Capitulo 7.-''No tienes idea de en lo que te estás metiendo''

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El resto del día no pensé acerca de la loca mañana en el hospital. Todo en lo que podía pensar era acerca del Sr. Payne. No sabía si podría volver a entrar en su clase nuevamente y al mismo tiempo era lo único que quería hacer.

Caminé fuera a la acera en frente del edificio y me senté mientras esperaba que mi tía me recogiera. Los estudiantes iban y venían y pronto el estacionamiento estuvo totalmente vacío. Los profesores comenzaron a desfilar fuera y abrí uno de mis libros de texto y leí sobre las cosas que me había perdido. Vi al Sr. Payne caminando con la asistente de la oficina principal y mis mejillas ardieron de celos. Caminaron hacia el auto de ella y hablaron por unos cuantos minutos antes de que él la besara en la mejilla y ella se metiera en su auto y se fuera. Regresé a mi libro de textos y no me di cuenta de que había caminado de regreso hacia mí.

—¿Sin aventón? —pregunto él.

—Mi tía es un acierto o fallo cuando se trata de responsabilidad —respondí, irritada de que ella no me dejase conducir por mi cuenta.

—Yo nunca fallo —respondió y un escalofrió recorrió a lo largo de mi columna. Sus ojos ardieron sobre mí y por un minuto, todo lo que pude hacer fue mirarlo fijamente sin poder decir nada—. Vamos te llevaré a tu casa —dijo y se volteó alejándose. No me dio la oportunidad de protestar. Salté fuera de la acera y lo seguí. Él abrió la puerta del pasajero de un negro y pulcro pequeño auto deportivo, y tomó los libros de mis manos. Me deslicé y lo observé caminar hacia el lado del conductor mientras mordía mi labio. Su auto olía justo como él e inhalé profundamente, sin ser capaz de tener suficiente de su esencia. Él lanzó mis libros en el asiento de atrás y se metió junto a mí. Lucía molesto e irritado de tener que llevarme y de pronto me sentí muy cohibida.

Salió rápidamente, y si yo hubiese estado con alguien más me habría asustado, pero confiaba en él. Mientras alcanzábamos la luz justo fuera de la propiedad escolar, inclinó su cuerpo a través del mío, haciendo una pausa para oler el aroma de mí cabello. Me senté congelada en mi lugar. Tomó el cinturón y lo tiró a través de mi cuerpo.

—No me gustaría que salieses herida —dijo con una sonrisa satisfecha y pisó el acelerador. Lo miré mientras manejaba, admirando su perfección—. ¿Qué ocurrió? —preguntó, sus ojos lanzándose hacia abajo a mi vendaje rosa.

—Larga historia —respondí mientras tiraba de él nerviosamente. Sentí sus ojos en mí pero no expliqué nada más.

—¿Qué ocurrió? —preguntó nuevamente, esta vez con irritación en su voz. Suspiré pesadamente y pensé qué detalles debería darle.

—Bebí un poco la noche pasada. Tiré una foto y accidentalmente me corté tratando de limpiar el desastre —expliqué sosteniendo mi mano—. No es gran cosa —dije con sarcasmo. Él lanzó el auto a la orilla del camino y antes de que pudiera decir algo, había desbloqueado su cinturón y giró encarándome. Su boca estaba peligrosamente cerca de la mía y yo luché para estabilizar mi respiración.

Sus ojos eran duros y llenos de rabia.

—No me hables de esa manera. Me molesta demasiado y tú no quieres ver lo que hago cuando estoy molesto —gruñó con enojo y su tono fue atemorizante. Mi respiración se aceleró y traté de hacer lo mejor para no mostrar mi miedo. Me miró fijamente por un momento antes de subir su mano y gentilmente correr la yema de su pulgar en contra de mi mejilla y hacia abajo sobre mi labio inferior, su respiración cálida en contra de mi rostro. Su expresión se volvió más suave por un segundo y sus ojos danzaron de los míos hacia mis labios—. Tú no quieres esto — susurró suavemente, advirtiéndome. Él no tenía idea de lo mucho que lo deseaba. Cada parte de mi cuerpo ardía por él, por su tacto.

—Sí, sí quiero —susurré de regreso, las palabras apenas audibles. Su mano se deslizó alrededor del costado de mi cuello y de regreso a mi cabello. Su respiración volviéndose pesada e incontrolada.

—No tienes idea de en lo que te estás metiendo —respondió él. No podía soportarlo más. Necesitaba sentirlo. Lamí mis labios y los separé, respirando su cálido aliento.

—Por favor —suspiré. Sus dedos se envolvieron apretadamente en mi cabello y él chocó sus labios contra los míos. Su lengua se deslizó en mi boca y yo la empujé con mi lengua. Respiré un suave gemido en su boca y él me besó con más fuerza, gimiendo en la mía. Cada centímetro de mi cuerpo estaba en llamas. Deslicé mis manos sobre su duro, musculoso pecho y hacia arriba hasta su cuello. Sus labios deslizándose abajo por mi mandíbula y en mi garganta. Yo gemí más fuerte, arqueando mi espalda, presionándome más fuerte en contra suyo. Él se detuvo abruptamente, sus dedos aún envueltos apretadamente en mi cabello.

—No podemos hacer esto aquí —dijo, su respiración descontrolada.

—¿Dónde? —pregunté mientras lo besaba otra vez. Él capturó mi labio inferior con sus dientes y tiró suavemente, sus ojos entornados y llenos de deseo.

—Mi casa —respondió alejándose de mí y manteniendo mi cabeza lejos de la suya por mi cabello. Quería besarlo nuevamente pero dolía empujar contra él—. Tengo que explicarte algunas cosas antes de que esto vaya más lejos —dijo él y yo asentí, mordiendo mi labio. No tenía idea de lo que estaba hablando, pero podría haber estado recitando los ingredientes de un estofado y habría sonado sexy—. No tienes idea que lo que eso me causa. —Sus palabras dispararon placer a mis lugares más íntimos.

Se giró de vuelta en su asiento, dejándome jadeando sin aliento mientras él nos regresaba a la carretera a toda velocidad.

Señor Payne // HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora