Capítulo veintidós.

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Hope's POV

Tomé entre mis manos la cabeza de la criatura frente a mí y comencé a correr a su alrededor sin soltarla, por lo que cuando tomé impulso y corrí un tramo por la pared un doloroso ¡crack! Se escuchó y la criatura cayó inerte a mis pies.

Sonreí con la respiración jadeante y el cuerpo sudoroso, era el décimo round que me llevaba al bolsillo, mi ropa había sufrido por las batallas y tenía uno que otro rasguño de poca importancia.

— ¡Y Hope Green asciende de rango en la tabla con una puntuación perfecta de 3, 299!—Sonreí con satisfacción al escuchar el número de mis víctimas, las cuales solo habían perecido aquí, en el club. — ¿Qué dices, Cazadora? ¿Cerramos el número?

—Absolutamente, vamos, Well, dame uno bueno. —Lo miré con desafío, él lo pensó un momento y sonrió.

— ¡Y por una puntuación de 101 puntos la Cazadora deberá cazar a su próxima presa y traerla aquí con vida!

Bufé y miré mis uñas con aburrimiento, tenía los 101 puntos en la bolsa. Asentí en su dirección y fui a la estantería donde se exhibían todo tipo de armas, desde medievales hasta las de hoy en día.

Con una pequeña sonrisa tomé un hacha con hoja de acero y dos frascos de extracto, uno de Tacca Chantrieri y otro de flor de Jade. Me quité la blusa, ahora desgarrada, y me quedé en sujetador, ocasionando que varios cazadores me miren con deseo y uno que otro silbe en mi dirección. Imbéciles.

— ¿Dispongo de un equipo, Well?

—Elige a dos personas, preciosa. —Me guiñó un ojo con coquetería, asentí.

—Tyron Green y Murray Huffy. —Ambos se plantearon frente a mí con una sonrisa. —Vamos, chicos, hay una criatura que cazar.

(...)

Regulé los latidos de mi corazón a medida que corría por el bosque en una persecución por mi presa, la cual era una vampiresa de aproximadamente 80 años, una de las medianas y fáciles de capturar.

Elevé mi hacha por encima de mi cabeza, tomando el mango con ambas manos, antes de apuntar y lanzarla con fuerza y precisión, dándole justo en medio de la espalda. Ella gritó de dolor y cayó al suelo de un golpe sordo, reí, animada, y caminé con lentitud hacia ella, agudizando mis sentidos, alerta a cualquier amenaza que tratase de liberarla.

—Hola. —Me acuclillé a su lado, ella me miró con odio. —Es una linda noche para cazar, ¿no lo crees?

—Perra. —Musitó y me escupió, acertando en mi hombro desnudo.

—Me han llamado cosas peores. —Me encogí de hombros y le quité el hacha de la espalda, ocasionando que ella grite y un chorro de sangre sea disparado de la herida. —Uh, eso se ve muy mal. —Me puse el hacha al hombro, ensuciando mi hombro derecho con su sangre. —Pero te dejaré peor. —Dije con picardía y la obligué a levantarse mientras tomaba el frasco del extracto de Tacca. —Abre la boca. —Dije con seriedad, ella obedeció y la obligué a tragar el contenido, comenzó a gritar. —Shh, guarda esos gritos para el club, dulzura, que tu noche conmigo apenas comienza.

Sus ojos se llenaron de terror mientras una sonrisa cruel aparecía en mis labios, la tomé con rudeza por el brazo izquierdo y la obligué a caminar, enterrando mis dedos en su herida para evitar que sanara con su acostumbrada rapidez.

Mis sentidos gritaron una alerta por lo que tomé mi hacha de nuevo y clavé el filo de la hoja con fuerza en su mano, provocando un gran corte del cual sangre comenzó a salir de inmediato. El filo la mantuvo en su lugar, evitando así un posible escape.

Cazadora: Licántropos y VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora