Capítulo catorce.

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—Toma. —Levanté la mirada del suelo y miré a Colm, quien me tendía un enorme vaso lleno de un líquido que no era mi preciado alimento —Esto calmará tu hambre.

— ¿Cómo sabes que...?

—Tus colmillos están mordiendo su labio desde hace cinco minutos. Anda, bebe un sorbo. —Me instó interrumpiendo mi pregunta.

— ¿Qué es?—Entrecerré los ojos, sentándome en la isla de la cocina en la mansión de Cedric.

—Malteada de chocolate con sangre de conejo, está deliciosa.

Hice una mueca y bebí de la pajilla, inundando así mi boca con el explosivo sabor del chocolate amargo con el dulce sabor de la sangre. Me terminé la malteada en un minuto, o menos.

—Deliciosa. —Jadeé, devolviéndole el vaso.

—Te lo dije.

Las luces parpadearon y pronto se escucharon los pasos apresurados de los guardias correr en dirección a las habitaciones, intercambié una mirada con Colm antes de seguirlos.

— ¿Qué ocurre?

— ¡Es la Luna! ¡Las hechiceras se han encerrado con ella en el baño principal!

Abrí los ojos de manera desmesurada y me adelanté, desenvainando el cuchillo de caza que colgaba de mi cinturón, para luego abrir la puerta de una patada, encontrando a Spencer, Cedric y Luther mirar con odio mal disimulado a mis mentoras.

— ¿Qué hacen aquí?—Gruñí, apuntándoles con mi arma.

—Ella nos debe algo.

—No les debe nada. —Gruñó Cedric con los ojos brillantes, ambas hicieron una mueca de desagrado.

—El agua está llena de flor de Jade, cortesía de uno de tus sirvientes traidores. —Comenzó a decir mi mentora menor.

—Hay cantidad suficiente para asesinar a tu pequeña Alpha, Cedric, será mejor que la saquen ya. —Terminó la otra y sonrieron.

Cedric se apresuró a entrar en la bañera, pero mis mentoras se lo impidieron. Gruñí y corrí a la bañera, quitándome la chaqueta, para después sumergirme hasta el fondo en el agua, pronto sentí mi piel escocer antes de ver, aún bajo el agua, cómo comenzaba a desprenderse por pedacitos de mis extremidades.

Solté un alarido y salí a la superficie, gritando por el dolor. Busqué a Aurora con la mirada y la tomé en brazos, mientras mi piel caía poco a poco por el agua.

— ¿Dijimos Flor de Jade? Oh, perdonen, quisimos decir Tacca Chantrieri.

— ¡Váyanse a la mierda, brujas!—Les grité sacando a Aurora del agua, Cedric la recibió con preocupación.

—Siempre te hemos dicho que controlaras ese temperamento explosivo y ese lado impulsivo e infantil que posees, Cazadora.

—O iba a terminar matándote.

—No nos has hecho caso.

—Y ahora tu vida peligra.

—Felicidades, niña, has conseguido que te maten.

Una ola con toda el agua de la bañera, que era gigantesca, se elevó sobre mi cabeza, miré de reojo a Colm antes de cerrar los ojos con fuerza, y la ola rompió de lleno en mi cuerpo, carbonizando, literalmente, mi piel.

(...)

Abrí los ojos de golpe y me aparté de los brazos de Luther, los cuales me rodeaban, para mirar a mi alrededor, confundida.

Cazadora: Licántropos y VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora