April Miller
Al llegar a casa lo primero que hicimos Renata y yo fue buscar algo para comer, ya era muy tarde, pero igual teníamos hambre, ella preparó sándwiches y nos quedamos a comer en la isla.
—¿Cómo vas con Shark? —le pregunté.
—Bien, estamos muy bien —podía notar lo enamorada que estaba.
—¿Pronto habrá boda? —la golpeé con mi codo y rio.
—No lo creo, el matrimonio no es tema que se menciona en esta relación —se encogió de hombros—. Estamos empezando y queremos disfrutar de esto.
—Me parece bien, no hagan lo mismo que nosotros, empezar todo al revés —ambas reímos.
A pesar de haber empezado al revés, Bastián y yo éramos felices, así que eso era lo de menos.
•••
Abrí los ojos y Renata estaba a mi lado, era bueno no haber despertado sola, aunque no era para nada comparado a dormir con Bastián, pero en fin, tener una noche de chicas fue bueno. Tomé mi celular de la mesa de noche, ya era de mañana, bueno, aún era madrugada y no sabía nada de Bastián, algo que me preocupaba.
Con cuidado de no despertar a Renata, caminé a la sala para llamarlo, marqué su número y un celular sonó en la sala, seguí el sonido que me llevó hasta el sillón donde dormido estaba Bastián. Se veía tan lindo. Acaricié su mejilla y suspiró, su mejilla estaba fría, al igual que su cuerpo entero, así que sin pensarlo mucho volví a la habitación y busqué una sábana, volví a sala y lo cubrí con ella. Verlo dormir con esa expresión tranquila, me hacía derretir como helado en verano. Helado, que rico. Dejé mis pensamientos de comer un lado, al menos hasta que amaneciera, para quitarme mis pantuflas y recostarte a su lado.
—¿Amor? —abrió sus ojos y al verme sonrió—. No me vuelvas a dejar solo —sonreí—. Te extrañé —me abrazó y yo puse mi cabeza en su pecho.
—También te extrañé —dicho eso, ambos nos quedamos dormidos.
•••
Sentí que alguien me observaba y de inmediato pensé que era Bastián, pues ya se le había hecho costumbre despertar temprano y verme hasta que despertaba. Abrí los ojos despacio y para cuando se acostumbraron a la luz, me di cuenta que me había equivocado, no era Bastián, él seguía dormido, era Renata quien me veía.
—De haber sabido que me abandonarías al amanecer, no me quedo —se cruzó de brazos—. No hay nada más feo que despertar sola —hizo un puchero.
—Lo siento —con algo de dificultad logré soltarme de Bastián, quien en cuanto me puse de pie se acomodó nuevamente—. Lo estuve buscando —señalé a Bastián— y cuando lo encontré —suspiré—, fue irresistible y me quedé —rodó los ojos—. Míralo, es tan lindo.
—¿Qué te hizo ese hombre malo? —señaló a Bastián y tomó mis mejillas—. Te has vuelto tan cursi, tan romántica, tan... anti–April.
—¿No deberías estar feliz por mí? —quitó sus manos de mis mejillas.
—Lo estoy —asintió—. Por supuesto que lo estoy, tienes a un hombre que te ama de verdad y que haría cualquier cosa por verte feliz y eso me alegra —me sonrió y yo a ella—. Después de las desilusiones que tuviste, me alegro que ahora lo tengas a él, porque a pesar de todo, son tal para cual.
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Embarazada De West [West#1]
Storie d'amore¿Hay algo peor que perder la virginidad en una borrachera? Sí, es aún peor perderla con el más idiota y antisocial de toda la universidad, y a eso agreguémosle perder mi excelente reputación y terminar expulsada de la hermandad. ¡Ah, claro! Olvidab...