Finalmente llegamos a mi departamento. No hay nadie en el negocio ya que son casi las nueve de la noche. - Ponte cómodo, ya regreso me quiero refrescar un poco. Si deseas algo de la cocina, puedes tomarlo con confianza – le digo. – Tranquila, estoy bien, aquí te espero – responde. Me siento tan bien tenerlo aquí conmigo, pero a la vez estoy nerviosa y confundida. Como siempre mi impulso me incita a estar tranquila y a dejarme llevar. Me ducho y me alisto con rapidez para poder conversar y aclarar tantas cosas. Salgo de la habitación y no lo veo en la sala, así que voy a la cocina, pero tampoco está. – Jonathan – lo llamo. – Estoy en la terraza hermosa – responde. - ¿Deseas una cerveza? – pregunto. – Sí, gracias – contesta entrando al departamento. – Te quedó muy bonito tu jardín, bueno el departamento completo – dice haciéndome sentir orgullosa. – Gracias – digo dándole la cerveza, yo me sirvo un poco de jugo. - ¿Qué opinas del edificio y la ubicación? – pregunto mientras preparo unos sándwiches de pavo. – Escogiste el lugar perfecto – responde sonriendo y se acerca para ayudarme. – Charlie me ayudó muchísimo, si no fuese por él no lo hubiese podido comprar. Él trabaja en el banco, primero me asistió con el préstamo para comenzar con mi negocio y luego me ayudó con la venta de mi town house y la compra del edificio, lo logró en un día ¿puedes creer? – le pregunto. – Muy talentoso el tal Charlie – responde mientras corta los sándwiches. – Lo extraño, él estuvo conmigo en todo el proceso, en la mudanza, en la renovación del edificio, apertura de la repostería. Lo conoces, es el chico que me acompañó aquel día – digo y noto que se tensa. - ¿Qué pasó con él? – pregunta cuando nos sentamos en la mesa. Lo miro y suspiro – Como lo apreciaba tanto intenté estar con él, pero no pude, lo que sentía por él era cariño de amigo y no de pareja. Él si estaba muy enamorado de mí y al darse cuenta de mis sentimientos se alejó – digo dándole un mordisco al sándwich. – Jum, así que se enamoró de ti – dice entre dientes. - ¿Celos? – pregunto sonriendo. Él solo levanta una ceja, - Después de esa experiencia no me acerqué a ningún otro hombre – le explico. – Pero tampoco puedes cerrar las puertas a las oportunidades – dice con gesto inocente. – Usted me tiene que explicar muchas cosas – digo riendo. - ¿Otra vez el usted? – pregunta haciéndome reír. – Terminemos el sándwich que está delicioso y hablamos de todo lo que tú quieras – dice guiñándome un ojo.
Terminamos y nos vamos a la sala, estoy sentada en un lado del sofá y él del otro. – Realmente te vez fascinante embarazada – dice sonriendo. – Parezco un globo con piernas – respondo a su comentario. – Para nada, ¿cuánto tiempo tienes? ¿Cinco meses? – pregunta haciéndome reír. – Todos me preguntan lo mismo, tengo ocho meses – respondo. – Wow, ya mismo nace manicito – dice sonriendo. – Muero por verle su carita y tenerlo en mis brazos. Déjame enseñarte el ultrasonido – digo con emoción, pero al levantarme siento un agudo dolor en el vientre haciéndome sentar rápidamente. - ¿Qué ocurre? – pregunta Jonathan acercándose a mí. – Me duele – digo como puedo, el dolor no me deja respirar. – Llamo a la ambulancia – dice. – No, llévame al hospital ahora. Las llaves del auto están en la cocina – digo con lágrimas bajando por mis mejillas. – Ouch – digo con mucho dolor cuando trato de levantarme. – No te muevas Sophia – dice Jonathan con preocupación y me carga hasta el auto. Va manejando a toda prisa, veo todo borroso y estoy sudando frío.
Abro mis ojos y veo a Anthony, lo primero que hago es tocar y mirar mi vientre. - ¿Qué pasó? – pregunto. – El bebé quiere nacer antes de tiempo, pero ya te estabilizaron – Anthony me explica. - ¿Cómo supiste que estaba aquí? – pregunto. – Jonathan me llamó – responde. - ¡Jonathan! ¿dónde está? – pregunto. – Aquí estoy – escucho su bella voz haciéndome voltear a verlo. – Gracias – digo estrechando mi mano para que se acerque. – Señor Hopkins necesitamos que firme éste documento – dice una de las enfermeras. - ¿Hopkins? – pregunto mirando a la enfermera. Jonathan me suelta la mano lentamente y toma el documento para firmarlo. Me siento confusa pero no digo nada hasta que la enfermera se marcha. - ¿Hopkins? – pregunto mirando a Jonathan. – Bebé tranquila todo tiene una explicación – dice Anthony. - ¿Qué rayos pasa aquí? Pierdo el conocimiento y la gente cambia de nombre – digo enojada y me comienzo a incomodar. – Jonathan tiene que explicarte, pero por favor quédate tranquila – dice Anthony, en ese momento entra el doctor para explicarme lo ocurrido e indicarme que tengo que mantener reposo por el tiempo restante del embarazo. – ¿Ya me puedo ir a mi casa? – le pregunto. – Preferimos que se quede esta noche en el hospital – responde. – Gracias – le agradezco y se marcha. – Ya que estas estable, me voy para que conversen. Te quiero hermana – dice Anthony besando mi frente. – ¿Por qué tanto misterio contigo Jonathan? Peor aún ¿cómo fue que involucraste a mi hermano en tus enredos? Primero la historia del supuesto accidente de tus padres, luego tu misterioso rancho, tus apariciones por mi casa todas las noches, tus miles de viajes, tu divorcio, tu aparición en la convención y ahora Señor Hopkins - digo confusa. – Este no es el mejor lugar para conversar Sophia – responde. – Me tienes que decir ya, si no, puedes irte – digo señalando la puerta. – Muy bien, mi nombre es Jonathan Alexis Hopkins, soy asesor financiero independiente. Nací y crecí en California, soy hijo único y perdí mis padres hace casi 8 años en un horrible accidente... - comienza a decir. – Por favor Jonathan Alexis Hopkins yo vi a tus padres en la boda – digo en tono fuerte. – Yo sé hermosa, déjame explicarte – dice en tono suave. – La persona que ocasionó el accidente acusó y demandó a mi familia porque supuestamente los culpables fueron mis padres, alteraron las pruebas para que todo fuera a favor de él. Su abogada fue Alanis – dice sorprendiéndome. – Y ganaron el caso, me dejaron sin nada, lo material no me importaba, pero sí la vida y la reputación de mis padres, ya que dijeron que estaban ebrios y drogados. Tuve que hacer malabares para que no me quitaran el tesoro más preciado de mi familia – me explica. – El rancho – digo pensativa. – Exactamente...Teddy fue la cara de la familia durante todo el proceso, ellos sabían del hijo, pero nunca me vieron. Mi plan, del que siempre te dije tenía que terminar, fue destruir a esa maldita abogada que le hizo tanto daño a mi familia. Ahí fue que nació Jonathan DeLouie – dice mirándome fijamente a los ojos. - ¿Quiénes eran los que estaban en tu boda? – pregunto. – Unos amigos de la familia, ellos se hicieron pasar como mis padres. Mira aquí están las fotos de mis verdaderos padres – se aclara su garganta mientras me enseña fotos en su teléfono. Lágrimas comienzan a bajar por sus mejillas. Lo miro y limpio sus lágrimas – Mira ésta fue la última que nos tomamos antes de que salieran esa noche, iban a celebrar su aniversario de bodas – dice con voz temblorosa rompiéndome el corazón. – Ya, no me digas más por ahora – digo acariciando su rostro. - Tengo que decirte todo. Enamoré a Alanis, créeme, fue muy difícil, me daba asco cada vez que me besaba, mucho más cuando me tenía que acostar con ella. Nos casamos, me hice cargo de todas sus finanzas e invertí en negocios que supuestamente se fueron a la quiebra, además de que arreglé todo para darle oportunidad de que me fuera infiel para que en el divorcio no le tocara nada de los bienes comunales, prácticamente la dejé sin nada – me explica. - ¿Pero por qué adelantaste la boda? – pregunto confusa. – Porque te conocí Sophia, esos días que pasamos en el rancho me hicieron dudar de mi plan, pero sé que si no la destruía no iba a estar tranquilo. Quería avanzar para poder estar contigo lo antes posible – responde. – ¿Y qué te hizo pensar que yo iba a estar para ti cuando terminaras con tu venganza? – pregunto. – La esperanza...y tu recuerdo fueron los que me ayudaron a tener fuerzas cada día – dice mirándome a los ojos. – Perdón por interrumpirlos, la hora de visitas se ha terminado – dice una enfermera al entrar. – ¿Me puedo quedar esta noche? – él le pregunta. – Sí, no hay problema – ella responde. – Jonathan, mejor ve a mi departamento, aquí no podrás descansar. Yo voy a estar bien, tengo mucho que pensar y necesito estar sola – le digo. – Muy bien. Señorita enfermera, me mantiene al tanto por favor -. – De acuerdo señor Hopkins – ella responde sonriendo y se marcha. – Buenas noches hermosa – se despide de mí. – Ven – le digo y lo halo un poco de la mano. – Buenas noches Jonathan – me despido y le doy un beso en la mejilla. Él me mira y acaricia mi barbilla – Gracias – dice sonriendo y se marcha.
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Dime la Verdad
RomanceSophia conoce a Jonathan en las circunstancias menos esperadas. Ambos acceden a vivir una pequeña aventura dejando una marca muy profunda en ellos. Jonathan tiene un plan que no les permite estar juntos y después de varios años, ambos se encuen...