Capítulo treinta y siete.

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Gruñí de frustración mientras luchaba contra las ataduras que rodeaban mis brazos y tobillos, sin éxito. Los demás parecían tener los mismos problemas mientras los esqueletos nos miraban fijamente, o eso parecía que hacían sus cuencas vacías.

— ¿Qué es lo que quieren?—Mascullé, escuchando a Korbin llorar a unos metros.

—No es lo que nosotros queramos, sino lo que ella quiere. —Explicó Abraham mientras observaba a Mathyas, quien de abrazaba a la pierna de Colm, a mi lado. — ¿Él es mi hijo?

—Técnicamente. —Contesté, cortando de manera imperceptible las ataduras con una de mis dagas.

—Ya no. —Contestó Colm al mismo tiempo que yo, Abraham lo miró con ambas cejas alzadas. —Su padre murió, tú eres una copia de lo que él fue.

— ¿Y quién es su padre ahora? ¿Tú?—Se burló, pero lo conocía lo suficiente como para saber que su comentario le había molestado.

—Claro, ¿tienes algún problema con eso?

—Yo lo engendré.

—Y yo lo cuido y crío, ¿quién lleva las de ganar?

—Mathyas, ¿quién es tu papi?—Abraham se arrodilló ante él, mi pequeño lo observó a través de los rizos que imposibilitaban su visión.

—Él. —Se abrazó más a la pierna de Colm. Él sonrió, triunfal y feliz, mientras Abraham ardía de furia. —Él es mi papá.

— ¡Déjense ver!—Rugió Abraham con los ojos brillantes.

Detuve mi intento de huida al observar el rostro de Luther emerger de las sombras, solo que él era diferente a como lo había conocido, ahora era enorme y extremadamente musculoso, igual que Abraham, los chicos que aparecieron de entre la vegetación del bosque eran iguales a ellos. Palidecí al encontrar el rostro de Ezra entre ellos, con la misma altura y músculos que Abraham y Luther.

—No puede ser. —Masculló Tyron por lo bajo, observando el rostro de nuestro hermano con asombro. —Joder, ¿qué te pasó? Porque yo quiero que me pase lo mismo.

—No digas idioteces. —Gruñó Ryan, dándole una mirada de reproche.

— ¿Qué es todo esto, Abraham?—Inquirí sintiendo una extraña fuerza recorrer mi cuerpo, mis músculos, en especial mis muslos, estaban tensos, y el latido de mi corazón desenfrenado.

—Él es Kit, vampiro del Reino Unido. —El rubio de ojos rojos con motas zafiro me dio una sonrisa ladina, mi corazón latió más rápido mientras un jadeo escapaba de mis labios. Colm y Arwood me miraron confundidos. —Y Ezra, tu antiguo hermano y un brujo aprendiz. —Todos se posicionaron a los costados de Abraham y sonrieron, mis piernas cedieron ante mi peso. —Y todos nosotros, además de Colm y Arwood, somos tus parejas de vida. Agradécele a la Diosa Luna por hacerte híbrida.

—Desátenla. —Ordenó Ezra con las manos brillantes y verdes, los esqueletos obedecieron y me llevaron ante ellos. Caí de rodillas frente a Abraham y lo miré con desafío.

—Prepárate, Cazadora, porque esto te va a doler. —Musitó Kit con una sonrisa y, en menos de un parpadeo, sus colmillos habían atravesado mi piel, arrancándome un grito ahogado por la sorpresa.

Un extraño ardor comenzó a recorrerme mientras él dejaba su veneno en mí, sacó los colmillos mientras mi vista se nublaba y lamió la marca que había hecho, haciendo que una ola de placer me recorriera e hiciera que me retorciera en mi lugar.

—Colm, ven aquí. —Ezra chasqueó los dedos y el susodicho caminó en mi dirección con los ojos escarlata brillantes, pero con los puños tensos. —Márcala. —Ordenó, Colm lo hizo sin chistar y la misma oleada de calor y placer me recorrió, cada vez veía más borroso.

Luther se posicionó del lado contrario a las marcas nuevas, me miró a los ojos un instante y me mordió. Esta vez, cuando su veneno comenzó a correr en mí, el frío reemplazó al ardor inicial y el placer fue mucho más intenso, tanto que me hizo largar un gemido.

¿Qué carajos pasa conmigo?

—No lo disfrutes tanto, querida. —Musitó Abraham acuclillado ante mí, intenté enfocar su rostro pero mi vista no se hizo más nítida.

Mis músculos se tensaron cuando sus colmillos lobunos perforaron mi clavícula y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza, lamió la marca y grité de profundo dolor, sobresaltándolo.

— ¿Qué le pasa?

—No lo sé, pero hazte a un lado, es nuestro turno. —Gruñó Ezra rodeándome junto a Arwood, a quien su magia lo había comenzado a rodear y ahora chisporroteaba.

—Lo siento, Hope. —Masculló él entre dientes antes de mandarme dos rayos de magia negra a la par de Ezra con rayos verdes.

Grité y caí hacia atrás, me llevé ambas manos al cuello, sintiendo las nuevas marcas, mientras mi cuerpo saltaba sobre sí mismo gracias a las descargas que estaba recibiendo. Minutos después el dolor paró y una extraña calma me abordó, solté un suspiro tembloroso y recargué mi cabeza en el césped, sintiendo mis párpados repentinamente pesados.

—Bastardos. —Fue lo único que dije antes de caer inconsciente.

Colm's POV

— ¿Por qué?—Mascullé con Mathyas abrazado a mí, mirando con los ojos entrecerrados a nuestros carceleros mientras que Hope descansaba tranquilamente en brazos de Abraham.

—Órdenes de Asedora. —Contestó Kit mientras jugaba, encantado, con las manos de Korbin, quien estaba en brazos de Arwood, el cual miraba con cara de pocos amigos al chico.

— ¿Qué gana ella con las marcas?—Espeté, terriblemente confundido.

—El control sobre Hope. —Contestó Arwood mientras alejaba a su hijo de las manos de Kit. —Sonará machista pero los varones de las relaciones siempre tienen un poder... especial sobre sus mujeres cuando son marcadas.

—Bien podrías decirle a Hope que decapite a Matty y ella lo hará sin chistar, aunque consciente de lo que hace.

—Es control absoluto sobre ella. Además, estamos vinculados, podremos saber dónde está y en qué estado se encuentra con un solo pensamiento.

—Y... —Abraham me miró triunfal. —No podrá hacernos daño aunque quisiera gracias al lazo. Ella misma moriría si lo hiciera.

Mierda.




Mierda

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Cazadora: Licántropos y VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora