Saqué mi celular y llamé a Becka mientras caminaba por el camino de grava que llevaba de vuelta a la parte principal de la ciudad.
—¡Hola! —gritó ella. Lo retiré mi oído y bajé el volumen.
—¡Hola! ¿Qué está pasando? —pregunté, gritándole en respuesta. Sonaba como si estuviera en mitad de un concierto de rock.
—Estoy en el bar con Claire y un par de chicos de la escuela. ¡Estoy jodidamente ebria! —Se rió tontamente y pude escuchar a gente animando de fondo—. ¡Deberías venir! ¡Escuché que Jeff cree que eres jodidamente caliente! —Rebusqué en mi mente, tratando de ubicar a Jeff pero su nombre no me sonaba, para nada, familiar.
—¿Dónde están? —pregunté, pero todo lo que pude escuchar fueron risas y música a alto volumen. Después de un rato la línea murió—. Mierda —murmuré para mí misma. Mi celular se iluminó y vibró en mi mano.
—Ven a recogerme —dije cuando respondí.
—¿Dónde estás? —respondió el Sr. Payne. Quité el celular de mi oído y leí que el identificador de llamadas decía “número desconocido”.
—Como si te importara —respondí, sin intentar esconder mi odio hacia él. Me sentía completamente rechazada.
—Sólo quería asegurarme de que llegaste a salvo a casa —respondió, y pude escuchar la frustración en su voz.
—No voy a irme a casa. Voy salir —respondí y finalicé la llamada.
Sonreí mientras llamaba a Becka de nuevo. Respondió unos cuantos timbrazos después y me dijo que estaba en un bar local no muy lejos de donde yo estaba. Llegué al bar antes de que oscureciera. La música se podía escuchar a una cuadra de distancia. Fui capaz de entrar sin esfuerzo. Caminé por la sala repleta de gente, buscando a Claire y a Becka. No pude encontrarlas por ningún lado.
—¿Te compro un trago? —preguntó un chico de cabello rubio oscuro desde detrás de mí, parado incómodamente cerca.
—Ella no quiere un trago tuyo —gritó Becka a unos centímetros de distancia.
—¡Hola! —grité, muy feliz de verla.
—Vamos, te conseguiré una bebida —dijo ella, envolviendo su brazo alrededor de mi cintura y halándome hacia el bar.
Había tanto ruido que apenas podía escuchar mis propios pensamientos. Sentí el celular vibrar en mi bolsillo mientras hacíamos una ronda de chupitos de tequila. Lo saqué y miré la pantalla. Decía “número desconocido”. Lo volví a meter en mi bolsillo.
—¡Tomemos otra ronda! —grité, y todos a nuestro alrededor animaron. Bebí otro mientras varios chicos se reunían alrededor de nosotras.
—Este es Jeff —dijo Becka, señalando a la persona borracha junto a ella. Era delgado, pero musculoso y tenía una sonrisa increíble.
—¡Hola! —dije, mordiéndome el labio.
—Hacemos ejercicio casi a la misma hora, en el gimnasio del campus. Déjame comprarte una bebida —dijo, inclinándose para susurrar en mi oído.
Asentí y él alzó su mano, señalando al camarero que nos sirviera más bebidas. Me tragué de golpe el chupito, agarrando la cerveza de la mano de Jeff para probarla. Quemó, pero los efectos ya estaban manifestándose y sólo quería olvidar el resto del día. Mi celular continuó vibrando e iluminándose en mi bolsillo pero lo ignoré. Ya me había comportando bastante como una tonta por un día.
—¿Quién es? —preguntó Claire, sacando el teléfono de mis pantalones.
—No es nadie. —Entré en pánico y me estiré a por el celular. Lo sostuvo lejos de mí mientras pulsaba el botón de contestar.
—¿Hola? —respondió ella y mis mejillas ardieron de color rojo, llena de rabia.
—Ella está justo aquí. Deberías venirte. Estamos en Rapture —dijo mientras sonreía y me daba un guiño—. Nos vemos pronto. —Colgó el teléfono, extendiéndomelo.
—¿Por qué hiciste eso? —pregunté.
—¡Nunca me dijiste que tenías novio! —respondió con un tono de rabia burlona. Jeff hizo una mueca y rápidamente me expliqué:
—No es mi novio. Simplemente es un idiota —dije, alejando la preocupación de Jeff.
Él sonrió y nos ofreció otra ronda. Bebí el chupito rápidamente. La habitación comenzó a girar alrededor de mí con el ruido sordo del bajo de la música.
—¿Estás bien? —preguntó Claire mientras agarraba mi brazo.
—Estoy bien —respondí, alejándome de ella—. Sólo necesito usar el baño.
—Está por allí. —Señaló al otro lado de la pista, hacia una señal brillante que decía “baño”. Asentí y comencé a hacer mi camino a través de la multitud. Fui empujada por todo el lugar y para el momento en que llegué al baño sentí como si fuera a vomitar.
—¿Estás bien? —me preguntó una mujer mientras entraba por las puertas. ¿Por qué me seguían preguntando eso? La empujé a un lado y me metí en un cubículo vacío justo a tiempo para vomitar. Un golpe resonó en la puerta del cubículo y ella la abrió.
—¿Puedo traerte algo? —preguntó.
Negué con mi cabeza pero ella se rehusó a dejarme en paz.
—Ven aquí —dijo y sostuvo mi brazo, ayudándome a ponerme de pie. Me empujó hacia el lavabo y abrió el agua fría—. Salpica esto en tu rostro —dijo mientras tiraba mi cabello hacia atrás. Lo hice e inmediatamente me sentí un poco mejor—. ¿Mejor? —preguntó. Asentí y agarré las toallas de papel que me estaba ofreciendo—. Creo que deberías dar por acabada la noche-- dijo y asentí de nuevo.
—Gracias —susurré y me di la vuelta para regresar con mis amigos.
Claire estaba prácticamente brillando cuando llegué hasta ella.
—¿Lista para otro trago? —preguntó y la idea hizo que mi estómago se revolviera.
—Creo que he tomado suficiente —respondí, avergonzada.
Me frunció el ceño y Jeff se vio decepcionado pero pareció listo para moverse a flirtear con Becka.
—¡Llámame mañana! ¡Festejamos así cada fin de semana! —gritó por encima de la música y todos alrededor de ella festejaron.
—Está bien —dije e hice mi camino hacia la salida.
Tan pronto como el frío aire de la noche me golpeó, me sentí más enérgica. Saqué mi teléfono para llamar a mi tía quien no había parecido notar que no había regresado después de clases. El celular se iluminó antes de que pudiera marcar. El identificador de llamadas decía “número desconocido” y supe exactamente quién era.
—¿Qué? —respondí enojadamente, el alcohol haciéndome sentir más atrevida de lo normal.
—Parece como si hubieras bebido mucho —respondió el Sr. Payne, su tono bordeando el enojo. Miré a mí alrededor, el estaba apoyado contra su auto un poco lejos de mí.
—Puedo cuidar de mí misma, pero gracias por tu preocupación —disparé y lo pude ver sonreír.
—Te daré un aventón —respondió tranquilamente. Puse mis ojos en blanco pero decidí que no tenía muchas opciones. Todos mis amigos estaban totalmente ebrios para conducir.
—Bien —respondí y colgué el teléfono.
Hice mi mejor intento por lucir molesta pero él continuó sonriendo y todo en lo que pude pensar fue en besarlo de nuevo. Abrió la puerta del pasajero y me deslicé en mi asiento con tanta gracia como pude.
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Señor Payne // Hot
Fiksi Penggemar¿Como su vida puede cambiar de un segundo para otro? ¿Puede confiar en él?