Extrovertida

17 2 0
                                    

Mi teléfono suena, es un mensaje de texto, "Estoy en frente de tu casa".  Me dan deseos de gritar, de brincar, de reír cuando leo el mensaje.  Me levanto rápidamente y abro la puerta justo cuando va a tocar el timbre.  – Hola – dice muy sonriente, me agarra por la cintura para pegarme a su cuerpo y besarme.  – Entremos que la agente del FBI nos puede ver – digo sonriendo pegada a sus labios.  - ¿Agente del FBI? – pregunta confundido.  – Sí la vecina – le digo en voz baja atrayéndolo para adentro de la casa.  Una vez estamos adentro de la casa nos quedamos mirándonos si saber qué hacer.  – Toma asiento, te preparé algo muy especial – digo sonriendo.  – Sí, y está debajo de ese vestido – dice sonriendo mirándome de arriba abajo.  – Puede ser– respondo coqueta.  Este hombre me cambia completamente, me hace sentir muy extrovertida, y lo disfruto.  Él pasa sus manos por su rostro – Mujer, mujer – dice negando con la cabeza.  – Ya regreso – digo y voy a la cocina a servirnos un poco del postre.     

- Mmm... está delicioso, tienes un increíble don – dice al probar su primer bocado.  – Gracias – digo sonriendo orgullosa.  – No me esperaba encontrarte en el restaurante – dice comiendo otro bocado.  – Yo tampoco, estaba muy sorprendida – digo sonriendo.  – Arreglaste tu asunto con él muy bien por lo que veo – comenta.  – Es que nuestra relación como pareja estaba muy débil, había mucha escases y diferencias de muchas cosas entre nosotros – respondo encogiéndome de hombros.  – ¿Eso incluye intimidad? – pregunta.  – Sí entre muchas otras cosas – respondo.  – Una de nuestras diferencias es que él no quiere tener hijos, y yo sí.  Pensé que con los años cambiaría de opinión, pero yo no quiero esperar mucho para tener un bebé.  Me gustaría tenerlos joven. – le explico cayendo en cuenta que le estoy dando mucha información personal, así que cambio el tema.  – ¿Dónde dejó a Alanis? – le pregunto.  - En su casa, tenía un compromiso con su hermana – dice.  – ¿Y usted no había venido para estar con ella?  Es lo menos que ha hecho – digo confusa.  – En realidad yo viajo muchísimo, y vine por un cliente, pero ya mañana me tengo que ir – me explica.  – Oh – digo quedándome pensativa.  - ¿Qué piensas? – pregunta poniendo el plato en la mesita central de la sala.  - ¿Quieres saber detalles de mi relación con Alanis? – pregunta tocando mi barbilla.  Sí, pienso.  – No hace falta ni que yo sepa asuntos personales de usted, ni usted de mí – respondo.  – Muy bien, ¿entonces qué quieres hacer? – pregunta mirándome muy sensual.  Pongo mi plato en la mesita y me siento en sus piernas quedando cara a cara – Sexo – digo un poco agitada.  Sus manos levantan mi vestido y comienza a acariciar mis nalgas mientras su boca me besa ferozmente.  Mis caderas involuntariamente comienzan a moverse encima de él.  Me hala un poco el cabello y besa mi cuello como si me fuera a comer, que delicia.  Me despego un poco para quitarme el vestido.  Tan pronto lo hago mete la mano por dentro de mi sostén y lo mueve para dejar mis senos expuestos, mi sexo pulsa de excitación.  Yo le abro su pantalón mientras me devora mis pechos los cuales no son muy grandes, pero al parecer al él le fascinan, y esto me prende más.  Le quito su camisa, y al quedar su boca libre aprovecho para besarlo, nuestras lenguas se desean con la misma intensidad que nuestros cuerpos. Meto mi mano por dentro de su ropa interior encontrando su gran erección. Quiero verlo ya que en el hotel todo fue muy rápido y estaba un poco oscuro, así que dejo de besarlo, me levanto de sus piernas y le pido que se levante. Él, agitado, sigue mis instrucciones.  Cuando se levanta, le bajo un poco el pantalón y saco su miembro.  Wow pienso al verlo, ya quiero sentirlo dentro me mí.  Mientras él se termina de quitar el pantalón, yo me desnudo.  Sorprendiéndome nuevamente ya que mi inseguridad se desaparece, sólo quiero que me coja.  - Hermosa – dice al levantar la vista.  Se acerca y se pone de rodillas en el suelo en frente de mí, sus manos aprietan mis nalgas y su rostro queda muy cerca de mi sexo.  Siento su respiración muy cerca de mi sexo moviendo mi vello púbico.  – No – digo sin aliento – Eso es muy íntimo –.  – Quiero saborearte completa – dice sin despegarse.  Mi conciencia pelea conmigo porque quiero, pero a la vez no quiero.  Mientras peleo conmigo misma, él mete suavemente su dedo en mi vagina y comienza a estimularme besándome las piernas.  – Oh – jadeo de placer.  – Entrégate a mi Sophia – dice mientras besa muy cerca de mi sexo.  Mi cuerpo reacciona a sus palabras haciendo que mis piernas se abran un poco dándole paso a lo que tanto él desea.  Su lengua finalmente hace contacto con mi excitado sexo, se siente de maravilla, gimo como nunca he gemido hasta que me hace llegar.  Luego pienso que la Sra. Brown nos puede escuchar así que me separo de él un poco.  – Vamos a mi habitación – digo casi sin poder hablar, lo tomo de la mano y enciendo la luz para poder verlo claramente mientras tenemos sexo.  Tomo un preservativo de la gaveta y se lo doy.  – Ponlo tú, siénteme con tus manos – dice respirando fuertemente.  Wow, pienso mientras poco a poco le voy poniendo el preservativo.  Inmediatamente me voltea y me empuja un poco para que me apoye de la cama y me penetra él estando detrás de mí.  Puedo verlo por el espejo, me coge con mucho deseo, veo que mi cuerpo lo satisface de placer haciéndome llegar.  Sale de mí, me gira y me acuesta en la cama.  Mis piernas se abren automáticamente y él me vuelve a penetrar.  Esta vez disfruto tocándolo completo, le toco su pecho, sus brazos y cuando me besa, toco sus nalgas, hasta que no aguanta y llegamos al mismo tiempo.  

Estamos acostados en mi cama – Ven – me dice para que me acueste encima de él.  – Eres una maravilla de mujer – dice jugando con mi cabello.  – No me digas esas cosas – le digo – Es más esto que está pasando ahora, yo así acostada encima de usted mientras juegas con mi cabello...no debe estar pasando – digo queriéndome levantar, pero él me aguanta.  – Espérate un momento, tranquila y disfruta – dice con voz suave.  – Ese es el problema que no lo quiero disfrutar mucho, Jonathan, esto es momentáneo – digo, le beso los labios y me levanto.  Me pongo una bata para tapar mi cuerpo y lo observo, quiero tener estas imágenes vivas en mi memoria siempre.  - ¿Quién te ha dicho que he terminado contigo? – dice sentándose en la cama y me hala por el cintillo de la bata.  – Wow, ¿quieres más de este cuerpecito? – pregunto mordiéndome el labio.  – Mucho más, quiero tenerte hasta el amanecer – responde desamarrando el cintillo, observo como su cuerpo se pone alerta de excitación por mí.  - ¿Qué tiene que me encanta? – digo riendo.  Él me mira con gesto sugestivo y mira su miembro.  – Es usted muy presumido – digo riendo haciéndolo reír y me tumba en la cama para tener, como él dijo, sexo hasta el amanecer.

Dime la VerdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora