Capítulo cuatro.

17.4K 1.4K 62
                                    

Me levanté con dificultad del sofá en el que dormía desde hacía una semana y caminé arrastrando los pies hasta la cocina, donde el olor de tocino siendo cocinado había despertado mi hambre.

—Hola. —Dije a Spencer, quien cocinaba, e hice una mueca de dolor al sentarme en el taburete frente a la isla de la cocina.

Como era habitual no tuve respuesta alguna de su parte, únicamente se limitó a dejar un plato de tostadas con mantequilla untada encima y tocino frente a mí, mi estómago gruñó con fuerza y me apresuré a ingerir mi desayuno en silencio, disfrutando del sabor del tocino en mi boca.

Repentinamente Colm entró corriendo en la estancia seguido por Luther, quienes me empujaron por los hombros al pasar por mi lado y de una forma u otra terminé en el suelo con un golpe sordo, para luego sentir cómo la sangre comenzaba a correr por mi espalda y pecho. Suspiré con pesadumbre y me levanté con lentitud y con ayuda de la isla, miré el lugar donde antes había caído y me apresuré a limpiar la sangre que ahora manchaba el suelo.

Gracias a los dos idiotas ignorantes frente a mí, que ahora peleaban por una salchicha, mis heridas aún no sanaban ni un poco, ya que ellos siempre estaban peleando y corriendo de aquí para allá, derribándome al suelo y haciendo que vuelvan a abrirse las heridas.

Salí de la cocina luego de dejar mi plato en el lavavajillas y caminé al baño, hice mis necesidades y me dispuse a lavar la única blusa, perteneciente a Aurora, que tenía. Una vez que la sangre dejó de verse en la prenda, la exprimí con fuerza y me la puse, ya que mis heridas habían dejado de sangrar.

Salí del baño y me senté en el suelo frente al rompecabezas de 1500 piezas que me encontraba armando por tercera vez en la semana.

—Hola. —Levanté la mirada y miré a Aurora, quien venía caminando alegremente hacia mí con su abultado vientre rebotando ligeramente a su andar. — ¿Cómo estás?

—Igual que antier, Aurora. —Dije volviendo a fijar mi mirada en el juego. — ¿Y ustedes?

— ¡Perfectamente!—Chilló ocasionando que me sobresaltara. —Cedric y yo al fin tenemos un nombre.

— ¿Y cuál es?—Pregunté por cortesía y acomodé una pieza en su lugar correspondiente.

—Chelzea, con z. —Dijo emocionada, me limité a asentir. — ¿Quieres que vayamos a ver la universidad?

— ¿Eh?—La miré, confundida.

—Seguirás asistiendo a la universidad, quiera Cedric o no, solo estaba esperando a que tus heridas sanaran un poco para que pudieras empezar.

—No estoy segura, todos aquí me odian y no quiero otro castigo del Alpha por arrancarle los ojos a una profesora o algo así.

—Respecto a eso... Cedric se siente culpable por lo que ocurrió y...

—Con todo respeto hacia ti, Aurora, lo que Cedric sienta o no me importa un carajo. Lo hecho, hecho está. —Me encogí de hombros e hice una mueca. —No tengo nada mejor que hacer así que vamos.

Ella chilló emocionada y tiró de mí, levantándome a la fuerza. Hice una mueca y ambas salimos de la cabaña, siendo observadas por Colm y Luther.

Caminamos por el bosque hasta llegar a un bloque de edificios blancos con varias ventanas, era de un tamaño considerable y había varias personas, en su mayoría adolescentes, frente a ella, charlando animadamente o solo fumando. La atención recayó en nosotras y todos se apartaron del camino de su Luna, mientras que siseaban o gruñían al verme detrás de ella.

Entramos en el lugar, logrando que todas las miradas se posaran en nosotras, está de más aclarar que me miraron de una manera poco agradable. Caminamos a través de los pulcros pasillos hasta detenernos frente a una oficina, donde ella entró sin tocar, arrastrándome detrás suyo.

Cazadora: Licántropos y VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora