30- ¿La amo? ✔

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Bastián West

No tener clases ni entrenamiento me había dado suficiente tiempo libre para ir a la playa y nadar un poco, sí, todos los días nadaba en una alberca por los entrenamientos, pero era diferente nadar en la playa y tomar un poco de sol que mucha falta me hacía. Al caminar en dirección a la casa, vi que alguien estaba sentado en el porche trasero, ese alguien era Charlie. En el camino con mi toalla me sequé un poco, al llegar subí los escalones y me senté en una de las sillas que estaban ahí.

—¿Qué me cuentas, eh? —suspiré.

—No mucho, sólo que anoche April me confesó que yo era el padre perfecto para nuestro hijo y que no cambiaría nada de lo que había pasado —recibí un manotazo en el pecho.

—Esa es una confesión de amor, idiota —lo vi molesto.

—Sólo estaba sensible.

—Por teléfono me dijiste que ella te prefería por encima de Carl —esa había sido mi técnica para que llegara rápido y pudiéramos hablar.

—Sí, pero para ser el papá del bebé, no para nada más —me encogí de hombros.

—¿Bastián, aún usas lentes de lectura? —lo que le seguía a esa pregunta no era bueno para mí.

—Sí.

—Deberías cambiarlos por binoculares, porque al parecer estás muy ciego y jodido.

—No estoy ciego, yo únicamente te estoy diciendo lo que ella dijo, ella sólo mencionó mi faceta de padre, no de algo más.

—¿Y tú quieres que haya algo más? —bufé.

—Pues no lo sé —la idea de April y yo compartiendo un hogar, era genial.

—Pues yo creo que estás más estúpido que de costumbre, hermano, es la única explicación lógica que encuentro.

—Pues yo no encuentro fallas en esa explicación —me puse una mano en la frente—. Vamos a dejar que pase lo que tenga que pasar.

—Bien, por ahora esta belleza pasa a retirarse porque debe trabajar —se puso de pie.

—Gracias por venir.

—Cómo no iba a venir si me ofreciste un gran chisme, aunque todo fue falso. Eres peor que comercial de faja para gorditos, puras mentiras para atraer al cliente —lancé una carcajada.

—Ya lárgate —me dio un golpe en la cabeza y se fue.

Tenía mucho que pensar.





Sólo me bastó con terminar de escuchar hablar a April, para tomar una decisión.

—Olvídalo —me levanté del sillón—, eso no va a pasar ni en un millón de años —negué.

—Por favor —juntó sus manos—, no seas malito, ¿si? —pestañeo un par de veces.

Estuve a punto de flaquear al verla hacer eso, pero me contuve.

—No —respondí seco y negué.

—Quiero ir con Carl —chilló.

—Pues vete —me encogí de hombros.

No quería darle demasiada importancia al tema cuando en realidad la tenía, porque sabía que nadie los iba a cuidar como yo, sin presumir, pero es que sólo yo sabía lo que le gustaba y cómo.

—April, sabes que no me cae bien —abrí mis brazos— y como no me cae bien, no tengo porque estar cerca de él.

—Pero a él le agradas —entrecerré los ojos.

Embarazada De West [West#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora