Capitulo 12.-'' Sabes maravilloso. Quiero que saborees cuan maravillosa eres ''

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Maraton 1/2

—Sí —susurré. Sus caderas me empujaron más fuerte.

—¿Sí, qué? —preguntó, su respiración cosquilleando mi oído.

—Sí, señor —respondí en un gemido bajo.

—Todavía no —susurró y su cuerpo dejó el mío. No me gustaba ser torturada así. Tiré del cinturón para liberar mis manos pero estaban inmovilizadas demasiado fuerte—. Gírate —ordenó, y lentamente me volteé. Él estaba al lado de la cama completamente desnudo, con su mano acariciándose a sí mismo mientras lamía sus labios—. Ábrete de piernas —demandó. Separé mis pies ligeramente—. ¡Más separadas! —gritó enojado. Moví mis piernas más separadas, mientras lo observaba dándose placer. Se arrastró sobre la cama, posicionándose entre mis piernas. Su mano libre se deslizó sobre mis bragas, acariciándome mientras copiaba el ritmo en sí mismo. Me apreté contra él, cerrando mis ojos, completamente perdida en el placer—. Mírame —ordenó, acariciando más fuerte y más rápido. Jadeé, pero evité gemir. Se inclinó más cerca besando la parte interna de mi muslo. Hacía cosquillas y traté desesperadamente de empujar mis piernas más cerca pero él las empujó de vuelta. Besó lentamente sobre la línea de mis bragas, respirando calientemente sobre mí. Deslizó sus dedos dentro de mi ropa interior.

—Estás muy mojada. Me pregunto cómo sabes —dijo, mientras movía mis bragas hacía un lado y lentamente empezó a probarme con su lengua. Arqueé mi espalda fuera de la cama, tratando desesperadamente de obtener más de él. Mientras empujaba, impulsó su dedo dentro de mí. Su lengua continuó, mientras su dedo se movía más rápido y con más fuerza. Tomó un momento acostumbrarse, pero pronto se volvió increíble. Emparejé sus movimientos con mis caderas mientras él deslizaba otro dedo dentro de mí, preparándome para él. Giré mis caderas y me presioné contra su boca. Mi cuerpo empezó a temblar mientras olas de placer me atravesaban. No era como nada que hubiera sentido alguna vez. Me quedé quieta mientras las réplicas de mi orgasmo pulsaban a través de mí. El Sr. Payne se movió sobre el largo de mi cuerpo y lentamente apoyó su peso sobre mí.

—Sabes maravilloso. Quiero que saborees cuan maravillosa eres —dijo con voz ronca, mientras sus labios encontraban los míos.

Traté de presionar mis labios juntos pero su lengua forzó su camino hacía mi boca. Pude saborear mis jugos dulces, salados en sus labios. Quería hacerlo parar pero cada vez que luchaba, él se volvía más fuerte. Cargué mis caderas contra las suyas y él se oprimió contra mí. Serpenteó sus dedos sobre mis bragas y tiró de ellas, arrancándolas de mi cuerpo. Se presionó en contra de mi entrada, lentamente. Él era mucho más largo de lo que había esperado. Se mantuvo quieto, parcialmente dentro de mí mientras nos besábamos. Cuando relajé mi cuerpo, lentamente meció sus caderas contra las mías. Después de unos momentos, comencé a mecer las mías con él, mientras empujaba más y más profundo dentro de mí.

—¿Más duro? —preguntó, asegurándose de que lo pudiera aguantar.

—Sí —susurré y empujó sus caderas con más fuerza en contra de mí. Grité, mientras él seguía penetrando cada vez más fuerte dentro de mí, hasta que estuvo completamente dentro. Tiré desesperadamente del cinturón, deseando poder tocarlo.

De repente paró, empujándose fuera de mí. Lo observé mientras estiraba la mano hacia el tocador al lado mío y sacaba un pequeño paquete de aluminio del cajón. Lo rasgó y se deslizó el condón en un movimiento rápido.

—Si voy demasiado rudo necesitas hacérmelo saber. —Me mordí el labio y asentí—. ¡Respóndeme! —demandó.

—Sí, señor —susurré con un gemido bajo. Empujó más fuerte, llenándome otra vez mientras chocaba su cuerpo contra el mío. No trató de ser gentil. Su pulgar encontró mi punto de placer y lo acarició en pequeños círculos. Sentí mi cuerpo apretarse alrededor de él y gimió, apretando su mandíbula mientras mantenía un ritmo perfecto. Mi cuerpo empezó a oprimirse incontrolablemente debajo de él pero él no desaceleró. Mientras me corría otra vez, él empujó más y más fuerte, colapsando finalmente sobre mí mientras jadeaba en mi oído. Perezosamente se estiró para liberar mis manos del cinturón.

Señor Payne // HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora