April Miller
Estaba súper tranquila y feliz durmiendo, teniendo un lindo sueño, cuando me desperté asustada al sentir que Bastián se movía bruscamente. Abrí los ojos, frote los mismo y encendí la luz, porque aún estaba muy oscuro. Lo vi asustada, su respiración estaba agitada y su piel sudorosa, empecé a moverlo, pero no despertaba, ya empezaba a preocuparme.
—Bastián —pasé una mano por su frente y llevé un poco de cabello que estaba en su rostro hacia atrás—. Bastián, despierta... ¡Bastián! —grité y al fin abrió los ojos y me vio asustado y desconcertado—. ¿Qué tienes?
—Na... Nada —su respiración seguía agitada, sus ojos estaban llenos de lágrimas y en su rostro había miedo.
—¿Qué te pasa? —tomé su rostro y junte su frente con la mía—. ¿Por qué estás así? —limpié el sudor que había en su rostro.
—Nada —tomó aire—, estoy bien —me dio un pequeño beso en los labios—. Duérmete, desvelarse no es bueno y menos para ti —acarició mi rostro.
—Está bien —recosté mi cabeza en su hombro y lo abracé.
Un rato después ambos nos quedamos dormidos, aunque yo me quedé un poco preocupada por él, pero de igual forma, pasara lo que pasara, iba a estar con él.
•••
La alarma del celular de Bastián empezó a sonar, así que desperté de inmediato, la apagué y dejé el celular a un lado. Vi a mi novio por un momento y besé su frente, así tranquilo se veía mucho mejor, que como en la madrugada que estaba todo asustado. Me levanté de la cama y me dirigí al baño, ahí me lavé la cara, me arreglé el cabello y mientras lo hacía se me ocurrió una idea, así que con cuidado de no despertar a Bastián, tomé mi celular de la mesa de noche y fui a la cocina.
Quería sorprender a Bastián y para eso necesitaba una receta y un tutorial, para hacer panqueques —sí, así de mal estaba con respecto a lo que era la cocina—. Primero busqué una receta y luego empecé a buscar un vídeo en dónde lo explicaran de forma simple, después de ver algunos bastante complicados, encontré el indicado. Empecé por buscar los ingredientes que me indicaban y luego hice todo paso por paso, al final de todo se veían bien y comestibles.
Decore la mesa, puse los platos, la taza de Bastián para el café y un vaso para mi jugo, vi la mesa, ella también se veía bien, saqué el celular de mi bolsillo y le tomé una foto, eso debía enseñárselo a Renata, se iba a emocionar al ver que había hecho algo así. Fui a la habitación para buscar a Bastián, pero ya no estaba en la cama, me giré a ver hacia al baño y ahí estaba, iba saliendo. Caminé hacía él y lo abracé.
—Hola —me abrazó y levantó mi rostro para besarme—. Veo que dormiste bien —asentí.
—Incluso te tengo una sorpresa —elevó sus cejas.
—¿Una sorpresa? Quiero verla —lo tomé de la mano y lo llevé a la cocina.
—Esto no es lo mío, pero lo hice para ti —me dio un beso el cabello.
—¡Vaya! —dijo al ver la mesa y todo lo que había preparado—. ¿Tú lo hiciste o lo compraste? —sonrió.
—Me ofendes —golpeé su brazo—. Obvio que yo lo hice —me sentía orgullosa de lo que había hecho.
—Se ve bien —me encogí de hombros de forma presumida.
—Y te aseguro que es comestible —rio.
—Eso es lo más importante, que pueda comerlo sin morir en el intento
—Ay, que chistoso —reí.
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Embarazada De West [West#1]
Roman d'amour¿Hay algo peor que perder la virginidad en una borrachera? Sí, es aún peor perderla con el más idiota y antisocial de toda la universidad, y a eso agreguémosle perder mi excelente reputación y terminar expulsada de la hermandad. ¡Ah, claro! Olvidab...