Capitulo 1.- ''La tardanza no será tolerada, la próxima vez habrá consecuencias'

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Mi vigésimo primer cumpleaños había empezado como cualquier otro día. Desperté sola. La casa estaba desierta. Sin dudas, mi tía con la que vivía se había desmayado en el bar o ido a casa con algún desconocido azaroso. Pasé un cepillo a través de mi largo y oscuro cabello hasta que yació suave y perfectamente recto bajando por mi espalda. Lavé mi rostro y escogí algo para usar durante el día. Me decidí por una camiseta blanca entallada y unos jeans cortos. Haría calor otra vez, como era habitual en Florida, así que me deslicé en un par de sandalias marrones.

Subi en mi aporreado Rabbit blanco y salí del garaje, encendí la radio enchufé mi iPhone en el adaptador de la casetera y escuché Mozart todo el viaje. La música clásica tenía una manera de calmarme. Odiaba ir a la Universidad. Nunca sentí que encajara. Las personas me trataban como un extraterrestre debido a que fui transferida desde Michigan justo antes de la graduación de la preparatoria. La verdad era que habría dado cualquier cosa por volver.

Me detuve en el estacionamiento del gimnasio justo antes de las ocho. Apenas a tiempo pero no me importaba honestamente. Mis calificaciones eran perfectas y podía tener un 4.0 sin tener que asistir. Desafortunadamente, si no me presentaba mis becas podían ser quitadas. Siempre empezaba mi día con una rutina de ejercicios. Me moví sigilosamente en el vestuario y me cambié a mi camiseta de tamaño grande y pantalones negros holgados.

Cuarenta y cinco minutos después, habíamos terminado de jugar un partido de básquet con algunas chicas de una hermandad femenina, del cual sigo sin conocer las reglas. Mi equipo perdió pero no me importaba de todos modos. Me volví a cambiar a mi ropa normal y me dirigí a través del campus a mi primera clase. Todo antes del almuerzo se convirtió en un gigantesco borrón. Los profesores estaban trabajando en cosas que yo ya había aprendido. Me senté sola al final de una larga mesa de la cafetería y mordí mi pizza. Odiaba este lugar con pasión. Estaba lista para graduarme y seguir adelante con mi vida. Sabía que sin mi título me vería obligada a quedarme en esta ciudad y hacer un trabajo de bajo presupuesto por el resto de mi existencia.

Agarré mis libros y me dirigí a mi auto para agarrar mi libro de historia que había olvidado. Para el tiempo que llegué a clases, todos estaban en sus asientos y esperando al profesor para hablar. Me metí a hurtadillas y mantuve la cabeza gacha mientras me dirigía al fondo del salón. Me deslicé en mi escritorio y miré al frente de la clase.

—Ahora que estamos todos aquí me gustaría presentarme. La Sra. Gibbs estará fuera por unos pocos meses por problemas médicos. Mi nombre es el Sr. Payne. —Su cabello era oscuro y apenas lo bastante largo para lograr el aspecto de “recién salido de la cama”. Sus ojos eran de un penetrante cafe que coincidía con la botonadura de su camisa que se abrazaba a su pecho musculoso perfectamente. El botón superior estaba abierto y podías ver una camiseta blanca debajo y jeans oscuros lavados. Era mucho más joven que la mayoría de los profesores. Parecía como a finales de los veinte, pero tenía la confianza de alguien mucho mayor.

Todas las chicas en el salón estaban inmersas en cada una de sus palabras. Cuando se lamió los labios, un jadeo colectivo se escuchó en toda la sala. Cuando el timbre sonó muchas de las chicas se quedaron hasta que el Sr. Payne hizo notar a todos que se movieran a su próxima clase.

—Tú, ven aquí un momento —dijo señalándome. Mi aliento se trabó en mi garganta mientras reunía mis libros y caminaba entre los escritorios hacia él. Estaba recostado casualmente sobre su escritorio y girando una regla en la mano.

—¿Sí? —pregunté, las palabras salieron más alto de lo que pretendía.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó y por un momento, no pude recordarlo. Mis mejillas ardieron de un profundo carmesí a la vez que luchaba por tener un pensamiento coherente.

—Cass. Cassie Towsend —solté cuando finalmente el pensamiento me llegó. Sonrió y mi corazón se dio por vencido completamente. No sabía cuánto tiempo más podía soportar estar en frente de él antes de que mis piernas cedieran a los nervios.

—Cassie —Mi nombre rodó fuera de su lengua y fue el más bello sonido que escuché alguna vez—. Por favor, intenta llegar a mi clase a tiempo. La tardanza no será tolerada. La próxima vez habrá consecuencias —dijo, mientras continuaba girando la regla en su mano. Estaba fascinada.

—Sí, señor —contesté con un toque de sarcasmo en mi voz. Sus labios se torcieron y pareció como si contuviera una sonrisita.

—Vaya a clase, señorita Towsend. —Sus ojos miraron los míos. No estaba segura de qué decir, así que me di la vuelta y me dirigí a mi siguiente clase. El resto del día lo pasé volando en las nubes. Todo en lo que podía pensar era en el Sr. Payne Me pregunté cuál era su nombre y si se estaba viendo con alguien. No es que importara. Yo era una paria social en este instituto. Parte de eso era mi culpa. Nunca hice un esfuerzo por conocer a alguien. Para cuando terminé mis clases, ni siquiera sabía lo que cualquiera de los profesores había dicho. Cuando llegué a casa, mi tía Judy estaba dentro cocinando algo en la cocina.

—Huele estupendo —dije, dándome cuenta de que no había comido mucho en el día.

—Hay comida en el refrigerador. Hazte algo para ti —contestó fríamente. Puse mis ojos en blanco y volví al pasillo hacia mi habitación. Empecé a trabajar en mis deberes pero no pude concentrarme en nada. Mis pensamientos siempre volvían a él. Cuando la casa quedó en silencio, fui a la cocina para prepararme algo para comer, hice espagueti y me senté en el sofá a leer una novela romántica. Pasaba la mayor parte de mi tiempo libre leyendo. Era un fantástico escape de la realidad. Desafortunadamente, todo lo que pude imaginar fue al Sr. Payne cuando llegaba a la gran escena de amor del héroe, así que aparté el libro y en cambio opté por la realidad de la televisión.

Señor Payne // HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora