*Subo otro capitulo porque estoy aburrida y no tengo nada interesante que hacer... espero que les guste*
—¿Tía Judy? No voy a estar en casa esta noche. —Le eché un vistazo a Liam quien estaba viéndose un poco más feliz. Coloqué el teléfono en la encimera y le arqueé una ceja. Me levanté de mi asiento y me dirigí hacia el ascensor, balanceando ligeramente las caderas. No podía sacar la sonrisa de mi rostro mientras entraba y subía al piso de arriba. Estaba oscuro y olía a cuero. Caminé hacia el amplio espacio, dejando que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad. Pasé las manos por los diferentes artilugios contemplando cuál elegir.
Me saqué la ropa y me monté en la fría mesa de metal. Envolví las tiras de cuero alrededor de mis tobillos, asegurándolos a cada esquina, dejando mis piernas abiertas. Me recosté y estiré mi cuerpo tanto como pude para alcanzar las esposas en la parte superior central. Las puse sobre mis muñecas y las cerré. Tomé unas cuantas respiraciones profundas y esperé a que él llegara. Oí el ascensor siendo llamado de vuelta al segundo piso y mi corazón empezó a correr. Unos cuantos minutos pasaron y las puertas se abrieron de nuevo. Resistí el impulso de levantar la cabeza y mirarlo. El constante golpeteo de sus pasos se acercó más y contuve la respiración cuando el sonido se detuvo al pie de la mesa. Oí el sonido del cuero deslizándose contra sí mismo cuando él se desabrochó el cinturón.
—Ciertamente sabes cómo hacerme sentir mejor —dijo él mientras deslizaba sus pantalones por sus caderas. No pude evitar sonreír. Pasó la siguiente hora torturándome y provocándome hasta que quería gritar—. ¡Dilo! —susurró en mi oído mientras su cuerpo se cernía sobre el mío. Tiré de las restricciones, desesperada por tocarlo—. ¡Dilo! —ordenó él, con los dientes apretados.
—Te amo —jadeé. Él se metió dentro de mí y grité por el repentino dolor. Su cuerpo chocó contra el mío implacablemente. Traté de poner las rodillas juntas mientras sentía mi liberación aumentar pero mi cuerpo estaba atado en su lugar.
—Te amo —gimió él en mi oído. Sus palabras fueron mi perdición. El placer recorrió mi cuerpo cuando mis músculos se apretaron a su alrededor. Él continuó empujando hasta que terminó, su cuerpo cayendo sobre el mío. Me besó suavemente mientras sus dedos soltaron las esposas por encima de mi cabeza. Tan pronto como mis manos estuvieron libres las envolví alrededor de él, sujetando su boca a la mía. Quería yacer ahí en sus brazos para siempre. Su teléfono sonó en el piso y traté de mantenerlo en su lugar. Me agarró los brazos y los empujó con fuerza contra la mesa alrededor de mi cabeza. Empujé mis caderas hacia él cuando el teléfono volvió a sonar. Sonrió y comenzó a desprenderse de mí. Hice un mohín, sacando el labio. Él se inclinó y rápidamente lo mordió.
—Tengo que atender. Puede ser mi abogado —susurró. Me relajé en la mesa en derrota. Él sonrió y agarró su teléfono. Mientras hablaba, sus ojos bailaban sobre mí. Me senté y desamarré mi tobillo izquierdo mientras él deshacía el otro. Empezó a pasearse por el piso mientras me deslizaba fuera de la mesa y me ponía la ropa.
Puso su mano en la parte baja de mi espalda mientras nos dirigíamos hacia el ascensor—. Me importa una mierda el dinero. La quiero fuera de mi vida —dijo mientras se pasaba la mano por el cabello. Salimos del ascensor a su sala de estar. Me dirigí directamente hacia el baño para asearme y darle un poco de privacidad.
Cuando regresé Liam estaba sentado en el sofá, con la cabeza entre las manos. Me acurruqué a su lado y le acaricié la espalda con la mano. Se sentó con la espalda recta y agarró mi muñeca en su mano, sus ojos eran fríos.
—No —susurró. Retiré mi mano y él se deslizó hasta el otro extremo del sofá—. Lo siento. —Bajó la cabeza.
—Está bien —susurré—. Hay muchas cosas en tu mente.
Él negó con la cabeza ante mi respuesta.
—Sé que no es justo para ti y lo estoy intentando, pero es difícil para mí estar cerca de la gente —explicó. Asentí, haciéndole saber que entendía.
—Estoy aquí, sin importar el tiempo que haga falta. No voy a ninguna parte. —Él me miró a los ojos y asintió—. Así que... ¿qué te dijo tu abogado? —le pregunté, tratando de cambiar el tema de nosotros.
—Él no cree que deba pagarle. Piensa que yo debería renunciar a mi trabajo. —Me miró con tristeza.
—¿Qué quieres hacer? —le pregunté, inclinándome un poco más cerca de él, tratando de resistir la tentación de tocarlo.
—No sé. No quiero darle ni un jodido centavo más, pero no quiero dejar mi trabajo. Ella gana de cualquier manera. —Él levantó las manos en el aire en señal de derrota.
Nos sentamos en silencio durante unos minutos mientras él pensaba sobre sus opciones. Finalmente, sacó su teléfono del bolsillo y marcó un número. Se levantó del sofá y se dirigió al otro lado de la sala.
—Te conseguiré el jodido dinero, pero si alguna vez vuelvo a ver tu cara, o si te acercas a Cassie voy a matarte.
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Señor Payne // Hot
Fanfiction¿Como su vida puede cambiar de un segundo para otro? ¿Puede confiar en él?