"—¡Estoy en libertad condicional! —susurró Becka y quien estaba del otro lado de la puerta golpeó, causando que todas nosotras saltáramos y dejáramos de hablar.
—Bien, mierda —murmuré en voz baja y las chicas corrieron a toda prisa a un compartimiento. Respiré profundamente y empujé la puerta para abrirla. Del otro lado estaba el hombre más hermoso sobre el que nunca había puesto mis ojos, el Sr. Payne, su mandíbula se apretó y sus ojos se entrecerraron. Él estaba enfadado, pero no pude evitar reírme."
—¿Cassie? ¿Crees que esto es gracioso? —me regañó. Intenté ahogar la risa y sacudí la cabeza diciendo no, pero cuando contuve la risa, también dejé de respirar haciéndome sentir mareada. Me agarró del brazo y lo apretó muy fuertemente, llevándome pasillo abajo hacia su salón de clases. Afortunadamente, los pasillos estaban vacíos y nadie vio lo ridículamente que me estaba comportando.
—Eres afortunada de que no tenga clases en este período —dijo mientras miraba alrededor del pasillo antes de cerrar la puerta, bajando la pequeña persiana que cubría la ventana.
Súbitamente me golpeó la idea de que podía ser suspendida, y todo el sufrimiento que había estado soportando sería para nada. Se pasó las manos a través de su cabello marrón castaño y cayó perfectamente de vuelta en su lugar. Me di cuenta que lo estaba mirando fijamente y rápidamente aparté la vista cuando jugueteó con su regla. Debería estar rogando que no me reportara pero mi cabeza daba vueltas y simplemente no pude reunir la energía para que me importara. Me mordí el labio nerviosamente y esperé que me gritara algo más.
—Deja de morderte el labio —dijo enojado y golpeó la regla en el escritorio, aparentemente perdiendo su tren de pensamiento. Salté y mordí mi labio con más fuerza por accidente, sacando sangre.
—Lo siento —dije en voz baja, sin saber qué más decir. Toqué mi labio y aparté los dedos, mirando la pizca de sangre. Él se puso de pie y caminó hacia mí. Mi estómago aleteó. Rozó su pulgar sobre mi labio inferior, sus ojos cafes bloqueándose sobre los míos. Aspiré entrecortadamente y lo sostuve, temerosa de que si me movía pudiera romper este sueño.
—Respira —susurró, inclinándose lo suficientemente cerca para sentir su aliento cálido en mi rostro, enviando un escalofrío bajando por mi cuerpo. Un fuerte repique rompió el hechizo y él cerró los ojos por un momento antes de darse la vuelta para sacar su teléfono del bolsillo. Me quedé allí de pie estúpidamente mientras hablaba. Sus respuestas fueron cortas y no sabría decir si la persona a la que le estaba hablando era un hombre o una mujer. Sus ojos bailaban de arriba a abajo por mí cuerpo a la vez que hablaba y pude sentir mis mejillas arder. Mordí el borde de mi labio pero rápidamente lo liberé cuando él entrecerró sus ojos hacia mí. Decidí empezar a deambular por la habitación y leer los carteles de la pared.
Me sentí grosera allí de pie escuchando su conversación.
—Deberías ir a tu siguiente clase. El timbre está a punto de sonar —dijo tranquilamente en mi oído. Su aliento caliente en mi cuello hizo que mi cuerpo se derritiera. Ni siquiera lo había escuchado terminar su llamada.
—Entonces, ¿no estoy en problemas? —pregunté, demasiado nerviosa para darme la vuelta y enfrentarlo.
—No dije eso. —Por el tono de su voz, pude notar que estaba sonriendo. Aspiré entrecortadamente otra vez y asentí.
—Sí, señor. —Agarré mis libros justo cuando el timbre sonó y me escabullí de vuelta en el pasillo mientras todo el mundo salía de sus clases. No podía saber si estaba volando debido a la hierba o debido a mi encuentro con el Sr. Payne. A medio camino del pasillo Claire y Becka corrieron a mi lado.
—¡Oh, Dios mío, Cassie! ¡Lo siento tanto! —se disculpó Becka.
—¿Quién era? —preguntó Claire, ella había enganchado su brazo con el mío y no estaba segura de si fue un gesto amistoso o si todavía estaba demasiado aturdida para caminar recta.
—¡Vamos! ¡Dinos! ¿Estás en problemas? —preguntó Becka, interponiéndose frente a nosotras de modo que tendría que responder.
—Creo que estaré bien —contesté, no muy segura de lo que había pasado. Parte de mí pensó que lo había inventado todo.
—¿Le dijiste nuestros nombres? —preguntó Claire y pude notar que estaba preocupada por sí misma. Hice una pausa por un breve momento mientras estaban pendientes de cada una de mis respiraciones.
—No. No dije sus nombres. ¡Me deben una grande! —dije finalmente, soltándolas. Lanzaron sus brazos a mí alrededor y me dieron las gracias—. Tengo que irme. No puedo perder otra clase —dije a la vez que me arrancaba sus brazos de encima.
Claire frunció el ceño.
—¿Quieres salir más tarde? —preguntó ella. No supe qué responder.
—¡Vayan a clases, señoritas! —Una voz retumbó detrás de nosotras y mi cuerpo se cubrió repentinamente de piel de gallina. Era el Sr. Payne. Claire y Becka me soltaron a regañadientes y miré con disimulo sobre mi hombro. Sus ojos cafés quemaron en los míos. Me volteé rápidamente y me dirigí a mi clase.
Todo fue un borrón. No pude mantener mi mente lejos de él. Al final de clases, Becka y Claire estaban esperando junto a la puerta.
—Ten. Este es mi número si deseas salir después de clases —dijo Claire mientras me seguían por el pasillo. Era el final del día y el Sr. Payne estaba parado fuera de su salón de clases mientras pasábamos en fila. No pude evitar mirarlo.
—Pensábamos ir a esa nueva película de terror con la que todos están tan entusiasmados. Empieza a las ocho —continuó ella, ajena al hecho de que yo no estaba prestando atención.
—Seguro —dije, sin saber realmente a lo que estaba aceptando. El Sr. Payne sonrió y no pude evitar devolverle la sonrisa.
—Así que, ¿vendrás? —preguntó Becka y me detuve en seco cuando el Sr. Payne se deslizó en el interior de su salón nuevamente.
—Sí, iré. ¿A qué hora dijiste? —pregunté.
—A las ocho en punto. No llegues tarde, ¡el lugar estará repleto! —me advirtió y yo sonreí.
—Estaré allí —prometí y nos dirigimos al estacionamiento.
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Señor Payne // Hot
Fanfiction¿Como su vida puede cambiar de un segundo para otro? ¿Puede confiar en él?