Bastián West
—Tienen que volver pronto —papá abrazó a April.
—Ya morimos de ganas por conocer a nuestro nieto —mamá acarició el vientre de April.
—Volveremos pronto —dije cuando ya nos íbamos. No había más razones para no volver y al contrario, habían muchas para hacerlo.
Todos llegamos a casa, menos Charlie, él se había quedado con Summer y volvería por la tarde. Aún seguía sorprendido con esa relación, cuando éramos niños Charlie y yo estábamos enamorados de Summer, pero ella nunca nos hizo caso, y a mí poco después se me pasó, en cambio a Charlie nunca pudo superar su amor por ella. Lo que me sorprendió es que ella al fin le diera una oportunidad, siempre había sabido que él estaba enamorado de ella, pero ella sólo lo veía como un amigo y siempre escogía a los idiotas de la historia. Todo eso era bueno para ambos, Charlie al fin podía estar con el amor de su vida y ella al fin estaba con alguien que amaba todo de ella y no sólo lo que se veía en el exterior.
—Amor, trae los pañales —April y Renata bajaron del auto con unas pocas cosas que nos habían dado, pero aún así el auto seguía lleno de regalos.
—¿Cuál de todos? —vi el auto de Shark repleto de pañales.
—Pues todos —se encogió de hombros y entró a la casa acompañada de Renata. Suspiré.
—Shark ayúdame —mi amigo negó.
—Yo llevo los biberones —tomó la caja en donde estaban todos estos—. Suerte con eso —señaló todos los pañales y se fue adentro.
—La voy a necesitar —murmuré.
Todos nos llevaron muchos pañales porque según ellos era lo que más se necesitaba, cuando me lo dijeron entré en pánico, le había prometido a April que yo cambiaría todos los pañales. Ya no podía echarme para atrás, no me quedaba de otra, debía hacerme responsable de mi promesa.
Pobrecito de mí.
Acomode todo y con dificultad lo cargué y lo llevé adentro, Shark me abrió la puerta y él salió por más cosas. Dejé los pañales sobre la caja de los biberones y fui a donde estaban April y Renata, dejaría que el tío Shark se encargara del resto.
—Aquí no hay espacio para nada —dij viendo la incomodidad que empezaba a sentirse con tantas cosas. Abrí el refrigerador y saqué una botella de agua—. Amor, ¿estás cansada? —abracé a mi novia por la espalda.
—Sí, tengo sueño —recostó su cabeza en mi hombro. Nos habíamos ido a dormir muy tarde porque habíamos aprovechado la noche y madrugada para platicar con todos.
—Esto era lo último —Shark dejó la última caja y se acercó a Renata—. ¿Nos vamos, cariño? —Renata asintió.
—Vámonos —entrelazaron sus manos—. Adiós —Renata agitó la mano.
—Chicos, gracias por todo —April abrazó a ambos.
—De nada —Shark le guiñó.
—Oigan, ¿qué tal si cuando Charlie vuelva vamos a comer? —dije yo.
—Está bien, nos vemos después —Renata tomó a Shark de la mano y caminaron hacia la salida.
ESTÁS LEYENDO
Embarazada De West [West#1]
Romance¿Hay algo peor que perder la virginidad en una borrachera? Sí, es aún peor perderla con el más idiota y antisocial de toda la universidad, y a eso agreguémosle perder mi excelente reputación y terminar expulsada de la hermandad. ¡Ah, claro! Olvidab...