Maraton 1/4
Liam llegó sólo unos minutos después y me di cuenta que él debió haber estado esperando en algún lugar cercano. Salió de su auto, mirándome por un largo rato. Sabía que no podía dar vuelta atrás. Sentí el fuego ardiendo entre nosotros y quise más que nada estar de nuevo con él.
—¿Estás bien? —preguntó mientras lentamente caminaba más cerca.
—Estoy bien.
Acunó mi rostro entre sus manos, besándome suavemente en la frente. La electricidad se disparó entre nosotros cuando me tocó.
—Sacaré tus cosas. Espera en mi auto. —Su mandíbula se tensó mientras hablaba.
Asentí y caminé hacia su auto. Encendí la radio mientras esperé, pasando entre las estaciones para encontrar algo alegre. Puse una estación de rock viejo. Pasé mis dedos por el rosario de color rojo que colgaba de la palanca de cambios. Intenté imaginar al Sr. Payne en una iglesia pero simplemente no encajaba. Recogí un pequeño papel doblado del compartimiento, mirando por el parabrisas para asegurarme de que él no viniera, antes de desdoblarlo.
Sé lo que estás haciendo. Te haré pagar.
Jadeé en voz alta. La puerta de mi auto se azotó y alcé la mirada para ver al Sr. Payne caminando hacia mí, mi bolso en su mano. Rápidamente doblé la nota y la puse de nuevo en donde la había encontrado.
—¿Encontraste todo? —pregunté mientras deslizaba la bolsa en el asiento trasero.
Asintió y metió mi cabello detrás de mi oreja. Tragué fuerte deseando que me tocara de nuevo. Su mandíbula se tensó mientras ponía el auto en reversa y salía del estacionamiento. Estuvimos en silencio mientras cruzábamos la ciudad. A la luz del día, Kippling tenía una vida completamente diferente. Las calles estaban repletas de turistas y jubilados que querían empaparse del cálido sol de Florida. Miré por la ventana a las familias felices mientras mi estómago se encogía con celos. Liam puso su mano de regreso en mi pierna. No estaba segura de si quería consolarme o si sólo me estaba reclamando como su posesión. No me importaba de todas formas. Era bueno estar cerca de alguien que no me mirara como si fuera un cachorro que acababa de ser golpeado, incluso aunque fuera así como me sintiera la mayoría de las veces.
La nota que había encontrado en la guantera pasaba una y otra vez por mi mente.
¿Qué había hecho el Sr. Payne? ¿Quién estaba tras él? Quise preguntarle, pero no pude formar las palabras. Estaban sucediendo demasiadas cosas a la vez. Yo era bastante autodestructiva por naturaleza y no quería arruinar las cosas para Liam mientras mi mundo seguía cayéndose.
Nos detuvimos en el almacén unos minutos después. El edificio era oscuro y frío comparado con la mañana que había afuera. Salí del auto mientras Liam agarraba mi bolso. Caminé delante de él por la escalera oscura, su mano en mi espalda. El tiempo que había pasado con él sólo anoche, se sintió como hace una vida. Liam puso mi bolso en la mesada de la cocina; desapareció en su habitación por un momento, regresando con ropa en la mano.
—Quiero mostrarte algo —dijo pero no respondí, sólo miré alrededor del costoso edificio—. Vamos —dijo suavemente, tomando mi mano y tirando de mí detrás de él.
Me llevó a una gran puerta marrón al otro lado de su sala. La abrió, exponiendo un ascensor viejo. Entramos y comenzó a subir al siguiente piso. Salimos a un gran espacio cavernoso. Estaba oscuro, las ventanas tintadas. Liam caminó detrás de mí, envolviendo su mano en mi cintura. Por un momento, se sintió como un gesto afectuoso.
—¿Qué es esto? —pregunté mientras mis ojos comenzaron a ajustarse. Pude distinguir largos objetos esparcidos por el espacio.
—Aquí es donde juego —susurró en mi oído.
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Señor Payne // Hot
Fanfiction¿Como su vida puede cambiar de un segundo para otro? ¿Puede confiar en él?