April Miller
Luego de dos días de estar en el hospital, por fin me habían dado el alta, luego de una revisión el doctor había dicho que ambos estábamos bien, así que me dejó salir, algo que me tenía aliviada, por dos razones: al fin estaría en casa y Bastián podría dormir bien, ya que esos dos días ahí había dormido muy incómodo en esa silla y estaba adolorido, él debía estar bien para sus entrenamientos, a los cuales también había tenido que faltar por cuidarme.
Entramos a la casa y lo primero que hice fue recostarsme en el sillón, Bastián, dejó las cosas en la entrada y se sentó a mi lado, me quitó los zapatos y empezó a hacerme un masaje, le sonreí en forma de agradecimiento y me relaje, aunque luego quien le daría un masaje a él sería yo, tal vez así dejaba de dolerme tanto la espalda y el cuello.
—¿Quieres comer algo? —me preguntó y asentí.
—Sí, necesito algo rico, la comida del hospital no me gusta tanto la tuya.
—El chantaje, claro —se puso de pie.
—No es un chantaje, es la verdad, tu comida me encanta —fue a la cocina.
—Obviamente, yo todo lo hago bien —me guiño.
—Soy testigo —lanzó una carcajada.
—Ya déjame cocinar, porque si sigues diciendo esas cosas, vamos a terminar comiéndonos nosotros mismos —reí.
—Estás loco —mientras él cocinaba yo aproveché para escribirle un mensaje a Carl, bueno, uno más.
Le había escrito desde el primer día, pero no había respondido, había intentado llamarlo y tampoco había contestado, sin duda alguna no quería saber nada de mí.
»Carl, necesito hablar contigo, tengo que explicarte todo, por favor.
Escribí con sinceridad, porque él merecía una explicación, no quería que pensara que todo este tiempo le había visto la cara, porque no había sido así. Igual que las veces anteriores, no respondió, dejé el celular a un lado y me puse de pie, pues quería ir a tomar un baño. El olor a hospital estaba en mi ropa, en mi pelo y en toda yo, así que necesito deshacerme de el, detestaba el olor a medicinas y esas cosas.
—¡¿Qué haces?! —di un pequeño salto al escuchar el tono alterado de Bastián—. Tú debes estar en reposo —se paró frente a mí y me vio con desaprobación—. Por lo menos debes descansar hoy también.
—Relájate, sólo voy a tomar un baño —dejé caer mis hombros.
—Bien, te acompaño —rodeé los ojos. Pasó un brazo por mi cintura, como si fuera a morir por dar unos cuantos pasos y me guió a la habitación.
Cuando estuvimos frente a la puerta del baño lo vi.
—Ya estoy aquí, te puedes ir —me quité el suéter.
—¿Pero si necesitas algo?
—Bastián, estoy bien —dije al notar tanta insistencia—, tranquilo, sólo voy a tomar un baño— me acerqué, tomé su rostro con ambas manos, lo atraje hacia mí y lo besé—. Voy a bañarme —le di un pequeño beso, antes de entrar al cuarto de baño.
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Embarazada De West [West#1]
Romansa¿Hay algo peor que perder la virginidad en una borrachera? Sí, es aún peor perderla con el más idiota y antisocial de toda la universidad, y a eso agreguémosle perder mi excelente reputación y terminar expulsada de la hermandad. ¡Ah, claro! Olvidab...