Bastián West
—Carl me llevó a comer —le dijo April a Renata— y luego fuimos a dar un paseo —Renata sonrió sin mostrar los dientes.
—Que bueno —estaba claro, Renata no estaba contenta con eso.
—¿Por qué no te emocionas? —le preguntó.
—Sabes muy bien porqué —Renata se encogió de hombros.
Ella no era la única que no estaba contenta con esa semana de cita, yo tampoco estaba contento, a penas acababa de empezar la bendita semana y ya ella no paraba de hablar de él. Ya habían pasado dos días, de esa primera salida y empezaba a sentirme harto de eso. Shark, Charlie y yo nos encontrábamos en la cafetería, al menos yo sólo físicamente porque mi mente estaba en la mesa de en frente en dónde estaban April y Carl, muy sonrientes. Era el tercer día de cita y se les había antojado comer juntos a la hora del almuerzo, ya no sólo tendría que escuchar de él todo el tiempo, también me tocaba verlo.
Siempre que llegaba a casa luego de los entrenamientos, April no estaba, luego de clases la buscaba, y no estaba. Desde la estúpida semana de citas casi nunca estaba en casa pues estaba con Carl, hasta había llegado a pensar en que debía pedir una cita para hablar con ella.
—Bastián, ¿escuchaste lo que te dije? —volví a la realidad y me di cuenta que mis dos amigos me veían raro.
—¿Qué? —pregunté confundido.
—Hablábamos sobre que este fin de semana iremos a tu casa para pasar un rato divertido, antes de los exámenes y la competencia —repitió Shark, con desgano.
—Claro —asentí—. Por mí está bien —me encogí de hombros.
—Bien, ya vámonos, tenemos clase —Charlie y Shark se pusieron de pie. Mientras yo, una vez más me perdía en la escena frente a mi—. Muévete, John.
—Sí, ya —me puse de pie y seguí a mis amigos, pasé cerca de April y ella ni siquiera volteó a verme, estaba bastante concentrada viendo a Carl.
En esos días los celos me habían dominado, los celos de amigo claro, extrañaba pasar tiempo con ella y por supuesto con mi hijo, extrañaba ser yo quien la haciera reír, quien cumpliera sus antojos y jamás pensé que diría esto, pero la extrañaba. Bueno, a ambos, porque aunque mi hijo aún no nacía y tampoco se movía, me hacía falta saber que debía cuidarlo a él y a su madre.
Llegamos a nuestra ultima clase del día, esta estaba aburrida y yo pensativo; en esos días de soledad en más de una ocasión me había puesto a pensar en que pasaría cuando naciera mi hijo y las preguntas que me mantenían despierto en las noches eran: ¿qué pasaría si April y Carl se casaban? ¿ambos se quedarían con mi hijo? No soportaría que mi hijo le llamara papá a alguien más y mucho menos al imbécil de Carl. Yo quería a mi bebé y si en algún caso April decidía quedarse con él, estaba bien, pero nunca permitiría que me separaran de mi hijo.
La clase terminó, por fin, los tres salimos del salón y en el camino Charlie me hizo una pregunta que yo también me había hecho.
—Oye, ¿te has puesto a pensar cómo serían las cosas si April y Carl quedan juntos? —lo vi y fruncí el ceño.
—Tendrías que ir a visitarlo —dijo Shark—, todo tu relación con tu hijo quizás dependería de un juez, él decidiría cuándo verlo, tendrías horarios y todas esas cosas.
ESTÁS LEYENDO
Embarazada De West [West#1]
Romance¿Hay algo peor que perder la virginidad en una borrachera? Sí, es aún peor perderla con el más idiota y antisocial de toda la universidad, y a eso agreguémosle perder mi excelente reputación y terminar expulsada de la hermandad. ¡Ah, claro! Olvidab...