Capítulo 37 (Fin).

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El invierno en aquella ciudad costera estaba por terminar, el clima comenzaba a ponerse un poco cálido, el aire era puro y el ligero aroma a sal estaba presente.

Peridot estaba por terminar su turno de trabajo.

Después de arreglar todo lo que podía, se mudó cerca del mar, al principio se había quedado unos días a vivir con Steven y sus tutoras. Pero poco tiempo pasó para que lograra conseguir un trabajo en una tienda de electrónica, y encontrar una casa adecuada, le iba muy bien. Ganaba lo suficiente para poder mantenerse a ella misma y darse uno que otro lujo.

Jasper por su parte, había conseguido también empleo al mudarse cerca de la rubia y el chico Universe, trabajaba como instructor de un gimnasio en una ciudad vecina, desde que había empezado le habían llovido mujeres coquetas, y uno que otro hombre.

Por varios meses él había mantenido sus sentimientos por Lapis, todo ese amor, pero con el paso del tiempo, fue perdiendo fuerza. Jamás dejaría de quererla, Lapis Lazuli era una persona muy importante en su vida; pero sabía que jamás tendrían una relación romántica. El tiempo que había estado lejos de ella le había ayudado a superar aquellos sentimientos, y estaba bien con ello.

Y bueno, respecto a la chica de los ojos azules, ella se mantenía en contacto con él. Le hablaba de cómo vivía y cómo trataba de mejorar estando al otro lado del país.

Al principio mencionaba cosas relacionadas con su recuperación después de haber sido operada del tumor que tenía, afortunadamente, todo había salido bien, y se estaba mejorando.

Después, hablaba más de cómo estaba su pequeña hija, en cómo su relación mejoraba bastante, y en cuanto la amaba. Jasper siempre tenía llamadas con Malachite, siempre y cuando se diera la oportunidad.

En tanto a Peridot, por alguna razón Lapis no estaba mucho en contacto con ella, pero la rubia siempre hallaba la forma de que el musculoso la mantuviera al tanto de Lazuli y Malachite, y gracias a eso también, Jasper y Peridot mejoraron su amistad.

La rubia no solía estar sola en su pequeña casa, ya que Amanda y Chrisolite se habían establecido ya de manera definitiva cerca de Ciudad Playa, y siempre la visitaban. Solían salir a pasear y la joven de ojos esmeralda les hablaba sobre su amada Lapis Lazuli, y cuanto le emocionaba volver a verla y que ellas pudiesen conocerla, pensaba y deseaba que les agradara mucho.

Tampoco había perdido comunicación con las chicas Moore, y lo último que sabía de ellas era que Onyx seguía teniendo una relación con Sam, y Obsidiana seguía disfrutando de la soltería, ambas sabían también que como Lapis le había comentado un poco a Jasper, pagarían por lo que habían hecho, pero mientras tanto, intentaban vivir.

Se había desligado totalmente de su madre biológica y su hermana mayor, de ellas no sabía nada desde los más de siete meses que se había ido de su antigua casa.

Y también, cuando lo pensaba así, recordaba que tenía tanto tiempo sin ver a Lapis Lazuli.

Peridot necesitaba contemplarla, poder tocar su piel, tomar sus manos, besar sus dulces labios.

Al menos, ya tenía la casa cerca del mar, le faltaba adoptar una mascota, un perrito, en serio quería hacerlo. Vivir con ella y por fin entregarle ese anillo de la forma en que deseaba hacerlo. El pequeño objeto de plata siempre estaba guardado en el estuche, frente el mueble con el espejo de su habitación.

Esperaba por ella.

También tenía otro regalo para la joven, por su cumpleaños, y que había esperado a entregárselo alrededor de tres meses, y tal vez serían más, pues no sabía cuando iba a regresar.



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