Completamente enamorada

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La claridad del sol entra por las cortinas, poco a poco voy abriendo mis ojos.  Mi cuerpo se siente tan renovado.  Me volteo y no veo a Jonathan en la cama así que rápidamente miro la hora.  Son las diez de la mañana.  Me levanto alarmada por lo tarde que es, hoy me tocaba abrir la repostería y el delicatesen.  Salgo rápidamente de la cama me visto y bajo corriendo.  Al entrar a la repostería me doy cuenta que está abierta.  – Buenos días Sophia – me saluda Carolina.  – Mil disculpas Carolina, ¿había muchos clientes cuando llegaste? – pregunto preocupada.  – Para nada, Jonathan lo tenía todo bajo control – responde.  - ¿Y él dónde está? – le pregunto.  – En el delicatesen – responde.  – Muchas gracias y discúlpame nuevamente –.  – No hay problema – dice sonriendo.  Voy al delicatesen, pero como entro por la puerta trasera, Jonathan no se ha dado cuenta que entré así que lo observo.  Lo miro de arriba abajo con morbo recordando lo divino que es.  – Buenos días Sra. Sophia – me saluda Sheila, una de las empleadas asustándome.    – Buenos días Sheila – respondo volteándome para mirarla.  – Discúlpame por llegar tarde – digo con culpabilidad.  – No se preocupe, el Sr. Jonathan estaba aquí cuando llegué – responde.  – Buenos días Sophia – escucho esa voz que me fascina.  – Buenos días Jonathan – digo en forma coqueta olvidando que Sheila está con nosotros. – ¿Nos disculpas Sheila? – él pregunta educadamente, me toma de la mano y nos vamos a la oficina.  Cierra la puerta con seguro, me sienta encima del escritorio y me besa.  Como tengo un vestido casual puesto, se pone entre mis piernas, me las acaricia mientras poco a poco me quita mi interior.  – Ya extrañaba tu cuerpo – dice agitado pegado a mis labios mientras yo peleo con su pantalón para desabotonarlo.  Él se despega de mí, me mira dejando su miembro al descubierto haciéndome jadear.  Es tan presumido con sus encantos, pero me enloquece que sea así.  Se vuelve a acercar entrando en mí haciéndome vibrar.  De repente escucho voces que se acercan, logro reconocer la voz de Anthony, pero la otra voz no sé de quién es, lo único que es de un hombre, pero estoy en un éxtasis total así que lo ignoro.  - ¿Sophia, estas ahí? – pregunta Anthony tocando a la puerta.  – Sí, ya salgo – respondo como puedo.  – Tenemos que salir – digo en voz baja.  – Espera hermosa, te estoy disfrutando, déjate llevar – dice entre jadeos haciéndome descargar toda la excitación provocando que él también llegue.  Nos miramos y nos comenzamos a reír como niños haciendo una travesura.  – Estamos completamente locos – digo entre risas.  – No, estamos enamorados y necesitados el uno del otro – responde besando mis labios mientras guarda su tesoro en sus pantalones. 

Salimos de la oficina como si nada hubiese pasado.  – Hola Anthony, disculpa, estaba consultándole algo a Jonathan de las cuentas – digo aclarando mi garganta.  Cuando sigo caminando me percato que lo otra persona que hablaba con él es Charlie.  No sé por qué me avergüenzo al verlo.  – Hola Sophia, ¿cómo estás?  ¿Te quedaste bien después que me fui ayer? – pregunta, pero se sorprende al ver a Jonathan quién viene detrás de mí.  – Sí Charlie, gracias por la velada en el parque – especifico para que Jonathan no piense que estaba en mi departamento – Me hizo bien el aire fresco – continuo.  – Buenos días – dice Jonathan saludándolos a él y a Anthony estrechando su mano.  – Que bueno que estén los dos aquí, pasemos a mi oficina para conversar de un proyecto que tengo en mente – les dice Anthony.  - ¿Me necesitas? – pregunto.  – No en este momento, pero cualquier cosa yo te aviso – me responde.  Que bueno pienso, me siento incomoda con esta situación.  Veo que Sheila esté bien y regreso a la repostería para llamar a Beth y saber cómo está mi Sebastián.  

- Hola Beth, ¿y mi manicito? – es lo primero que pregunto al ella contestar la llamada.  – Muy bien, él es tan bueno.  Durmió toda la noche, ahora estamos viendo una película de caricaturas – responde.  – Ya me hace falta – digo con voz melancólica.  – Sophia, disfruta tu tiempo libre ¿cómo te fue anoche? – pregunta con tono de voz juguetón.  – Bueno... me desperté a las 10, con eso te digo todo – respondo riendo haciéndola reír.  – Y me acaban de dar desayuno en la oficina del delicatesen – comento mordiendo mi labio.  – ¡Sophia Miranda! Eres una atrevida – dice entre risas.  – Pero te confieso que me dio cargo de conciencia porque al salir me encontré con Anthony y Charlie – digo.  – Por tu hermano ni te preocupes que él es quien los ha alcahueteado todo este tiempo, y por Charlie no sé por qué te preocupas – ella dice.  – Es que ayer en el parque me dijo que le intereso – le explico.  – Pero me imagino que le dijiste que estas en una relación entonces no tienes por qué preocuparte – dice.  – Sí, pero de todas formas me sentí mal – respondo.  – Quién te entiende – ella dice haciéndome reír.   – Bueno nos vemos cuando vaya a buscar a Sebastián – digo y nos despedimos.  

Aprovecho y llamo a la Chef Lucas para coordinar nuestra reunión y quedamos en cenar en otro de sus restaurantes que es más como un Bar & Grill.  Al rato me llega un mensaje, al abrirlo es una foto de mi manicito con Amelie, se ven hermosos, la miro con sentimiento, pero sonrío.  – Hermosa – dice Jonathan al entrar.  – Hola mi delicioso Sr. Hopkins – digo sonriendo y me besa tiernamente en los labios.  – Mira que hermosos se ven – digo enseñándole la foto haciéndolo sonreír.  - ¿Estás lista? – pregunta.  – ¿Lista para qué? – pregunto.  Él me mira sonriendo y mira hacia su miembro agarrándolo.  – ¿Quieres más de este cuerpecito? – digo de forma sensual.  – Todo el tiempo, no solo tu cuerpo, también tus pensamientos, tu entrega, tu pasión, tu feminidad.  Me siento el hombre más completo cuando te hago el amor – responde acercándose para recostarse del escritorio delante de mí.  – Me erizas la piel cuando me hablas así – respondo acariciando su mano.  – Es la verdad Sophia y cada día mi sentimiento hacia ti se agudiza – dice mirándome intensamente.  – No me has contestado, ¿estás lista? – pregunta.  – Por supuesto – respondo mirándolo de arriba a abajo.  – Bien, entonces vamos a buscar a Sebastián, quiero pasar el día con ustedes – dice sonriendo.   – ¿De verdad?  Estoy loca por verlo, pero eres malo.  Yo pensé que me estabas ofreciendo otra cosa – respondo.  – Sí, eso haremos antes de irnos, así que ven vamos arriba que no quiero interrupciones – dice tomando mi mano y nos vamos al apartamento a saciar nuestro deseo.

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