Capitulo 31.- '' Eres un gran profesor ''

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'Esa noche soñé con Liam y yo. Nos imaginé en una pequeña casa en Michigan con una valla blanca. Éramos muy felices y atentos, saludando a nuestros vecinos al pasar, pero mientras se abría la puerta de nuestra pequeña y pintoresca casa, mis pensamientos se retorcieron en una espantosa pesadilla. El rostro contraído de un loco Sr. Payne con un látigo en mano. En la pared estaba alineada una mujer que, encadenada y esposada, pedía ser liberada. Me senté en mi cama, bañada en sudor e incapaz de controlar la respiración.

—¿Todo bien por aquí? —preguntó tía Judy mientras encendía la luz del dormitorio. Utilicé mi mano para cubrirme la cara de la intrusión hostil.'

—Estoy bien. Sólo un mal sueño —le expliqué.

Ella puso los ojos en blanco.

—Siempre es algo contigo, Cass —gimió mientras empujaba mi puerta tras ella.

Apenas dormí el resto de la noche. Cuando el sol empezó a subir, me levanté de la cama y empecé temprano el día. Me preparé una cafetera de café recién hecho y me tomé más tiempo para arreglarme. Algo que casi nunca había hecho antes de conocer a Liam. Pasé el resto de la mañana buscando en Internet lugares románticos y aislados a los que Liam y yo pudiésemos ir después de la graduación.

No estaba segura de qué rango de precios era adecuado, pero a juzgar por su amplio apartamento y su reluciente deportivo nuevo, tenía dinero que no provenía del salario de un profesor sustituto. Había tantas cosas sobre él que eran un completo misterio para mí, y esperaba que durante nuestro tiempo a solas, me dejara entrar dentro de su mente brillante. Mis pensamientos empezaron a vagar por sus muy particulares preferencias en el dormitorio y me hubiera gustado saber qué le había hecho ser de esa manera. Era evidente que tenía un lado muy cariñoso, pero intentaba mantener esa parte oculta a todos, especialmente a mí.

Había consumido la mañana y decidí prepararme y dirigirme a la escuela. Por una vez, realmente podía llegar temprano. Me llené otra taza de café y me dirigí a la carretera. Encendí la radio, cantando “Harder to Breathe”. Las letras adquirieron un nuevo significado al que había tenido antes.

El estacionamiento en el instituto estaba prácticamente vacío, aparte de unos pocos profesores que comenzaron a llegar. Mi teléfono sonó mientras llegaba un mensaje de texto.

«¿Deseosa de aprender, Srta. Townsend?»

Sonreí como un drogadicto que acababa de recibir su dosis.

«Eres un gran profesor.»

«Hay tantas cosas que me gustaría enseñarte, Cassie.»

La euforia se apoderó de mí. Cada centímetro de mi cuerpo cosquilleó de placer. Autos empezaron a llegar a mí alrededor. Me levanté y me dirigí al instituto. Mientras doblaba la esquina en el salón principal me encontré directamente con la secretaria de la escuela, Angela Brown. Literalmente, choqué con ella, enviando todos mis libros a estrellarse en el suelo a nuestro alrededor.

—Lo siento mucho —exclamó ella, agachándose para recoger mis libros. Me agaché, ayudándola a recoger mis cosas, sin poder apartar los ojos de ella. Sonrió como disculpándose. Extendió mis libros, esperando a que los tomase.

—Gracias —le dije, agarrando mis cosas.

Ella siguió su camino, y me dejó de pie, confusa. No tenía ni idea de Liam y yo. Así que si escribió la nota, ¿qué había querido decir con que sabía lo que estaba haciendo y que me iba a hacer pagar? ¿Por qué alguien que estaba casada hacía esa amenaza a un hombre que, obviamente, necesitaba un control completo y total? Tenía que haber sabido cómo iba a reaccionar. Nada de esto tenía sentido. Tal vez había más en juego de lo que el Sr. Payne me había dicho. No era una sorpresa impactante teniendo en cuenta lo poco que sabía acerca de su pasado.

Caminé al gimnasio y me cambié rápidamente a mi ropa de entrenamiento. Mientras estaba sentada en las gradas esperando que la clase comenzase, Jeff cojeó a mi lado en un juego de muletas de un gris apagado.

—Estás vivo —bromeé, y él bajó la mirada al suelo, avergonzado.

—Me rompí el tobillo y tengo unos cuantos golpes y moratones, pero estoy bien. —Se encogió de hombros y se sentó a mi lado. Me quedé mirando hacia adelante mientras los otros estudiantes salían de los vestuarios—. Así que... me divertí mucho en el club contigo.

Puse los ojos en blanco. Jeff, junto con todos los demás, ni siquiera reconoció mi ausencia después de haber dejado la pista de baile.

—Sí, buenos tiempos —dije, levantándome de las gradas y caminando por la sala.

Él luchó por levantarse sobre sus muletas y seguirme.

—¿Tal vez podamos volver a hacerlo alguna vez? —preguntó, un poco más fuerte de lo que quería. Me detuve, dándome la vuelta para mirarlo.

—No creo que vayas a bailar a corto plazo. —Eché un vistazo a su tobillo. Sus mejillas se pusieron rojas y se pasó la mano por el cabello.

—¡Hola chicos! —nos llamó Becka detrás de mí, poniendo su brazo alrededor de mi cuello—. Hola, Jeff. —Le guiñó un ojo.

—Bien clase, vamos a correr un par de vueltas —nos llamó el instructor desde el otro lado de la habitación. Todos empezamos a correr el perímetro, mientras Jeff cojeaba de vuelta a las gradas. Estuve agradecida por la distracción.

Señor Payne // HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora