Descontrol

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Estamos cenando en un restaurante muy elegante.  – Me encantó tu sorpresa, lo tenías bien escondido – comento.  – Sé que esta fecha es un poco fuerte para ti y quería estar contigo para apoyarte y tratar de alegrarte aunque sea por unas semanas, tengo que regresar de nuevo a Francia – dice sorprendiéndome.  – Te acordaste – digo con sentimiento.  – Disculpa no te quise perturbar – responde acariciando mi mano.  – No es tristeza, es emoción de que recordaste algo tan importante – digo mirándolo a los ojos.  – Me importas Sophia, desde el primer día que tus ojos miraron mis ojos sentí que eras mía, que eras mi alma gemela, la mujer de mi vida.  Sé que me escucho cursi, pero lo que yo siento por ti es muy fuerte, dime loco desquiciado por lo que te voy a decir... - dice mirándome muy fijamente.  – Sophia... yo te amo - sus ojos brillan, los míos se llenan de lágrimas.  – Definitivamente que has hecho este día muy especial, pienso que mis bellos padres te pusieron en mi camino para que no siga sufriendo por ellos – digo con voz quebrantada.  – Hermosa, yo siento lo mismo, por eso es tan importante que te diga algo... - dice, pero se nos acerca una chef.  – Disculpen, Sra. Miranda mi nombre es Melissa Lucas, soy la chef y dueña de este restaurante – se presenta.  – Mucho gusto, un placer conocerla – digo extendiendo la mano.  Luego mira a Jonathan y le extiende su mano.  – Buenas noches – la saluda extendiéndole su mano.  - ¿Qué les pareció la comida? – nos pregunta.  – Muy esquicito – respondo.  – Me alegro, todo va por la casa – nos dice amablemente.  – Cuando terminen su velada, me gustaría hablar con usted de negocios – comenta.  – Me encanta la idea de hacer negocios con usted, pero estoy en una cita con este caballero.  Yo me comunico con usted para coordinar y reunirnos con más calma.  Por favor no lo tome a mal – respondo.  – No hay problema, entiendo.  Que sigan pasando una bonita cita – nos dice sonriendo y se marcha.  – Me siento halagado – dice Jonathan sonriendo.  – Me dijiste que me amas Jonathan, eso no lo interrumpe nadie.  Vámonos de aquí, necesito que me beses – digo levantándome de la silla.  

Al llegar donde está el auto estacionado lo halo hacia mí por la camisa para besarlo.  Estoy tan excitada que se me olvida que estamos en público y tomo su mano para que toque mi desnudo sexo.  – Hermosa – dice casi sin aliento y se arrodilla en el suelo, rápidamente su boca hace contacto con mi sexo.  – Oh Jonathan qué haces – digo agitada en voz baja y como estoy ajena a lo que es placer ya por tanto tiempo, tengo un orgasmo inmediatamente sin poder controlarlo.  Es tan intenso que siento mi interior contraído desde el vientre hasta mi sexo, mis piernas se debilitan, y mi libido aumenta pidiendo más.  – Shh...tranquila Sophia aquí no hermosa.  Esto es solo el comienzo de una noche llena de mi – dice besándome mientras abre la puerta del auto.  Entro y me siento, cuando él cierra la puerta me levanto el vestido, mi cuerpo pide sexo, no lo puedo evitar.  Jonathan sube al auto y al notar como estoy suspira – Tócame – digo abriendo las piernas.  – Salgamos de aquí – responde encendiendo el auto.  No hacemos más que salir del estacionamiento y su mano comienza a acariciar mi intimidad.  Gimo, jadeo es tan delicioso lo que me está haciendo y justo cuando voy a llegar nos tenemos que detener en un semáforo.  – Voy a llegar Jonathan – digo agitada mirándolo.  – Llega hermosa, no dejes de mirarme, nadie se dará cuenta – dice introduciendo su dedo en mí.  – Te amo Sophia, eres mía – dice y me dejo ir.  Mi cuerpo pide más de él – Por favor maneja más de prisa, necesito que me hagas el amor -.  – No falta mucho hermosa, créeme estoy ansioso por tenerte también – responde.  Bajo la mirada a su miembro para ver lo que tanto deseo.  – Parece que se va a explotar tu pantalón – digo tocándolo haciéndolo reír.  – ¿Cómo no va a estar así?  Estas riquísima.  Te quiero comer completa – responde muy sensual.  

Al fin llegamos, estoy tan nerviosa.  Quiero caerle encima, pero a la vez pienso del tiempo que no he estado con un hombre y freno mi impulso.  – ¿Deseas algo de tomar o algún postre? – pregunto caminando hacia la cocina.  – Quiero tomarte y comerte a ti – responde, cuando vuelvo a mirarlo está con su camisa y su pantalón desabotonados.  Me sonrío tímidamente pero no me muevo.  - ¿Todo bien?  ¿Por qué tu estas allá y yo acá? – pregunta confuso.  – Honestamente me siento nerviosa, hace tiempo que...tu sabes...no tengo intimidad – respondo.  – No te pongas nerviosa, solo sigue mi ritmo y déjate llevar – responde caminando lentamente hacia mí.  – Me gusta lo que me dices – digo sonriéndome mirándolo de arriba abajo.  - ¿Entonces?... ¿Te atreves a entregarte a mí? – pregunta con sonrisa traviesa.  Asiento y extiendo mi mano, él la toma y me lleva a la habitación.  Veo la cunita de Sebastián y la miro con sentimiento.  Jonathan se para detrás de mí para bajar el cierre de mi vestido.  – Él está bien Sophia, este es tu momento.  Te voy a entregar mi amor en cada caricia, en cada beso – dice besando mi cuello mientras me quita el vestido, mi cuerpo vuelve a excitarse.  Lentamente me volteo para quitarle la camisa y tocarlo.  – Eres tan masculino – digo mientras acaricio suavemente su pecho, sus brazos.  Luego me acerco para oler su piel, huele a hombre – Me fascinas Jonathan – digo mirándolo sin dejar de acariciarlo.  Él cierra sus ojos, suspira y toma mis manos para besarlas.  Luego las baja y las pone en su miembro, me encanta que me haga tocarlo.  Lo comienzo a estimular por encima del pantalón haciendo que su respiración sea más profunda.  Se ve tan sexy, quiero sentirlo en mis manos, así que le bajo su pantalón y su interior.  – Wow – digo casi sin aliento al tocar su erección, él deja escapar un gemido sordo.  Me levanta en peso para acostarme en la cama.  – Te deseo demasiado Sophia, pero te amo mucho más – dice y me besa intensamente.  Suavemente abre mis piernas y se acomoda entre ellas.  Me deja de besar, abro mis ojos y me está mirando fijamente a mis ojos.  – No te detengas Jonathan, tus besos me llevan más allá del universo – digo buscando sus labios.  – ¿Ya no estás nerviosa? – pregunta pegado a mis labios.  – Ya no, estoy perdida en las sensaciones que me haces sentir – respondo pasando la lengua por sus labios.  Se mueve para entrar en mí lentamente dejándome sin aire.  Siento que voy a llegar, comienzo a gemir apretando sus brazos de lo intenso que tengo mi orgasmo.  Poco a poco se comienza a mover más profundo, sin perder el ritmo, tanto él como yo estamos en nuestro propio mundo entregándonos completamente.  Sus músculos se tensan, los míos también, ambos llegamos al mismo tiempo.  – Jonathan que rico es estar contigo – digo sin aire.  Él juega con mi cabello mirándome a los ojos – Eres exquisita – dice y comienza a besar mi cuello.  – Vamos a ducharnos – dice en mi oído.  – Pero si me has dejado sin fuerzas – digo sintiéndome muy plena.  – Por eso, duchémonos porque esto recién comienza hermosa – dice saliendo de la cama y me levanta en peso para llevarme al baño.

La ducha de mi baño no es muy grande, nuestros cuerpos están muy cerca en todo momento.  No puedo dejar de mirar su hombría.  Le lavo su cuerpo, pero mis ojos siempre terminan en su miembro.  Al levantar la mirada se está sonriendo.  – Disculpa es que, hace tiempo que no lo veía.  Está más grande que antes – digo riendo haciéndolo reír a carcajada.  - ¿Te gusta? – pregunta sonriendo de medio lado.  – Sí que eres presumido – respondo haciéndolo reír.  – Me encanta – continuo y pego mi cuerpo mucho más al de él.  Su pene está presionado contra mi cuerpo y como tenemos jabón me deslizo hacia abajo para estimularlo quedando de rodillas en el suelo.  – Moría por hacer esto – digo de forma coqueta e introduzco su miembro en mi boca.  – Ahhh – deja escapar de placer.  – Mmm – murmuro mientras lo devoro.  – Oh Sophia, que bien lo haces – dice encendiéndome mucho más y comienzo a hacer movimientos más profundos.  Cuando va a llegar se mueve para terminar afuera de mi boca, lo miro mientras él se toca, observo cada centímetro de su cuerpo mientras llega.  – Madre mía que sexy – digo mordiendo mi labio agitada, él me mira y sonríe.  - ¿Por qué terminaste afuera? – pregunto.  – Porque no sé si todavía lactas a Sebastián – responde.  – Ya Sebastián es grande, ahora toma biberón.  Bueno en realidad es que ya no pude lactarlo más – respondo.  – ¿O sea que ya puedo disfrutar de tus hermosos senos? – pregunta haciéndome reír.  – Todos tuyos – respondo jugando con ellos.

Salimos de la ducha y regresamos a la habitación.  Se para detrás de mi nuevamente y me acaricia la espalda.  – Pon tus manos en la cama – me dice al oído, sigo sus instrucciones.  Pone su pierna entre mis piernas y la mueve un poco para separar las mías.  Comienza a besar mi cuerpo bajando por mi espalda, al llegar a mis nalgas, las besa y las muerde delicadamente haciéndome jadear.  Luego su lengua toca mi sexo y comienza a hacerme sexo oral.  Al principio me da un poco de vergüenza ya que lo hace desde atrás, pero la excitación se apodera de mí y arqueo mi espalda para levantar más mi trasero y darle más espacio para que me plazca mejor.  Cuando siento que voy a llegar me despego de él y me acuesto en la cama para comenzar a tocarme.  – Ahora disfrútame mirándome como yo te disfruté a ti – digo agitada provocándome un orgasmo.  – No sabes lo que has hecho – dice sonriéndose trepándose encima de mí para penetrarme.  Me penetra fuerte y profundo, se siente de maravilla.  Con cada movimiento que hace me deja saber lo mucho que me desea.  – Me vuelves loco Sophia – dice saliendo de mi para voltearme, levantarme las caderas y entrar en mi nuevamente.  Y así continuamos toda la noche, cada vez que me hace llegar me cambia de posición entregándose completamente a mi cuerpo.

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