Embarazada De West [West#1]

20- No son celos. ✔

Bastián West

Desde que habíamos llegado a la universidad no había visto a April y necesitaba saber si sentía bien, si nadie la había molestado, aunque con respecto a la segundo ya teníamos todo bajo control, pero como nunca faltaba un imbécil. Cuando mi clase terminó igual que siempre me dirigí a la cafetería, para reunirme con todos, fui el primero en llegar, luego lo hicieron

Charlie y Shark, ambos me saludaron, pero se quedaron hablando de una estúpida película.

—Es completamente estúpida, lo putos zombies no razonan y mucho menos se enamorar, quieren comerse tu puto cerebro, no se quieren enamorar —Shark negó—. Es lo más estúpido que he visto en los últimos tiempos —me vio a mí y fruncí el ceño—. Ni siquiera tú eres tan estúpido como esa película. Tener sexo sin condón —lo vi.

—Si estás de mal humor, suicídate, pero conmigo y con mi hijo no metas —me sacó el dedo—. Métetelo donde mejor donde mejor te cabe —Charlie me vio e hizo una mueca.

—Mierda, relájate, quiero a mi sobrino, pero eres estúpido —Shark se encogió de hombros.

—Diablos, señor, ¿está de mal humor? —aparté la mirada—. ¿Qué mierda les pasa a los dos? Tú ya deja en paz la puta película, es un puto asco, pero algunas personas les gusta, así que ya cálmate.

—Es una ofensa para el verdadero cine, perdí más de una hora de mi vida —negó—. Voy por algo de comer, tengo hambre —se puso de pie.

—Tráeme una hamburguesa, esclavo —le pidió nada cortés, Charlie.

—Claro, maldito abusador —Shark se fue y nos quedamos los dos solos—. ¿Qué tienes? —vi mi reloj.

—April no ha aparecido y necesita tomarse sus vitaminas y... necesito saber cómo está, me preocupa mi bebé —suspiré—. Quiero que nazca por dos razones, para poder conocerlo y poder tenerlo todo el tiempo conmigo.

—Si tú pudieras llevar al bebé lo harías, ¿verdad? —no dije nada—. Eres demasiado sobreprotector, cálmate, April se sabe cuidar, no es una niña, aparte recuerda como se puso cuando pensó que el bebé podía estar mal por su culpa, dudo mucho que haga algo que pueda poner al bebé en riesgo, así que mantén la calma, pareces loco.

Suspiré. Charlie tenía razón, debía calmarme, April sabía lo que debía hacer, no era necesario que yo se lo recordara, ella era su madre y sabría cuidarlo. Debía confiar en eso.

—Toma, perra —Shark puso una bandeja con una hamburguesa, papas fritas y una bebida.

—Por favor, tú eres mi perra —le guiño.

—Toma —me dio una soda y empecé a tomarla.

No tenía hambre, al parecer mi estómago se había cerrado por la preocupación.

—Hola, chicos —Renata se sentó al lado de Shark.

—Hola —saludaron mis amigos.

—Hola, ¿y April? —pregunté. No iba a andar con rodeos, me urgía saber dónde estaba.

—Am... April —se estruja las manos nerviosa. Y fue entonces cuando empezó a faltarme el aire—. April... Umm —entrecerré los ojos y apreté la mandíbula.