Te necesito

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No pude pegar un ojo pensando en lo que Jonathan me dijo – Buenos días Sophia – escucho su voz.  – Hola Sr. Hopkins – digo mirando hacia la puerta.  – Ya se puede marchar Srta. Miranda – dice la enfermera.  – Todo está bajo control, recuerde que tiene que guardar reposo.  Debe regresar en una semana para chequeo rutinario – me indica.  – Me parece muy bien, ya quiero irme a mi casa – respondo sonriendo.  – Aquí te dejo un bolso que Beth te preparó – dice Jonathan.  - ¿Beth?  ¿Y cómo así? – pregunto.  – Querían venir, pero tenían algo que hacer.  Excepto... - dice sonriendo.  – ¡Yo! – escucho la dulce voz de Amelie.  - ¡Fresita! Que bueno que viniste – digo sonriendo.  Jonathan la sube a la cama y ella me da un fuerte abrazo, luego le da un beso a mi vientre y se acuesta a mi lado.  - ¿Beth dejó que la trajeras?  ¿Ya hizo las pases contigo? – pregunto riendo.  – Anthony me dijo que la trajera, tal vez necesitaban un rato para estar solos - dice el encogiéndose de hombros.   – Las espero aquí afuera para que te cambies – dice levantándose.  – Quédate, me cambio en el baño – digo aguantando su mano.  – Entonces... ¿qué quieres jugar Amelie? – le pregunta.  – ¡Cosquillas! – dice ella brincándole encima.  Se ven bellos jugando, me levanto y voy al baño para ducharme y podernos ir.

De camino voy encantada viendo como mi princesita y Jonathan van hablando y riéndose parece que se conocen hace mucho tiempo.  – ¡Bienvenida! – dice Anthony al abrir la puerta sorprendiéndome.  – Hola hermano, huele delicioso – digo abrazándolo.  – Sophy que gusto que estés bien, ¿y Amelie? – pregunta Beth inmediatamente.  – Mami – entra ella corriendo riéndose.  – Tiene un nuevo amigo – le digo riendo.  Beth me mira poniendo los ojos en blanco y la ayudo a servir el "brunch".  Mientras comemos mi bebé comienza a moverse bastante, siento que el pobre no tiene espacio ya y está incómodo, así que tan pronto termino me levanto para lavar los platos.  Tal vez estando de pie le hace bien al bebé. – Hermosa no te veo que estas bien, ¿manicito está inquieto? – pregunta Jonathan entrando.  – Un poco – respondo tocando mi vientre.  - ¿Puedo? – pregunta acercando su mano, asiento con la cabeza y él pone su mano en mi vientre, se siente tan bien que hasta el bebé se tranquiliza.  Nos miramos a los ojos, nuestros rostros se acercan, nuestras respiraciones se vuelven una y cuando nuestros labios se rozan entra Amelie.  – Quiero postre – dice ella haciéndonos reír, así que sacamos el postre y nos volvemos a ir a la mesa con todos.

Mientras disfrutamos del postre Jonathan y yo nos miramos de forma coqueta, ese intento de besarnos me ha dejado muy ansiosa y Beth lo nota.  Nos mira disimuladamente dándose cuenta de lo que está pasando.  – Vámonos que Sophia tiene que descansar – dice Anthony cuando terminamos de limpiar todo.  - Tengo que hablar contigo hermano – le digo a Anthony cuando se están despidiendo.  – Yo sé bebé, te quiero y por favor cuídate – dice besando mi frente.  – Gracias por todo Beth, estuvo todo muy delicioso – le digo con un abrazo.  – Me llamas cualquier cosa, te veo muy ansiosa y no me confío de los mentirosos – dice en voz baja mirando a Jonathan quien está hablando con Amelie.  – Despídete Amelie ya nos tenemos que ir – le dice Beth así que abraza a Jonathan y luego viene corriendo para abrazarme a mí y se marchan.  – Que linda Fresita, como tú la llamas – dice Jonathan sonriendo.  – Le has caído muy bien – digo acostándome en el mueble.  - ¿Por qué no vamos al cuarto? – pregunta haciéndome tragar fuerte.  – Jonathan yo no sé si pueda corresponderte como lo hice en el pasado, no soy la misma persona – digo mirando mi barriga.  – No te pongas triste Sophia, te esperé y deseé por tres años.  Te puedo seguir esperando por una eternidad más – responde.  – Jonathan – digo acariciando su rostro.  – Ven, te ayudo a ir a la habitación – dice tomando mi mano.  – Mi camita la extrañaba – digo cuando me acuesto.  – Descansa hermosa, tengo trabajo que hacer en mi laptop, si necesitas cualquier cosa me avisas – dije jugando con mi cabello.  – Jonathan – digo sin soltar su mano, él me mira tiernamente.  – Bésame – le digo agitada, siento que mi corazón va a salir expulsado de mi pecho, sensación que él solo provoca.  Él se acerca lentamente y sin dejar de mirar mis ojos me da un tierno beso en los labios.  - Extrañaba esos labios – dice y vuelve a besarme.  Mi cuerpo comienza a sentir sensaciones que no sentía hace mucho tiempo y dejo escapar un jadeo.  – Un paso a la vez hermosa – dice guiñándome el ojo.  – Okay – digo agitada, más aún porque al él levantarse veo que está excitado.  – Voy a estar en el comedor, descansa – dice y se marcha.  ¿Cómo puedo descansar después de haber experimentado excitación por todo mi cuerpo, cosa que ya era ajena para mí?  ¿Podré tener intimidad con él? me pregunto y con miles de preguntas dándome vueltas en la cabeza me quedo dormida.

Abro los ojos al escuchar el agua de la ducha.  Me levanto y entro al baño.  - ¿Sophia, eres tú? -  pregunta desde la ducha.  – Sí, disculpa no puedo aguantar el deseo de ir al baño – digo usando el servicio.  Mientras me lavo las manos siento muchos deseos de entrar a la ducha con él, mi impulso vuelve a ganar la batalla, me desvisto y entro a la ducha asustándolo.  – Sophia estás...preciosa – dice mirando mi cuerpo embarazado.  - ¿Puedo besar tu vientre? – pregunta.  – Sí Jonathan – respondo nerviosa.  Él se arrodilla en frente de mí, mi cuerpo entero tiembla – Tranquila Sophia – dice mirándome fijamente a los ojos y besa mi barriga.  – Me descontrolas Jonathan – digo casi sin aliento.  – Vamos hermosa salgamos de aquí, tenemos que seguir conversando – dice sonriendo.  No puedo creer que estoy desnuda, excitada, y él quiere conversar, pienso.  Él se pone un calentador y yo una pijama corta blanca.  – Quedémonos en mi habitación – le pido, él asienta con la cabeza y nos acostamos en la cama, de lado mirándonos frente a frente.  - ¿De qué quieres hablar? – le pregunto.  – Quiero responderte a todas las preguntas que me hiciste anoche – responde.  – Ya no hace falta – digo.  – Tu hermano sabe desde el día que nos vimos en el restaurante, el día que lo conocí.  Él estaba muy enojado, por poco me golpea, por eso le tuve que explicar todo, mi plan con Alanis, mis sentimientos por ti y el hijo de puta que te hizo daño – me explica jugando con mi cabello.  - ¿El hijo de puta que me hizo daño? ¿Lo conocías? – pregunto asombrada y me siento.  – No te alteres Sophia, no lo conocía, pero busqué información del caso, fui yo quien lo encontró y lo dejó tirado en la delegación, sin antes darle una paliza que por poco lo mato – responde con mucho odio en su mirada.  - ¿Qué hiciste qué? – pregunto perpleja.  – Quería hacerle sufrir lo que te hizo sufrir a ti, a ese infeliz – dice con mucha furia asustándome.  – Tranquilo Jonathan – digo haciendo que me mire y su mirada se suaviza.  – Gracias, gracias por hacerlo pagar y arriesgar tu vida.  Voy a estar eternamente en deuda contigo – digo acariciando su rostro.  – Por favor ya no hablemos de eso – digo con voz suave.  Él suspira – Bueno al explicarle todo a Anthony, me entendió y agraciadamente guardó mi secreto – continúa.  – ¿Y qué es lo que sientes por mí? – pregunto.  – Llámame loco, entiendo que fueron solo unos días que compartimos, pero sé que lo que siento por ti Sophia es amor, además de hacerle sentir cosas maravillosas a mi cuerpo, le hiciste sentir mucho más a mi corazón – dice acariciando mi rostro.  Tengo deseos de besarlo intensamente, pero tengo miedo.  - ¿Quieres besarme? – él pregunta, no le respondo solo lo miro.  – Yo si quiero besarte y entregarte mi amor en ese beso – dice con mirada profunda tocando mi mano.  – Mira mis ojos, no los cierres hermosa – dice acercándose.   Sigo sus instrucciones, sus labios se unen a los míos.  Abro mis labios para dejar que su lengua entre en mi boca, quiero cerrar mis ojos – Mírame Sophia – dice pegado a mis labios.  Mi cuerpo completo se descontrola, quiero más que ese beso.  – Jonathan – jadeo pegada a sus labios.   Me trepo encima de él – Soy tuya Jonathan, quiero entregarme a ti nuevamente – digo sin dejar de mirar esos bellos ojos de mirada profunda.  – Mi Sophia, ahora si eres mi Sophia – dice agitado y muy excitado.  Me muevo un poco para bajarle su pantalón cuando siento algo caliente y mojado.  - ¡NO! – digo asustada levantándome.  Mi agua fuente se ha roto.  – Jonathan no puede ser – digo llorando.  – Tranquila Sophia, todo va a estar bien.  Tenemos que cambiarnos para irnos al hospital, ¿tienes algún dolor? ¿te ayudo con la ropa? – dice nervioso.  – Solo me tapo con una bata, vamos ya – digo con desesperación, él toma una camisa y nos vamos de prisa.  Por el camino me comienzan las contracciones, pero las puedo controlar.  – Jonathan estoy nerviosa, mi bebé nacerá antes de tiempo – digo con lágrimas bajando por mis mejillas.  – Todo va a estar bien – dice acariciando mi mano mientras maneja a toda prisa.

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