Epílogo ✔

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April Miller

Terminé de colgar la última esfera en el árbol y vi a Bastián con Bradley en sus brazos. Mi novio tomó una campana del enorme árbol de navidad y me crucé de brazos pues pasamos horas decorándolo todo y él así de fácil y le quitaba los adornos como si nada. Hizo sonar la campana y Bradley abrió sus hermosos ojos grises, volvió a sonarla y sonrió.

—¿Te gusta, bebé? —Bastián hizo sonar la campaña una vez más y sonrió aún más.

La sonrisa de mi hijo era sin duda alguna la más bella del mundo, no había otra sonrisa que me pusiera tan feliz como esa, bueno, la de Bastián también me hacía muy feliz y es que la sonrisa de novio era hermosa.

—Se ve tan lindo cuando sonríe —me acerqué a ellos. Besé la mejilla de mi pequeño risueño y los labios de mi guapo novio.

—Es como su mamá. Todo el tiempo está serio, pero cuando sonríe, es hermoso.

—Yo no soy seria —me quejé—. Tú eres mentiroso.

—Es la verdad, acéptalo, eres seria por fuera, pero una dona rellena por dentro —reí por su ejemplo.

—Lo único que voy a aceptar, es el regalo que me prometiste —subí y bajé ambas cejas.

—Es usted muy ansiosa, señorita Miller —pasó un dedo por mi nariz.

—Y es usted muy lento, señor West.

—Señorito, por favor —volvimos a reír y Brad sólo nos vio asustado.

En dos días mi pequeño Bradley Louis, cumpliría su primer mes, estábamos muy emocionados. Esas semanas que habíamos estado con él, habían sido las mejores de nuestra vida; habían estado llenas de risas y nuevos aprendizajes, Maggie nos había estado ayudando mucho para que no cometiéramos errores, aunque decía que era imposible no hacerlo. Incluso contó una historia: cuando Bastián tenía seis meses lo dejó olvidado en el jardín por casi media hora. Esa fue una gran confesión, pues nadie a parte de ella lo sabía.

Nuestros amigos siempre que llegaban a la casa se la pasan peleando todo el tiempo por quien cargaba a mi hijo por más tiempo. No los culpaba, era hermoso, o sea, por favor, es cuestión de ver a sus padres. Sin duda alguna el desvelo me estaba haciendo daño. ¿A quién engañaba? Nosotros dos éramos perfectos y nuestro hijo también.

Mi hermoso y maravilloso novio, había cumplido su promesa, siempre se levantaba en la madrugada para cambiarle los pañales y sólo me despertaba para que le diera de comer, ya que aún no le dábamos biberón.

Aunque estuvimos hablando con el pediatra y me dijo que podía utilizar una de esas cosas para sacar mi leche y dársela en biberón, mientras le dábamos fórmula. Así el único que despertaría en la madruga sería Bastián. Aunque realmente luego lo extrañaría y yo también terminaría despertando para darle besitos y abrazos madrugadores.

Esa noche tendríamos nuestra primera cena navideña en familia. Llegarían absolutamente todos, y con todos me refería a: Renata, Shark, Charlie, Summer, Maggie y John. Incluso mi padre y su esposa Noelia llegarían. Sería la primera navidad para la familia West Miller. Estaba muy emocionada.

—Señorito, ¿podrías ayudarme a poner la estrella? —Bastián rio.

—Claro —me extendió a Bradley—. Sostén a mi estrellita —tomó una silla y se subió en esta para poner la estrella.

Embarazada De West [West#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora