Vámonos

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Carolina está muy emocionada con la nueva cuenta, entre las dos decidimos los postres que tendrá cada restaurante y la Chef los ha aprobado. Una vez terminamos de coordinar con todos lo que tienen que hacer en mi ausencia, Carolina y yo nos vamos a mi oficina nuevamente. – Carolina, hemos estado tan ocupados últimamente, que no te he preguntado cómo te sientes aquí – pregunto. – Me encanta, ustedes me han hecho sentir parte de la familia y el pueblito me fascina. De eso precisamente le estaba hablando a mi mamá anoche – responde sonriendo. – Yo estoy muy complacida con tu trabajo y quería nombrarte como gerente general. ¿Qué te parece? – pregunto. – ¿Es en serio? – pregunta con la elocuencia que la caracteriza haciéndome sonreír. – Muy enserio, has probado que tienes la capacidad de ejercer el puesto y muchas más responsabilidades – respondo. – Acepto, no tengo ni que pensarlo – dice sonriendo. – Me alegro, aquí está el nuevo contrato y esta será tu nueva paga – digo señalando en el contrato donde indica la nueva paga, veo como sus ojos se iluminan. – Y por supuesto continúas recibiendo tus comisiones por las nuevas cuentas que obtengas – añado. La observo que su sonrisa no se borra mientras lee el contrato, se nota que está muy feliz. – Muchas gracias Sophia, ¿la puedo abrazar? – me pregunta haciéndome sonreír. – Por supuesto – respondo y nos levantamos para abrazarnos. – Esta misma tarde iré con Charlie para que me ayude con un préstamo para la compra de una casa. Es tan guapo – dice con emoción. – Mira ver, invítalo a salir – digo riendo. – Es un poco mayor para mí... - dice y se queda pensativa. – Como que sí lo voy a invitar, no tengo nada que perder – dice encogiéndose de hombros. – Esa es la actitud que tanto me gusta de ti Carolina, siempre haces las cosas sin miedo – digo sonriendo haciéndola sonrojar.

Luego voy a hablar con Anthony y Beth acerca de este inesperado viaje. – Cuéntame por qué rayos Charlie se quedó a dormir en tu casa – dice Beth cuando entro a la oficina haciéndome reír. - ¿Qué? – pregunta Anthony con asombro. – Nos lo encontramos borracho y como no sé dónde vive, pues lo trajimos para acá – les explico. – Ya me imagino lo feliz que estaba Jonathan – dice Anthony y toma un sorbo de café. – Sí, especialmente cuando Charlie me dijo que me durmiera con él – comento haciendo que escupa el café, Beth comienza a reírse a carcajada. – Yo lo estrangulo si te dice eso a ti – Anthony dice mirando a Beth. – Por lo menos ya ellos dos limaron asperezas...eso espero. Pero les venía a conversar del viaje a California – les digo limpiando el reguero de café del suelo. – No sé por qué estoy tan emocionada con ese viaje – dice Beth. – Ya dejé todo arreglado con Carolina, yo me iría hoy mismo. Ese hombre me fascina, estoy tan enamorada de él. Me dijo que me ama y que yo soy su Sophia y Sebastián su niño – digo con emoción. – Me alegra verte así bebé – dice Anthony sonriendo, Beth nos mira y pone los ojos en blanco. – La verdad que ustedes lo tienen en un pedestal, pero les voy a confesar que verlo como trata a Sebastián y a Amelie me está haciendo cambiar de opinión – dice ella sonriendo. – Sí eso me enamora mucho más – digo risueña. – Yo sé que a Amelie le va a fascinar el rancho, lo pasaremos tan chévere, es más me voy para comprar el pasaje. Vámonos esta noche. – comento bromeando. – Conmigo no hay problema, ya nosotros lo tenemos todo arreglado, avísenme para comprar los pasajes – dice Anthony. – Yo lo dije bromeando – respondo sonriendo, pero me quedo pensativa. – ¿Saben qué? Ya regreso – digo y me voy para hablar con Jonathan.

Entro y lo único que se escucha es la televisión, perece que son caricaturas. Cuando voy a la sala los encuentro durmiendo, Sebastián está dormido en su pecho, se ven preciosos así que les tomo una foto, haciendo que Jonathan abra sus hermosos ojos. – Hola hermosa – dice sonriendo con ojos adormilados. – Hola Bizcocho, siempre te despierto con mis fotos – digo acercándome para darle un beso – Es que no me puedo aguantar, se ven bellos -. Se levanta lentamente y acuesta a Sebastián en su cunita, milagrosamente manicito no se despierta. – Estaba pensando en que viajemos esta noche a California, ¿qué te parece? – le pregunto observando cómo viene hacia mí, no me responde nada. Se sienta en el mueble y extiende su mano para tomar la mía. Me acerco y me abraza por la cintura, su rostro está pegado a mi abdomen – Conmigo no hay problema hermosa – dice oliéndome pegándome más a su rostro agarrándome por las nalgas, yo juego con su ondulado cabello. – Quiero verte desvestirte – dice con voz excitada. Me río como niña – Por ti hago lo que sea – respondo y me despego un poco de su cuerpo. Comienzo quitándome la camiseta, luego me quito el sostén y juego con mis senos. Él sonríe muy sensualmente y se acomoda su miembro, como viste su pantalón pijama se nota su excitación encendiendo mi morbo. Me desabrocho el pantalón, me volteo y lo bajo lentamente. Como el pantalón es pegado, mi panty también se baja, estoy muy excitada. – Belleza – dice entre dientes, me volteo y lo miro de pies a cabeza. Se ve tan delicioso, me acerco para bajarle los pantalones y comienzo a saborearlo, enseguida suelta un jadeo. – Te deseo demasiado Sophia, ven – dice, sigo sus instrucciones y me siento en su regazo, su erección está debajo de mi sexo poniéndome ansiosa. – Bésame – le pido, él suspira y me besa intensamente, me quiero mover para hacer que me penetre, pero él restringe mi movimiento. – Quiero sentir tu deseo – dice y comienza a tocarme, primero por toda la parte exterior de mi sexo haciéndome gemir silenciosamente, luego sus dedos buscan la parte más sensible de mi cuerpo para acariciarlo. Su tacto es muy suave en mi sexo, muy delicado, pero a la vez crea una sensación muy fuerte de placer que recorre todo mi cuerpo. – Jonathan – digo sin aliento pegada a sus labios, en ese momento me levanto un poco para dejarlo entrar en mí. – Mi Sophia – murmura en mi oído, sus caderas suben, las mías bajan dejándonos llevar por el más satisfactorio de los placeres.

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