—Hace mucho calor —se quejaba la rubia mientras se dejaba caer en el sofá—. Ugh.
—¿Qué querías? —rió Lapis—. Aún estamos en verano. Y a mi me gusta, el clima es bueno para ir a la playa, y la ropa que puedes usar es linda...
—A mi no me gusta la ropa de verano, suele ser corta y no se me ve bien, a ti sí.
—Sí se te ve bien, Peridot —sonrió y terminó de limpiar el mueble del televisor—. Se te ve muy bien...
—Dices eso porque eres mi novia —dijo avergonzada—. Lo dices por compromiso.
—No es cierto.
—Sí lo es.
—No.
—Que sí.
—Que no —le arrojó un cojín del sofá mediano—. Y ya cállate —rió.
—Bien, bien... —sonrió.
—Te traeré algo para que puedas refrescarte.
—¿Me traerás una limonada? —dijo tallándose los ojos, luego bostezó—. Cielos, pero qué sueño tengo.. ¡Ahh! ¡¿Qué te sucede?! —se levantó rápidamente del sofá.
Lapis estalló de la risa, por poco y dejaba caer el vaso que antes contenía el agua que había sido vertida sobre Peridot. No podía evitar los ronquidos en su escandalosa risa.
—Dijiste que tenías calor, bebé —le guiñó y continuó riendo—. Debiste ver tu reacción...
—No fue gracioso —dijo haciendo una mueca—. ¡Lapis deja de reír ya! —empezó a reír también—, creí que me querías... —cerró sus ojos y puso sus manos en su pecho.
—Claro que te quiero —tomó sus manos, sonriendo—. Mucho, mucho.
—¿Sí? —preguntó de manera tierna.
—Sí, pero es muy divertido hacerte bromas —rió y le dio un pequeño beso en la mejilla—. Pero sabes que te adoro.
—Ay.
—Te daría una toalla para que te secaras, pero con este calor estarás bien en un par de minutos.
—Lo sé —suspiró y se quitó sus lentes—. Pero estos sí debo limpiarlos y secarlos bien.
—Oh, iré por algo para eso.
—No —tomó la holgada blusa de su novia—. ¿Sabes? Esta tela está bien para secarlos.
—Ah, okay —rió.
—Listo, gracias señorita Lazuli.
—De nada —se alejó de ella y fue a la cocina—. Oye, Peridot —elevó la voz.
—¿Qué pasa?
—¡Sí tengo limonada! —rió—. Te llevaré un poco.
—¡Gracias!
—Toma —le dio un vaso casi lleno, la rubia bebió rápida, estaba muy sedienta—. Peri —se sentó junto a ella.
—Dime —seguía bebiendo.
—Sé que querías estar estos días aquí, porque son libres y eso...
—¿Quieres ir a algún lugar?
—Sí, recuerdas a Steven, ¿verdad?
—Claro —sonrió—, ese chico es genial.
—Bueno, estaba pensando en que podemos ir a donde vive, Ciudad Playa, está a unas horas de aquí. Y no creo que haya problema si nos quedamos a dormir allá.
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Hazme sentir | Lapidot
أدب الهواةDespués de pasar por cosas terribles, ambas comienzan a conocerse aún viviendo en un desastre. Lapis y Peridot tendrán que aprender a ser sinceras y apoyarse en todo momento. En el amor no todo es felicidad, y menos en su situación.