa interior a tu jefa – dice sonriendo. – Que vergüenza, disculpa – digo avergonzada. – Luego escuché algo muy doloroso para ti y me identifiqué mucho más. Ambos hemos perdido a nuestros padres. Pensaba en darme la vuelta para darte privacidad, pero algo no me dejaba moverme, entonces te volteaste, eres hermosa Sophia – dice. – Hermosa para cogerme ¿cierto? – digo en tono burlón para no hablar de lo que tenemos en común, así que me acerco a él para recostarme de su pecho, necesito tener contacto con su piel. – Eres muy graciosa – dice y besa mi cabeza. – Pues usted...digo tú tienes un... - digo y me quedo pensando. – No sé cómo describirlo, pero no podía, ni puedo, dejar de pensar en ti. Tan misterioso, tan imponente, tan intimidante, eres con lo que toda chica como yo fantasea – digo riendo. – Con la única diferencia que mi fantasía se hizo realidad – continuo y me giro para darle un beso en los labios. – ¿Sólo fantasía? ¿No te gustaría tenerme para siempre? – pregunta haciéndome tragar fuerte y me quedo en silencio. – Estoy cansada, me has dejado sin energía otra vez – digo riendo. – Vamos a dormir, digo si es que puedo, porque voy a estar más estresada en no dormirme profundamente para no roncar – digo, cuando me pongo nerviosa tiendo a decir bobadas. – Pero si acabamos de entrar – dice riendo. – Esta bien, me quedaré callado. No te voy a incomodar más – dice y juega con mi cabello. – Creo que voy a poner mi renuncia – digo para cambiar el tema. – Me parece muy buena idea, ¿estudiaste el plan de negocio? – pregunta acariciando mis brazos. – Honestamente mi cabeza ha estado pensando en otra cosa – digo sonriendo. – ¿Sí? ¿En qué? - pregunta con tono burlón. Me volteo y humedezco mis labios seductoramente. – En sexo, mucho sexo con ust... - digo y él me interrumpe. – Eh – dice pellizcando mi trasero. – Contigo – termino mi oración y lo beso muy intensamente.

Luego se levanta y me levanta en peso para salir de la bañera. Me pone cuidadosamente en la cama mientras tira una cobija en el suelo en frente de la hermosa chimenea. – Ven – dice estrechando su mano. Me bajo de la cama y le doy mi mano. – Acuéstate – me pide. Sigo sus instrucciones y me acuesto. Él se arrodilla en frente de mis pies para acariciar mis piernas. – Tus manos son tan suaves – digo disfrutando de sus manos en mi piel. Me acaricia por dentro de mis muslos y las separa un poco para hacerme sexo oral. – Jonathan no – digo cubriendo mi sexo con las manos. – Shh...tranquila hermosa déjame darte placer – dice moviendo mis manos. Sus labios rozan mi sexo haciéndome jadear, luego su lengua se mueve lentamente hacia arriba, hacia abajo, circularmente saboreando mi intimidad. Estoy llegando, mi cuerpo se tensa, mi sexo se relaja, - Oh si – digo entre dientes. Luego abre un poco más mis piernas para acomodarse entre ellas y entra en mí. Mis piernas automáticamente abrazan su cintura. – Sophia – susurra en mi oído haciendo erizar mucho más mi piel. Y así continúa moviéndose, haciéndome experimentar un placer exorbitante por todo mi cuerpo.

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