The Flesh Curtains [Rickorty]

Capítulo 22 - Fotografías

• Dimensión N° E-137

A cada pausa que daban para acomodar la escenografía de las fotos para las siguientes carátulas de su siguiente disco, miraba en dirección a Morty. Este simplemente estaba apoyado en una de las ventanas, observando todo lo que había al rededor del edificio. Decir que estaba aburrido era una palabra demasiado corta para como realmente se sentía.

Bird Person se acercó a él de manera silenciosa.— No sé que clase de relación llevas con él, pero creo que sería bueno no descuidarla, —Rick hizo una mueca.— se ve muy aburrido. —Fue lo único que dijo y regresó a su zona para iniciar la siguiente sesión.

Un chico que pasaba por ahí, fue jalado de la camiseta por Rick. El muchacho sintió temor.— ¿E-en q-qué puedo ayudarle? —Tartamudeó, temblando.

— Te pagaré extra por algo que necesito que hagas. —No era una petición, era una orden y el chico no podía negarse.

Por otro lado, sí bien estar en esas odiosas sesiones, le desesperaba más por la idea del director que las dirigía fuera tan voluble. Cuando Rick conseguía hacer lo que quería, Squanchy había desaparecido de la escena para tomar más alcohol o Bird Person se ponía demasiado tieso para la pose que el mismo pedía, y viceversa. Ver los autos transitar las calles desde aquellas alturas lo tranquilizaba o entretenía al menos, en lo que iba del día había visto un choque algo interesante y no sacaba lo ojos de encima, pues había comenzado una pelea en medio de la calle y todos los que estaba cerca no podían transitar por ahí por lo mismo o decidían observar "¿Quien iba ganando?".

Se había entretenido toda la hora con algo tan trivial que la sesión ya había acabado.

— Morty —Tocó su hombro, asustando al chico. Rick hizo un gesto burlón.

Sus ojos derrochaban molestia.— ¿Ahora qué, Rick?

— Ya acabó la sesión —Vio abrir la boca al chico, completamente sorprendido.

— ¿Qué? ¿No estás bromeando?

Tomó la muñeca de Morty, jalando bruscamente para que se levantara.— Ninguno de nosotros dos disfruta las sesiones de fotos, ya larguémonos de aquí.

No dijo nada y solo siguió a Rick. El ambiente era neutral y ninguno tenía muchos ánimos de hablar sobre algo. Justo cuando Rick estaba por hablar, el muchacho de hace rato llegó corriendo con una bolsa de regalo.

— ¡Lamento la tardanza, Sr. Rick! ¡Había demasiada gente! —Le entregó en ambas manos la bolsa.

Morty no entendía nada y aunque no le gustaba admitirlo, sentía algo de celos. ¿Qué es lo que le había dado? ¿Por qué y para qué? Pero lo que escuchó después lo confundió aun más.

— Le diré a Bird Person que deposite tu extra mañana. —La cara del joven irradiaba felicidad, mientras se retiraba con un agradecimiento mudo. No dejaba de ver discretamente el "regalo" en el camino al elevador del lugar. Sonrió.— Vamos, pregunta, sé que te mueres por ganas de saber que hay aquí. —Movió la bolsa, haciendo énfasis.

Torció los labios.— Sabes que no me interesa. —Lo único que Morty tenía claro, es que debía controlarse.

— ¿Me estás jodiendo, no? —Quiso hablar, pero no lo dejó.— Es para ti, pequeña mierda —Lo empujó hacia Morty justo cuando las puertas del elevador se abrieron.

— ¿Para mi? —Aun estaba procesándolo.

Rick no dijo nada al respecto.— Iré a una fiesta de Squanchy esta noche. —Fue lo único que dijo, sacando dinero junto una de las tarjeta-llave de su cartera y metiéndolo él mismo al bolsillo de Morty.— Tu puedes regresar solo al hotel. —Y se fue.

Verdaderamente estaba confundido, rodó los ojos y no le dio importancia, mientras con el dinero, llamó un taxi. Se apoyó en la puerta del auto esperando a llegar al hotel, no quería que resultara ser alguna estupidez sexual y todos ahí lo presenciaran. Moriría de pena antes del que Rick de su dimensión lo encontrara sí resultaba ser eso.

Para cuando llegó a la habitación de hotel, se tiró al sofá, sacándose los tenis y subiendo las piernas a este. No quería abrir la bolsa, pero la curiosidad podía con el. La curiosidad mató al gato, pero murió sabiendo. Respiró hondo y abrió lentamente la bolsa de regalo, con algo de miedo, metió la mano y sintió una caja. No era una caja de un par de zapatos, era algo más pequeña. Olvidando el miedo de forma casi automática, rompió la bolsa de papel y lo que vio entre sus manos lo dejó mudo.

La caja contenía algo precioso.

Era la caja de una cámara. Rick le había regalado una cámara, de esas lindas y sofisticadas que cargaban con mucha memoria y simplemente no lo podía creer; era algo muy considerado, tan lindo que no lo notó, pero sus mejillas se colorearon de un pequeño rubor de felicidad. Estaba ansioso por usarla.

— Gracias, Rick —Dijo al aire, sabiendo que no lo escucharía.