Si hacemos lo impensable nos haría parecer locos...

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Despierto y salgo de la cama lentamente para no despertar a Jonathan. Me pongo mi bata y lo arropo antes de salir de la habitación. Está comenzando a salir el sol, el amanecer se ve bellísimo desde la ventana de la cocina. Preparo muffins de arándanos, tortilla de huevo, frutas frescas con yogurt y café. Me siento tan cómoda preparando todo esto para él. – Buenos días Sophia – dice acercándose y besando mi frente. – Buenos días, ¿te dejé dormir con mis ronquidos? – pregunto riendo. – Honestamente no – dice haciéndome sonrojar y se comienza a reír. – Pero no con tus ronquidos, sino con tu presencia, el olor de tu cabello, de tu cuerpo me tenía desconcentrado – dice tomando un sorbo de agua. – Wow, me haces sentir bien – digo acariciando su rostro. Él toma mi mano y la besa – Mmm...tus manos huelen a arándanos – dice sonriendo. – Siéntate para servirte – digo con emoción. – Me siento como un rey con este festín – dice sonriendo. – Espero que te guste – digo mientras me siento. – Tienes un don espectacular, todo está esquicito – dice sirviéndose otro muffin. – Que te aproveche – digo acariciando su mano haciéndolo mirarme con ternura.

Luego del desayuno, él sale para recibir a los trabajadores mientras yo me ducho y me arreglo. Estoy muy a gusto en esta casa, parece que estoy en un sueño. El solo pensar que mañana regreso, me hace sentir un nudo en el pecho. – Aprovecha cada segundo Sophia – me digo a mi misma en voz baja, cuando escucho la puerta. – Te quiero llevar a un lugar muy especial – dice aguantando mis manos. – ¿Pero estoy vestida adecuadamente? – pregunto ya que visto un vestido largo blanco con unas zapatillas no muy altas. – Estas perfecta – dice y me besa. – ¿No nos podemos quedar? – digo pegada en sus labios. – No nos tardamos, te lo prometo, además sé que te vas a entretener – dice y besa mi cuello haciéndome jadear. – Sophia – dice queriendo meter la mano por debajo del vestido, pero lo detengo. – Si lo haces no salimos – digo riendo. – Me la debes – responde. Me agarra de la mano y salimos de la casa. – A ver hermosa te ayudo a subirte que esta camioneta está muy alta – dice y me levanta en peso. – Gracias caballero – le agradezco. Luego se sube y nos vamos.

Paseamos por un camino montañoso muy hermoso, miro por la ventana disfrutando del paisaje. Llegamos a una plaza, está lleno de personas, parece que es un festival. – ¿Y esto? – pregunto. – Es una convención culinaria de chefs de renombre, pensé que te gustaría venir – dice sonriendo. – ¿Es en serio?, vamos ¿qué esperamos? – digo con emoción soltando mi cinturón. – Ya te ayudo – responde bajando de la camioneta. Cuando me baja, me agarra de la mano y vamos hacia la plaza. Estoy en otro mundo, viendo todo con asombro, me tomo mi tiempo conversando con los diferentes chefs. Al final de la tarde tengo las tarjetas de la mayoría de ellos ya que Jonathan les comentó que yo quería comenzar mi propio negocio para que me dijeran uno que otro consejo. Y lo mejor de todo es que Jonathan lo ha disfrutado tanto como yo.
– Gracias por la sorpresa – digo sonriendo cuando vamos de regreso a la casa. – De nada Sophia – responde mientras maneja concentrado. - ¿Cómo supiste de esta actividad? A mi entender la cocina no es tu fuerte – digo sonriendo. – Hice una pequeña búsqueda y encontré la información – responde. – Sabía que te iba a interesar – dice acariciando mi mano. Me quedo observándolo y se me revuelve el estómago al pensar que ésta aventura se terminará mañana y para siempre. Él me mira y ajeno a lo que está pasando por mi mente se acerca y me da un beso en los labios.

Cuando llegamos al rancho los trabajadores están recogiendo todo para marcharse, así que me quedo en la casa mientras él va con ellos para despacharlos. Se me ocurre una idea, como solamente comimos de las muestras que estaban dando en el festival, preparo una ensalada verde con nueces y frutas, hago un aderezo delicioso que mi madre me enseñó a hacer y también preparo una salsa con tomates picados para comer con pan ciabatta. Encuentro una canasta y lo pongo todo y escucho cuando Jonathan entra. - ¿Qué es todo esto? – pregunta sorprendido. – Se me ocurrió irnos de picnic al estanque, la tarde está fresca ¿qué te parece? – pregunto. – Muy bien, como tú digas. Voy a buscar alguna sábana – dice muy alegre. Escucho que abre gaveta tras gaveta - No te preocupes, nos sentamos en le césped - le digo desde la cocina.  – Encontré una y de cuadritos para hacerlo más perfecto – dice con cara de niño, se ve hermoso. - ¿Por casualidad tienes algún vino blanco? – pregunto. – Sí uno muy suave – dice entrando a la cocina, abre una puerta y entra, al asomarme es un pequeño viñedo. – Este es perfecto ya que no te gusta tomar -. Agarro dos copas y nos vamos caminando hasta el estanque, debajo de un hermoso sauce llorón. Entre los dos ponemos la sábana y sacamos todo de la canasta. – Que lugar tan espectacular – digo mientras comemos admirando el paisaje. – Es lo único que pude recuperar de mis padres. Cuando lo termine, espero que quede como ellos siempre lo soñaron – dice con un poco de melancolía. – Estoy segura que así será – digo acariciando su rostro. – Este lugar es sagrado para mí, nadie sabe que existe – dice tomando un sorbo de vino. - ¿Nadie? – pregunto asombrada. – Solo Teddy y ahora tu – responde. – Por favor no le digas nada a Alanis – me pide. – Ah será una sorpresa – digo sonriendo. – Tal vez – dice pensativo. - ¿Qué te pareció la ensalada? – pregunto para cambiar el tema. – Muy deliciosa, igual que la chef – responde haciéndome sonreír. – No me dio tiempo de hacer un postre, pero traje de los muffins que sobraron del desayuno – digo sacándolos de la canasta. Él me mira y juega con mi cabello, mi pulso se comienza a elevar. – Estamos solos, ¿cierto? – pregunto. – Completamente – responde de forma sensual. Me levanto y me quito mi interior, luego me pongo de rodillas en el suelo para abrir su pantalón. Él levanta mi barbilla y me besa, su aliento sabe a vino. Poco a poco me muevo, me levanto el vestido y me siento en su miembro haciéndolo jadear. Muevo mi cuerpo hacia delante y hacia atrás, su hombría me descontrola, mi cuerpo está muy sensible desde la cabeza hasta los pies, llego casi inmediatamente, pero continúo moviendome porque no puedo parar, sentirlo dentro de mí me da más energía. – Mi Sophia – dice en mi oído descontrolándome nuevamente, siento deseos de llorar. Lágrimas comienzan a salir de mis ojos mientras llego. – ¿Estás bien? – pregunta. – Shhh, solo hazme el amor – le pido. Él me besa más apasionadamente y me hace suya de una forma muy diferente a como lo había hecho antes llevándome a un éxtasis total.

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