Sucio engaño

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Pasan los días, Charlie y yo nos hemos visto todos los lunes en el mismo lugar a la misma hora. Siempre me hace reír y pasamos un buen rato y lo he invitado para que vaya conmigo a la boda de Alanis ya que ella me pidió de buena manera, milagrosamente, que no faltara. Además de que algo dentro de mí, como siempre, muere por ver a Jonathan. En estas semanas he hecho todo lo posible por no pensar en él, pero me es casi imposible ya que prácticamente veo a Alanis todos los días y me lo recuerda, pero al menos ya no tengo coraje ni dolor. Es por eso que he decidido darle mi carta de renuncia cuando regrese de su luna de miel y me tomaré unas vacaciones por un mes para pensar si me dedico a mi pasión, mis postres.

- Vas a impresionar a muchos – dice Beth terminando de maquillarme. – Estoy nerviosa, ¿me podré controlar cuando lo vea? – pregunto mientras me ayuda a ponerme el vestido. – Estas tan sexy que quien no se va a poder controlar va a ser él – ella responde. En ese momento suena el timbre – ¿Puedes abrir? Debe ser Charlie – le pido. – ¡Por fin lo voy a conocer! ¿No te gusta como para novio? – ella pregunta mientras sale del cuarto dejándome pensativa. Luego niego con la cabeza, es muy pronto para quitarme el recuerdo de Jonathan de mi cuerpo. – ¡Es guapo Sophia! – dice Beth en secreto entrando a la habitación interrumpiendo mis pensamientos. Yo respondo encogiéndome de brazos. – Te ves espectacular, ven que te esperan – dice ella tomándome de la mano y salimos de la habitación. – Wow, estás preciosa – dice Charlie mirándome de arriba abajo. – Gracias, también estas muy guapo – respondo. Ambos miramos a Beth y nos está mirando con una sonrisa de boba haciéndome reír. – Charlie, ella es mi mejor amiga Beth – los presento. – Sí, nos presentamos cuando me recibió – dice él sonriendo. – Bueno ya nos vamos, ¿te vas a quedar aquí? – le pregunto a Beth. – No ya me voy, parece que hay probabilidades de que el suceso de los paquetitos vuelva a suceder – responde levantando la cejas mirando disimuladamente a Charlie. – No creo, pero está bien, hablamos mañana – le digo, nos despedimos y nos marchamos.

Mis piernas tiemblan al bajarme del auto. El lugar está repleto de personas de muy alta sociedad. Me agarro de la mano de Charlie y entramos. La boda es en un hotel, la decoración está preciosa, parece de cuento de princesas. Nos sentamos lo más lejos posible de dónde estarán el juez y los novios, no quiero estar muy cerca de Jonathan. Cuando de momento se nos acerca una chica. – ¿Usted es Miranda? – me pregunta. – Sí – respondo confusa. – La Señorita Morett necesita hablar con usted urgentemente – me dice. – Okay – respondo y miro a Charlie – Ya regreso -. Él me hala del brazo suavemente – Hasta en su boda necesita de ti – dice en mi oído haciéndome sonreír y me voy con la chica. - ¡Miranda! Necesito un favor inmenso – dice con desesperación. – Dime que necesitas Alanis – respondo. – Una de mis damas se enfermó y necesito que tú la suplas, por favor – suplica. - ¿Qué? pero si ni vestido tengo – digo alarmada. – Mi amiga es como tú, yo creo que te servirá el vestido de ella – dice entregándomelo. – Alanis...no sé – digo, pero me interrumpe. – Te pago mil dólares – dice agarrando mi mano. ¡Mil dólares! pienso, me vendría bien para mis vacaciones. – Muy bien – respondo. Enseguida me agradece – Gracias Sophia – dice muy feliz. Tomo el vestido y salgo para ir al baño y poder cambiarme. Para mi mala suerte el vestido me queda perfecto, la verdad que está bellísimo y tengo que aceptarlo, me queda muy bien. Cuando salgo del baño doy un gran brinco al encontrarme a Jonathan. – Sophia – dice mirándome a los ojos. Mi corazón quiere salir expulsado de mi pecho. – Ven – dice tomando mi mano y me lleva a un cuarto por un pasillo donde no hay nadie. – Jonathan ¿qué haces? – pregunto, pero no contesta, solo me mira y me besa muy intensamente, me es imposible rechazar su deliciosa boca así que me dejo llevar por mi impulso. - ¿Quién es ese chico con el que venías? – pregunta mientras besa mi cuello. – Mi pareja – digo lo primero que viene a mi mente. – ¿Y él te hace sentir lo que yo te hago sentir? – dice agitado besando mi cuello a la vez que mete la mano por mi vestido para quitarme el interior. – No he estado con él – respondo agitada abriendo su pantalón. Me levanta en peso y me penetra. – Sí Jonathan – digo mordiendo su cuello. – Oh Sophia extrañaba tu cuerpo – dice sin dejar de mover sus caderas. Tengo deseos de gemir, pero me controlo para que no nos escuchen. Sus jadeos me hacen excitar, mi cuerpo comienza a contraerse – Te siento – dice entre dientes y llegamos al clímax mientras nos besamos profundamente.

- Estás loco – digo negando con la cabeza. – Aunque creo que yo estoy más loca todavía – continúo mientras me pongo mi ropa interior. – Mmm...Sophia – dice y me besa. – Me tengo que ir Jonathan, felicidades por el matrimonio, adiós – digo y me marcho para que no pregunte ni me diga nada más. Regreso al cuarto dónde está Alanis para dejar mi vestido – Miranda, te presento a mis suegros – dice ella. ¿Suegros? Me pregunto confundida. – Miranda es quién siempre me saca de apuros – les dice ella. – Hola Srta. Miranda mucho gusto – dice la madre. – Mucho gusto – digo como puedo, necesito tomar aire. – Disculpen – digo y me marcho. – Sophia – escucho que me llaman, al voltearme es Charlie. – Necesito que me saques de aquí – le digo con voz temblorosa. – Sophia – Jonathan me llama y me volteo. – Eres un mentiroso, te burlaste de mí, ¿cómo pudiste jugar con algo tan delicado? – cuestiono mirándolo con mucho coraje. – No es lo que piensas Sophia – él responde acercándose. – No me toques – le digo alejándome de él. – Necesito explicarte – vuelve a acercarse. – Ya la escuchó, por favor no insista – dice Charlie tomándome de la mano. – Disculpe, no se meta... - dice Jonathan cuando sale la misma chica que me llevo con Alanis. – Vamos, ya tiene que ir a su lugar la ceremonia va a comenzar – me dice ella. – Y usted vaya a su lugar también – le dice a Jonathan. – ¿Vas a estar bien? – pregunta Charlie acariciando mi rostro. Miro a Jonathan y está mirando a Charlie con coraje. – Sí, pero nos vamos tan pronto termine la ceremonia, no quiero estar aquí – respondo tomando su mano y nos vamos afuera donde será la ceremonia. – No entiendo nada de lo que ha ocurrido Sophia, pero aquí voy a estar – dice y besa mi mano. – Gracias Charlie – le digo con un nudo en la garganta.

Durante la ceremonia trato de no mirar a Jonathan, pero se me hace difícil. No puedo creer lo que ha hecho conmigo, mi mente da vueltas. – Los declaro marido y mujer – dice el juez. En ese momento me levanto, camino hacia donde está Charlie y le digo que me acompañe para cambiarme el vestido. – Por favor no dejes que nadie entre – le digo refiriéndome a Jonathan. – Tranquila – responde. Me cambio lo más rápido que puedo, salgo del baño y me marcho llevando un dolor muy grande en mi pecho. - ¿Quieres hablar al respecto? – pregunta Charlie. – No puedo, es algo con lo que yo tengo que lidiar sola – respondo. - ¿Quieres ir a casa de Beth? – pregunta. – Quiero ir a mi casa por favor – respondo mirando por la ventana del auto. Voy todo el camino en silencio tratando de no llorar. Charlie va respetando mi silencio sin decir nada tampoco, manejando de prisa para llegar lo más rápido posible.

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