55- Un consejo. ✔

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April Miller

Al escuchar todo lo que dijo la maldita perra de Shelsy, me sentí destrozada, no podía creer que Bastián me hubiera hecho eso... yo lo amaba y él... ¿él sólo jugó conmigo? A pesar de que por dentro sentía que me estaba rompiendo en mil pedazos no derramé ni una lágrima, no les iba a dar el gusto de verme llorar.

Cuando salí del restaurante Renata y Shark me siguieron.

—April —me detuve y vi a mi amiga preocupada—. ¿Quieres ir a algún lugar? —negué.

—Quiero estar sola.

—Pero...

—Por favor —ambos asintieron y regresaron al interior del restaurante.

Cuando me giré para seguir con mi camino, choqué con alguien, levanté la mirada y era Carl.

—Hey, ¿qué pasa? —negué y aparté la mirada—. April, ¿estás bien? —levanté la mirada y él me veía sorprendido. ¿Tan mal me veía? Bueno, me sentía muy mal, así que quizás sí.

—No quiero estar aquí —lo abracé y sentí como mis ojos picaban y las lágrimas querían salir.

—Vámonos, ¿a dónde quieres ir? —levantó mi rostro y me vio—. Vamos a mi auto —pasó un brazo por mis hombros y me ayudó a subirme a su camioneta—. ¿Qué pasó, April? —preguntó cuando estuvo en el lugar del conductor.

—Bastián —decir su nombre me dolía—, se besó con... Shelsy —cerré los ojos.

No iba a llorar... Al menos no en ese momento, porque estaba segura que sí lo haría, porque me estaba doliendo muchísimo.

—Demonios, que imbécil, jamás pensé que Bastián sería capaz de hacerte algo así —asentí—. ¿A dónde quieres ir, cariño? —tomó mi mano.

—A casa —frunció el ceño.

—¿A la casa de él? —asentí—. Está bien—encendió la camioneta y la puso en marcha.

Durante todo el camino me quedé viendo a través de la ventana, recordando las mentiras de Bastián.

—Eres y serás siempre el gran amor de mi vida.

—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, tú y nuestro hijo lo son, ambos son el centro de mi mundo y no me imagino una vida sin ustedes.

—April Miller, te amo.

Sentí que una lágrima empezó a correr por mi mejilla y de inmediato la limpié. No, no iba a dejar que me vieran llorar. Carl se estacionó frente a la casa, se bajó y abrió mi puerta.

—¿Quieres que me quede contigo? —me ayudó a bajar.

—No es necesario.

—April, soy tu amigo, puedes confiar en mí —me abrazó fuerte—. Yo estaré para lo que necesites —besó mi cabello.

—Gracias, Carl —me quedé abrazándolo, por un largo rato, quizás demasiado, pero necesitaba un abrazo.

—¿Quieres que me quede contigo? —volvió a preguntar—. No quiero que estés sola, me preocupa que te pase algo en tu estado —acarició mi vientre.

Embarazada De West [West#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora