Comenzar desde cero

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Llego a la habitación después de ver y darle leche a mi bebé. – Hermosa – dice Jonathan y me saluda con un beso en los labios. - ¿Cómo dormiste? – pregunta. – Me despertaba a cada rato para ver a mi hijo, pero cuando me quedaba dormida soñé contigo – digo sonriendo mientras subo a la cama. - ¿Qué soñaste? – pregunta levantando una ceja. – En lo que nos quedamos ayer, así que ven – digo de forma coqueta. Él me mira con emoción y se acerca. – Bésame – le pido y nos besamos con mucho deseo. – Oh disculpen – escucho que Beth dice interrumpiéndonos. Jonathan se separa de mí y se voltea mirando hacia la pared para esconder su excitación haciéndome reír. – Eh... ya regreso voy a ver a mi sobrinito – dice ella mirándome sorprendida. - Ya se fue, ven para acá – le digo. – Desperté con muchos deseos de estar contigo – digo pasando mi lengua por sus labios. – Mmm... hermosa, tienes que recupérate primero – dice pegado a mis labios. – Con el permiso – nos interrumpe una enfermera. – Necesitamos los datos del bebé para hacer el certificado de nacimiento – me explica dándome unos documentos para llenarlos. – Como todo pasó tan rápido ayer no me dio tiempo – digo. – No se preocupe, tómese su tiempo – dice amablemente y se marcha. – Debería ponerte a ti como el padre por haberte mojado con el jugo de bebé – digo riendo. – Bueno... - comienza a decir Jonathan, pero Beth entra con emoción. – Escuché a las enfermeras decir que tal vez Manicito no se tenga que quedar toda la semana aquí – dice sonriendo. – ¿De verdad? Voy a llamar a la enfermera – digo tocando el botón. – Nombre... - digo y miro a Jonathan. – Manicito se va a llamar como su abuelito, Sebastián...Alexis Miranda – digo haciendo que Jonathan poco a poco se sonría. – Me asustaste pensé que le ibas a poner Jonathan – dice Beth – Discúlpame, pero ya sabes que no me simpatizas mucho todavía – dice mirando a Jonathan. - ¡Beth! – la reprendo. – A diferencia de muchos, yo soy sincera y no me gusta esconder nada, así las cuentas están claras desde un principio – dice mirándome. La miro y pongo mis ojos en blanco. – ¡El nombre me encanta! – dice abrazándome para quitarme el enojo. En ese momento entra la enfermera y le pregunto acerca de lo que me dijo Beth, ella me confirma que es cierto y que mañana nos podemos ir ambos a la casa y se marcha para traérmelo. - ¿Sabes quién apareció en la repostería? – pregunta Beth, niego con la cabeza mientras continúo llenado el documento. – ¡Charlie!, dice que te manda saludos y que quiere verte – dice haciéndome tragar fuerte. – Con el permiso ya regreso – dice Jonathan y sale de la habitación rápidamente. – ¡Beth! Lo hiciste sentir muy incómodo – la regaño nuevamente. – Se lo merece – responde. La enfermera entra con mi manicito envuelto en una sábana azul esfumando mi enojo. – Hola Sebastián, ya te extrañaba chiquito – digo besando su cabecita. – Tan hermoso, me lo quiero comer a besos – dice Beth acariciando su pequeña mejilla. - Bueno Sophy yo me voy, nos vemos más tarde, Amelie está ansiosa de conocer a su primito – dice y me da un beso en la cabeza. – Adiós molestosa – le digo haciéndola reír y se marcha.  

Estoy cantándole una canción a Sebastián cuando Jonathan entra. Él se sienta al lado de la cama y nos observa con ternura. – ¿Puedes cargarlo a lo que voy al baño? – pregunto. – Por supuesto – dice levantándose y lo carga como todo un experto. – Se ven hermosos – digo sonriendo haciéndolo sonreír y entro al baño. Cuando regreso lo encuentro cambiándole el pañal causándome gracia. – ¿Necesitas ayuda? – pregunto riendo. – Creo que lo hice bien – responde riendo. - ¡Uy Sebastián! Ese pañal está bien oloroso – digo llevándolo al basurero del baño. – No hice nada más que comenzar a caminar y me dio la sorpresa – dice Jonathan riendo. – Gracias – respondo y cuando lo voy a cargar comienza a llorar. – Parece que le gusta estar contigo – digo sorprendida. – Déjamelo un rato, si quieres descansa, no me voy a mover de aquí – dice. – Está bien, te voy a hacer caso porque la verdad que entre la ansiedad de estar con él y la de estar contigo no pude descansar – digo riendo haciéndolo reír. – Yo también quiero terminar lo que comenzamos, créeme – dice entre risas. Cuando me acomodo en la cama, él me da un tierno beso en los labios y se sienta en la silla reclinable que está junto a la cama.

Al despertar me encuentro con la imagen más tierna que jamás haya visto. Jonathan y mi pequeño Sebastián se han quedado dormidos. Mi bebé está muy confortable en sus brazos, tomo mi celular y les tomo una foto, luego me levanto y camino hasta donde están para darle un beso en sus labios haciéndolo despertar. – Hermosa – dice al abrir sus ojos. – Necesito darle de comer – digo sonriendo. – Muy bien jovencito vaya con mami para que se alimente – le dice y le da un beso en su cabecita. Luego se levanta y me deja sentarme en la silla. - ¿Quieres que te traiga algo de comer? – me pregunta. – Sí por favor, una ensalada con espinaca me vendría bien – respondo. – Perfecto ya regreso – dice, nos besa a mí y al bebé y se marcha. – A mí también me gusta estar en los brazos de Jonathan – le digo a Sebastián sonriendo mientras toma su leche. Enciendo la televisión y disfruto de este momento tan especial.

Luego de que toda la visita se marcha me siento muy cansada, ya quiero que sea mañana para poder estar cómoda en mi casa. – Muchas gracias Jonathan, sí que has tenido tanta paciencia, en especial con Amelie, no sé por qué se pone tan eléctrica cuando estas con ella – digo sonriendo. – Me encantan los niños – dice sonriendo. – Me he dado cuenta – digo mirándolo y lo observo mientras organiza la habitación. – Jonathan, Jonathan... hemos vivido unos días muy íntimos, como que hemos empezado de atrás para delante – digo negando con la cabeza. – Los mejores de mi vida – él dice acercándose. – Cuando me recupere quiero que comencemos de nuevo, pero desde cero – digo acariciando su mano. – Me encanta la idea, lo único malo es que no te voy a poder besar – dice con voz ronca pegando su rostro al mío. – Ese detalle lo podemos aligerar, me puedes besar cuando gustes – respondo casi sin aliento y nos besamos muy intensamente ocasionando que tenga una muy notable erección. – Wow ya quiero que sea mañana para atender lo que está ocurriendo dentro de ese pantalón – digo mirando hacia su miembro. – Un paso a la vez hermosa, quiero que todo sea perfecto entre tú y yo porque no te quiero perder una vez más – dice mirándome directamente a los ojos. – Te deseo y no sabes cuánto, pero hay unas cositas que hay que tomarlas suave no quiero que te sientas presionada a hacer nada, todo debe de fluir como debe ser – dice. – Cada vez que dices algo me encantas más – digo sonriendo. – Siempre haciéndome sentir bien Sophia – dice acariciando mi barbilla. – Ya es hora de irme hermosa, mañana regreso temprano para buscarlos – dice y me besa tiernamente los labios. – Mmm delicioso, que pases una bonita noche – nos despedimos y se marcha. Este hombre me enloquece, y justo llega cuando estoy en la mejor etapa de mi vida pienso. Imágenes de nosotros tres vienen a mi mente, me siento tan feliz y realizada. Me levanto de la cama para cargar a mi Sebastián - ¿Te gustaría que Jonathan fuese tu papito? – digo y mueve la boquita de una forma que pareciera que se está sonriendo.

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