-Sí -gemí, mis dedos apretándose sobre el borde del mostrador.
-Dilo. -Uno de sus dedos internándose de nuevo en mi interior.
-Te pertenece -suspiré.
Se rió un poco.
-Tu coño me pertenece. -Sus palabras me derritieron como mantequilla-. Dilo. -Deslizó un segundo dedo dentro de mí, mientras me presionaba contra el mostrador.
-Mi coño te pertenece -repetí. Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para que no se detuviera. Trabajó mi dulce punto con una mano mientras sus dedos trabajaban hábilmente dentro de mí. Grité de placer cuando me empujó sobre el borde de nuevo.
Liam me tomó de las caderas para ayudarme a bajar del mostrador. Mis rodillas se sentían débiles y me recosté contra la mesada para no perder el equilibrio. Me sonrió y me dio mi taza de café.
-El azúcar está sobre el mostrador. -Sonrió y se dirigió a su habitación.
No pude evitar sonreír durante el resto del día. Liam estaba recostado sobre el borde de su escritorio cuando llegué. Sus ojos me siguieron pero rápidamente tuvo que volver su atención a los estudiantes que tenían algunas preguntas. De vez en cuando me echaba un vistazo y eso hacía que mi estómago hormiguera con mariposas. En un momento deslizó sus dedos sobre su boca y cerró los ojos. Me di cuenta de que seguía oliendo mi esencia en él. Me sonrojé, mirando al libro frente a mí.
Contuve la respiración cuando alguien golpeó la puerta. Los ojos de Liam se dispararon hacia mí antes de acercarse a ver quién era. Ángela estaba parada fuera de la habitación y pude ver por su lenguaje corporal que él no estaba feliz. Movió las manos por su cabello al menos tres veces durante los dos minutos de su conversación.
Volvió a entrar a la clase y retomó su lectura justo donde la había dejado. Quería saber de que habían discutido, pero no podía quedarme después de la clase. La gente empezaría a sospechar y no necesitábamos a más personas conociendo nuestro secreto. El día se sintió como una droga y cuando terminó supe que iba a tener que ir a casa durante un rato. Liam y yo habíamos ido en autos separados así que hice mi camino a mi auto.
-¡Cassie!--gritó Becka desde el otro lado del estacionamiento, saludando con la mano. Sonreí y la saludé mientras corría hacia mí.
-¡Hola! -dije, cuando por fin llegó a mi auto.
-¿Por qué no has devuelto ninguna de mis llamadas? -Frunció el ceño.
-Oh... lo siento. Mi teléfono ha estado fallando últimamente. Creo que necesito uno nuevo -mentí.
-No hay problema -respondió Becka-. Claire y yo nos estábamos preguntando si querrías salir este fin de semana.
Me mordí el labio mientras pensaba en la mejor manera de rechazarla sin herir sus sentimientos.
-Se lo preguntaré a mi tía y te lo haré saber. -Sonreí.
-Claro, llámame -dijo Becka y se giró para llegar a su auto. Me deslicé en mi asiento cuando mi teléfono zumbó con un nuevo mensaje. Lo saqué y no pude evitar sonreír cuando "Liam el Conquistador" apareció en la pantalla.
«¿A dónde te diriges?»
Pensé por un momento en conducir de vuelta a la casa de Liam, pero necesitaba hacer una aparición en casa.
«Casa.»
«¿La mía?»
Sonreí por sus palabras y escaneé el estacionamiento buscando su auto. Estaba estacionado a varias filas de distancia de mí.
«Mi tía va a empezar a hacer preguntas si no me aparezco de vez en cuando.»
No respondió por un momento y me esforcé por ver su auto a través de las filas. Ángela estaba parada junto a su puerta y estaban teniendo una conversación. Puse mi auto en marcha y salí del estacionamiento, asegurándome de pasar por su lado. No miré en su dirección mientras hacía mi camino hacia la calle y me dirigía a mi casa.
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Señor Payne // Hot
Fanfiction¿Como su vida puede cambiar de un segundo para otro? ¿Puede confiar en él?