Sus palabras mandaron una sacudida de placer a través de mi cuerpo, hasta mis partes más íntimas. Froté mi mano lentamente contra él mientras mecía sus caderas para encontrar mi ritmo.
—Es suficiente diversión para ti. Ahora es mi turno —dijo misteriosamente, mientras me llevaba al otro lado del piso, hacia una pequeña habitación—. Aquí dentro yo tengo el control. Aquí dentro me perteneces —explicó, pero su tono cambió mientras me miraba—. Nos lo tomaremos con calma al principio —dijo, mientras caminaba de nuevo hacía mí.
Mis ojos danzaron por la habitación. Era toda blanca con una cama gigante en el medio. Una pequeña cómoda se encontraba a su lado y un sillón largo estaba colocado contra la pared de enfrente. Tomó mi rostro entre sus manos y me besó apasionadamente. Me relajé en contra suyo mientras sus manos se deslizaban hacía mis caderas. Me estiré y recorrí mis dedos hacía abajo por su estómago, pero él me agarró.
—No me puedes tocar a menos que yo te lo diga. ¿Entendido?
Asentí para que él continuara besándome. No me importaba lo que él decía en este momento. Todo lo que quería era sentirlo contra mí. Sus dedos se deslizaron debajo de mi camiseta y yo jadeé en busca de aire. Su boca dejó la mía mientras él me veía estremecerme por su toque. Sacó la camiseta por mi cabeza y se alejó para mirarme. No me había puesto un sujetador ese día y me sentí completamente expuesta. Crucé mis brazos sobre mi pecho para esconderme.
—Retira los brazos. Quiero verte —ordenó.
Lentamente volví a ponerlos a mis costados, mordiéndome el labio, incapaz de mirarlo a los ojos.
—¡Mírame! —ladró, y mis ojos se dispararon para encontrarse con los suyos. Se acercó, sus dedos tirando de la cintura de mis jeans. Besó mi cuello y su boca dejó un rastro de pequeños besos por mi hombro y bajó hacía mi pecho. Sus dedos rápidamente desabrocharon el botón y la cremallera de mis pantalones mientras capturaba mi pezón con su boca. Aspiré un aliento de sorpresa. Miró hacía mí, observándome mientras su lengua hacía círculos una y otra vez. Me apreté contra él, envolviendo mis manos en su cabello y tirando gentilmente.
—Chica mala —dijo con una decepción fingida—. Sé cómo podemos arreglar eso —dijo, mientras lamía sus labios y tiraba del cinturón en sus manos—. Acuéstate — ordenó y señaló hacía la cama. Me deslicé a su lado, inhalando el maravilloso olor de su colonia y me arrastré sobre la cama de gran tamaño. Tenía un acabado en cerezo oscuro, y el cabezal y el pie de cama tenían listones. Se arrastró sobre mí y miró de arriba a abajo mi cuerpo mientras arrastraba el cinturón por mi estómago y sobre mi pecho.
—Dame tus manos —dijo tranquilamente. Sostuve mis manos en frente de mí. Juntó mis muñecas y enrolló el cinturón a su alrededor, poniéndolas sobre mi cabeza y deslizando el cinturón a través de un agujero en el cabezal—. Así está mejor —susurró en mi oído, besando mi mandíbula, luego deslizando su lengua en mi boca duramente. Empujé con mi lengua mientras sus caderas oprimían las mías.
Sus manos tiraban de mis jeans, deslizándolos por mis caderas, dejando mis bragas en su lugar. Mi respiración se aceleró cuando sus labios viajaron sobre mi cuerpo, chupando fuerte al alcanzar mi pezón. Gemí en voz alta, cargando mis caderas contra él.
—Shhh... —susurró, mientras deslizaba su mano dentro de mis pantalones frotando sobre mis bragas. Gemí aún más fuerte y su mano paró—. Te lo advertí —me regañó con una sonrisa sádica. Se levantó—. Gírate —ordenó. Vacilé—. ¡Ahora! — dijo, con sus dientes apretados. Me di la vuelta sobre mi estómago, mientras mi corazón se aceleraba. Me quitó los jeans y los lanzó a través de la habitación. Su mano se deslizó sobre mi trasero varias veces, sus dedos sumergiéndose en medio de mis piernas y frotando mi sexo. De repente, su mano cayó dura sobre mi trasero, haciéndome gritar de dolor—. Shhh... —dijo otra vez, mientras su mano bajaba más duramente. Me mordí el labio tratando de contener mis gritos. Su mano recorrió con dulzura mi trasero dolorido. Sentí sus cálidos labios besarme y luego fueron rápidamente remplazados por su mano. Fui capaz de contenerme, acogiendo el dolor. Quería gritarle pero parte de mí quería más de él.
—Buena chica —susurró en mi oído, y pude escuchar cómo se abría la cremallera de sus pantalones mientras se los sacaba—. Ahora obtienes una recompensa. —Su cuerpo se bajó sobre el mío y pude sentir su virilidad en mis más sensitivas áreas. Oprimió sus caderas en las mías y empujé de vuelta, levantando mi trasero—. ¿Me deseas? —preguntó.
—Sí —susurré. Sus caderas me empujaron más fuerte.+5votos y +8comentarios (hago maraton de 5 capitulos)
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Señor Payne // Hot
Fanfiction¿Como su vida puede cambiar de un segundo para otro? ¿Puede confiar en él?