La primera cita

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Estoy nerviosa, cómo si realmente fuese nuestra primera cita. Tengo un vestido corto, un poco ancho zapatillas sin tacón, maquillaje suave y me he dejado el cabello suelto y natural, un poco ondulado. Sebastián también está vestido muy elegante para la ocasión. Mi corazón brinca cuando tocan a la puerta – Okay manicito, aquí vamos – digo y abro la puerta. – Buenas noches Sophia – me saluda al abrir la puerta haciéndome derretir. – Buenas noches Jonathan – respondo sonriendo. – Ya extrañaba ese bello rostro – dice y me da un beso en la mejilla. ¡En la mejilla! pienso. – Huele muy bien – dice al entrar. – La cena – respondo. – Jum...me refiero a ti – dice y se acerca para oler mi cuello haciéndome agitar. – Te ves bellísima...y tú galán, ven para acá – dice tomándolo de mis brazos. - ¿Cómo te portaste con mami? – le pregunta con voz tierna. – Él es un buen bebé, no da problemas – digo sonriendo. – Pues ahora te tienes que portar mejor porque es mi cita con tu hermosa mami, así que déjame acostarte aquí – le dice poniéndolo en una cunita movible que he puesto en la sala. – Ahora sí, ven para acá para saludarte bien – dice halándome por la mano cayendo en sus brazos. Acerca su rostro al mío, nuestros labios se están rozando – Pídeme que te bese – dice agitado. – Bésame Jonathan – digo pegándome a sus suaves labios. Nos queremos comer besándonos, me pego a su cuerpo sintiendo su dura masculinidad contra mi cuerpo. – Chis Sophia debemos detenernos, te deseo demasiado – dice pegado a mi boca. – Es que no puedo – digo pasando mi lengua por sus labios y nos volvemos a besar muy intensamente. – Shh, shh hermosa, ahora si paremos – dice agitado y se despega de mí. - ¿Por qué tengo que estar descompuesta? – pregunto mirando hacia su miembro haciéndolo reír. – ¡Es que mira! ¡Está que quiere salir de su jaula! – digo humedeciendo mis labios. – Ay mi Sophia, comamos para calmar, aunque sea esa hambre – dice riendo.

Después de cenar y darle de comer a Sebastián, lo acostamos en su bassinet en mi habitación y nos llevamos el monitor para poder verlo y escucharlo. Estamos sentados en un pequeño mueble en la terraza. – Estoy nerviosa estando tan lejos de mi manicito – le digo. - ¿Quieres ir a la habitación? – pregunta. – En un ratito, la noche está maravillosa. Hace tiempo no veía el cielo tan precioso – digo mirando las estrellas, luego lo miro a él - O será porque estás a mi lado – digo acariciando su rostro. Él cierra sus ojos disfrutando mi caricia y sonríe. – No sabes lo mucho que esperé por este momento – comenta y me mira a los ojos. – ¿De verdad que me pensabas tanto? – pregunto. – Todo el tiempo. Sé que no debo decirte esto, pero tenía que pensar en ti para poder funcionar íntimamente – dice dejándome sorprendida. – Era muy difícil para mantenerme...pues tu sabes...erecto porque no se sentía bien, o más bien no sentía nada – dice con gesto de asco. – ¿Y qué sentiste conmigo? – pregunto de forma coqueta. – ¡Já! ¿Qué sentí contigo? ¿Ves esa estrellita que está allá arriba? – pregunta y asiento la cabeza. – Me llevaste hasta allá, me hiciste erizar la piel, me hiciste perderme en tu cuerpo, me hiciste sentir que éramos uno – dice haciéndome tragar muy fuerte. – Jonathan, me haces sentir tan bien – digo suspirando. – ¿Hace cuánto te divorciaste? – le pregunto. – Bueno, separados porque técnicamente quien se casó con ella fue DeLouie y no Hopkins. Me separé hace más o menos unos seis meses – responde. – ¿Y no temes que ella te demande por hacerte pasar por otra persona? – pregunto. – No, todo ya está arreglado, no te preocupes – responde. – Ay que fácil, así nada más – comento. – No fue nada fácil, créeme. Besar, dormir, coger con la persona que más detestas en el mundo fue lo peor – dice muy serio.

– Quiero darte placer – digo lo primero que viene a mi mente para cambiar el tema. - ¿Qué dices? – pregunta riendo. – Te dije que quería hacerme cargo de lo que estaba adentro del pantalón – respondo de forma coqueta. – Es la primera cita hermosa, ven abrázame, quiero tenerte en mis brazos -. Obedezco pegándome a su cuerpo, está caliente, huele delicioso. – Tu perfume me encanta, cierro mis ojos y me trasporto a aquella noche cuando no pudimos aguantar el deseo de besarnos – comento acariciando su pecho. – Oh Dios, esa noche te quería tener completa, cuando estabas cerca de mí mientras te explicaba el plan de negocios, te juro que no sé cómo me pude aguantar – dice haciéndome sonreír. - Y al otro día ¿qué sentiste? – pregunto. – Bueno primero que nada me quedé muy excitado con ese beso que me distes la primera noche. Tuve un sueño contigo que desperté demasiado ansioso, hasta que no pude aguantar y te tuve que llamar. Los minutos que pasaron desde que hablamos por teléfono hasta que llegaste se me hicieron eternos. Cuando abrí la puerta y te vi sentía que el corazón se me iba a salir por la boca. No sabía qué hacer, pero te me abalanzaste encima y lo demás es historia – dice riendo. – Atrevido, yo no me abalancé encima de ti – digo riendo. – Aunque estaba loca por hacerlo – continúo y lo miro. – Bésame – me pide con mirada sensual. Me volteo y me siento en sus piernas a horcajadas mirándolo de frente, me acerco para pasar mi lengua por sus labios, él cierra sus ojos para disfrutar cómo lo saboreo. Luego chupo su labio inferior, es tan suave. Él abre su boca dejando que su lengua haga contacto con mis labios haciéndome jadear. De repente escuchamos a Sebastián que comienza a llorar. Me levanto rápidamente de sus piernas y voy a mi habitación. – Hola mi amor, ¿ya tienes hambre? – le pregunto sacándolo del bassinet. – Hermosa ya me voy, mañana antes de irme paso para despedirme – dice trayendo el monitor. – Quédate por favor, quiero dormir pegada a tu cuerpo – le pido mientras le doy leche a mi bebé. – Como negarme a esa propuesta – dice sonriendo y se sienta a nuestro lado.

Una vez Sebastián se duerme, me cambio a mi pijama. Al salir del baño me encuentro a Jonathan vistiendo solo sus boxers y lo miro de arriba abajo. – Y no poder sentirte – digo con tristeza haciéndolo reír. – Tendremos todo el tiempo del mundo para hacer el amor hermosa – responde mientras subimos a la cama. – Nunca sentí la necesidad de estar con un hombre hasta que llegaste, tu enciendes ese switch poniéndome muy ansiosa – digo sonriendo. – Me alegra saber lo que me estás diciendo...¿o sea que tu último hombre fui yo? – pregunta. – Así es, imagínate como estoy de deseosa – digo pegándome a su cuerpo y nos besamos tan deliciosamente que enseguida siento su erección pegada a mi cuerpo. – Jonathan quiero tocarte – digo agitada pegada a sus labios metiendo mis manos por su ropa interior. – Oh Sophia – deja escapar. Su miembro se siente tan bien en mis manos, me muevo para arrodillarme en la cama y quitarle su ropa interior, así lo puedo tocar mejor. Me siento en sus muslos y lo comienzo a estimular utilizando ambas manos. Estoy muy excitada de ver cómo le satisface lo que le estoy haciendo. Sus caderas se comienzan a mover al mismo ritmo del movimiento de mis manos. – Bésame – me pide al sentarse. Mientras nos besamos comienza a jadear silenciosamente, su cuerpo se comienza tensar, su respiración es muy fuerte hasta que se relaja al tener su orgasmo. – Wow, te ves increíble cuando estas llegando – digo agitada. – Hiciste trampa – dice sonriendo. – Pero tampoco me detuviste – respondo riendo. – Sophia yo hago lo que tú me digas, y me dijiste que me querías tocar, pues te dejé tocarme – dice con gesto travieso haciéndome reír. – Lo tomaré en cuenta, ahora vamos a descansar que ya mismo manicito querrá comer – digo. – Está bien, pero prepárate porque cuando estés recuperada te daré placer hasta que ya no aguantes más – dice pegándose a mi cuerpo. – Perfecto, es un plan – digo riendo jugando con su cabello y lo observo cómo poco a poco se queda profundamente dormido.

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