Capítulo diez.

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—Tengo... hambre. —Jadeé mientras me retorcía en mi lugar, Aurora intercambió una mirada preocupada con Cedric al tiempo que Spencer pasaba un paño húmedo por mi frente ardiente y perlada de sudor.

—Lo sabemos, Hope, pero Colm dejó claras instrucciones de no darte sangre por mucho que rogaras.

— ¡Al diablo con Colm!—Grité retorciéndome aún más.

Escuché con atención los dos latidos provenientes del cuerpo de Aurora, el suyo era algo calmado y el de la bebé agitado, sin preocupación alguna, eso logró calmarme un poco.

Claro que la paz no duró mucho.

Con mi nuevo oído súper sensible logré escuchar una pequeña explosión antes de que comenzaran los gritos. Miré a Cedric y él miró a Spencer, ambos asintieron y salieron corriendo para ver qué sucedía.

Poco tiempo después Colm y Luther llegaron corriendo a la cabaña, Colm me tomó en brazos mientras que Luther ayudaba a salir a su cuñada por la puerta trasera, la cual era muy diminuta. Entre delirios por mi parte observé fijamente a Colm mientras él me llevaba en brazos por el bosque hasta llegar a la mansión de su hermano, donde varios guardias nos esperaban.

—Cazadora, escúchame. —Pidió Cedric dándome a Híbrida con cierta renuencia. —La manada está bajo ataque por el poder así que debes cuidar a Aurora con tu vida, asesina a quien intente hacerles daño, por favor.

—Haré... lo...que... pueda. —Mascullé entre dientes, tomando con fuerza mi espada y luchando para mantenerla en mi mano.

—Gracias. —Miró a su esposa y la besó. —Nos vemos mañana, cariño.

—Cuídate. —Aurora lo miró con lágrimas en los ojos y Cedric se fue.

—Intenta mantener el hambre a raya. —Me aconsejó Colm dejando un beso en mi sudorosa frente. —Nos vemos en unas horas.

—Lo mismo digo. —Luth besó mi cabello y ambos hermanos siguieron a su hermano y Alpha a la batalla.

Tomé asiento en el piso, poniendo a Híbrida sobre mis muslos, y Aurora se recostó en la cama a mi espalda, cerré los ojos, tratando de concentrarme en los sonidos que había al otro lado de la puerta y no en el hambre voraz que atacaba mis entrañas.

No pasó mucho tiempo antes de comenzar a escuchar pequeñas peleas fuera de la mansión, junto con los gruñidos de los guardias ante el esfuerzo de defender a su Luna. Giré un poco la cabeza al escuchar la ventana de la habitación de al lado romperse y tragué saliva, para luego levantarme de un salto cuando la puerta de la habitación en la que estábamos ambas se abrió con violencia, dejando a la vista a una niña vampiro y a dos lobos.

—Cazadora. —Musitó la niña, palideciendo, y retrocedió.

Sonreí de lado al ver el efecto que seguía causando en estas criaturas y me abalancé sobre ella, gritó y le corté la cabeza de un tajo limpio, silenciando los gritos que martilleaban mi cabeza. Miré a los lobos justo cuando ambos se abalanzaban sobre mí, comenzando así una danza sangrienta sin fin.

En ningún momento solté mi espada, logrando cortar y herir de gravedad a mis oponentes, claro que no contaba con un segundo vampiro, quien se abalanzó sobre Aurora. Gruñí y pateé a ambos lobos fuera de la habitación, para luego correr hacia el vampiro y, sin pensar, clavarle mis nuevos incisivos en el cuello, ocasionando así que el delicioso sabor de la sangre explote en mi boca.

Comencé a succionar con frenesí, extasiándome por el dulce pero a la vez metálico sabor de la sangre, miré a Aurora mientras lo hacía y solté el cuerpo, ahora sin vida, del vampiro.

— ¿Estás bien?—Pregunté, limpiándome las comisuras de la boca con una de las esquinas de la sábana.

—Sí, gracias.

—Es mi traba... —Alguien tomó mi cabeza por ambos lados y la giró con violencia, logrando que mi cuello se rompa. Pronto todo se tornó negro.

(...)

—Estamos aquí reunidos para celebrar la vida y muerte de la Cazadora, muchos sabemos que fue la asesina más temida por todos nosotros y, ahora, digo que nosotros por fin descansaremos en paz mientras ella hace lo mismo.

Abrí los ojos y fruncí el ceño ante las palabras de Cedric, levanté ambas manos dentro de lo que creo es un ataúd y empujé la tapa de este con mi fuerza sobrenatural, me senté derecha y miré a mi alrededor con el ceño fruncido.

— ¿Se supone que estoy muerta?—Pregunté a Cedric, él asintió mirándome con aburrimiento.

—Sal de ahí, acabas de arruinar mi grandioso día.

—Mal por ti. —Musité con una sonrisa y Luther me tomó en brazos, ayudándome a salir del ataúd. — ¿Qué pasó?

—Te mataron.

—Y sorprendentemente estás viva.

—Así que ahora soy un vampiro. —Afirmé, Colm negó con la cabeza.

—No, sigues siendo humana, lo huelo en ti.

—Yo huelo muerte en ella. —Contestó Luther mientras me olfateaba. —Aunque sí, estás viva.

— ¿Y entonces?

—Sigues pasando por la transición, cuando termine finalmente estarás muerta.

— ¿Eso es posible?—Parpadeé repetidas veces mientras me llevaba ambas manos al estómago al sentirlo rugir.

—Eso es lo que estoy investigando. —Musitó Spencer absorto en su computadora y libro. —Creo que puedo ayudarte con la sed de sangre, pero para eso deberé someterte a un hechizo y sé que no eres fan de eso.

—Solo logra que se detenga el dolor. —Gemí mientras mis colmillos pinchaban mis labios.

—Bien. —Tomó una daga de su cinturón y se apresuró a cortar un mechón de mi cabello, lo aniquilé con la mirada mientras él comenzaba a murmurar unas palabras en otro idioma, cuando acabó el mechón desapareció. —Listo, ahora tu sed estará a raya y solo deberás beber sangre una vez al mes, o cuando Colm crea apropiado.

—Genial. —Sonreí y miré a los hermanos. — ¿Qué va a pasar conmigo ahora?

—Trabajarás.

—Y probablemente volverás a la universidad.

— ¿Son conscientes de que estaré rodeada por criaturas que no les agrada mi presencia?—Pregunté mientras balanceaba mis piernas, ambos asintieron. —En ese caso, sean conscientes de que a la mínima provocación acabaré con quien se meta conmigo.

—Hope. —Gruñó Luther, me encogí de hombros.

—No está a discusión, Cazadora, irás y punto.

— ¿Cuándo?—Gruñí, hastiada.

—Cuando nazca Chelzea, disfruta de tu tiempo ahora que puedes. —Me aconsejó Cedric y junto con Aurora se fueron, dejándome con mis compañeros de cabaña.

— ¿Y ahora qué?

— ¿Alguien quiere ir al cine?—Spencer levantó la mirada de golpe mientras sus ojos adquirían un brillo extraño, Colm sonrió abiertamente y yo solo me dediqué a asentir.

Nada malo podría pasar en el mundo de los humanos, ¿o sí?, además, solo serían unas horas fuera, nada puede ocurrir tan rápido.

Cazadora: Licántropos y VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora